12°SAN LUIS - Domingo 28 de Abril de 2024

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"Venir a vivir a San Luis fue una de las mejores decisiones que tomé en mi vida"

Fue  semifinalista de "Masterchef".  El bioquímico está radicado en la provincia desde que tiene 18 años.  Repasó su vida, sus pasiones, sus obsesiones, su paso por el reality y su futuro.

Por redacción
| 03 de septiembre de 2023
El puntano cordobés. El participante que sorprendió a todos en el mayor éxito televisivo del año volvió a San Luis para retomar sus actividades laborales y recuperar su vida. Fotos: Martín Gómez.

Eso que se llama futuro y que para muchos es impredecible, aparece promisorio en la vida de Rodrigo Salcedo, el semifinalista de “Masterchef” que la semana pasada retomó parte de su rutina previa a su irrupción en el ciclo culinario de Telefe. El día a día del bioquímico cordobés que a los 18 años se radicó en San Luis incluye guardias en el Hospital de San Martín, estadías cortas en su casa de la ciudad, algunas presencias y eventos en Buenos Aires, y un tira y afloja constante con algo parecido a la fama. Y fotos, muchas fotos con todo el mundo.

 

Una de las razones por las que Rodrigo se saca tantas fotos es porque nunca se niega a un pedido. De cualquiera. Puede estar apurado, abrumado por los compromisos o con el delantal de bioquímico en la sala de hospital, pero siempre se hace tiempo para el “sí, boludo”, si quien se lo pide es un varón; o el “sí, por supuesto”, si, como en la mayoría de los casos, se lo pide una mujer. De inmediato mejora su pose, arregla una sonrisa que ya tiene incorporada como parte de su personalidad y deja que el juego de ser una celebridad (por más que no le guste) interfiera por un rato en su vida.

 

Algunas de las cosas que no disfruta tanto en el nuevo orden vital son las entrevistas. Se las piden a granel y en la continuidad de una forma de ser que le mostró a todo el país y con la que cautivó a millones de espectadores se entrega con la mejor de sus ondas a responder las preguntas, a contar anécdotas, a revivir las extensas grabaciones del programa y a analizar las razones que lo llevaron a erigirse como “el favorito de la gente”. "Así, entre comillas", dice para afrontar una preocupación constante en su discurso: no sonar arrogante.

 

“Mi intención es que dentro de poco mi vida en San Luis sea igual a la que era antes del programa. Soy la misma persona que cuando entré a 'Masterchef', no me cambió nada estar en el ciclo. Fue una experiencia que hice en el medio y de la que saqué muchas cosas positivas”, dijo el profesional que, todavía, para presentarse ante alguien al que ve por primera vez, antes de extender su mano o entregar su mejilla, dice su nombre. Como si hiciera falta.

 

 

No me interesa la fama para nada, no es algo que busque; espero poder retomar pronto mi vida normal

 

El reacomodamiento de su cotidianidad implica el retorno a su trabajo en el laboratorio público del pueblo del norte provincial y la intención de que los viajes a la capital sean cada vez más esporádicos. Supone Rodrigo que su figura irá menguando con el paso del tiempo y los pedidos de selfies ya no serán una constante.

 

“Tenía un poco de miedo al pensar en mi retorno al hospital. Yo por mi labor tengo que mantener un trato profesional con el paciente, de cierta distancia, y creí que se iba a hacer difícil combinar eso con la exposición que tengo. Pero el trato que me dieron fue muy respetuoso, muy cariñoso. Todos me decían algo relacionado a

 

'Masterchef', por supuesto, pero siempre con mucha ubicación”, resumió Salcedo con su eterna sonrisa.

 

 

 

Sin embargo, algunas situaciones le dieron la razón a las previsiones del participante. En el segundo día de trabajo en San Martín, Salcedo le estaba dando indicaciones de cuidado muy importantes a una mujer que tenía a su hija internada. En su rol de paramédico, el profesional tenía su gesto atenuado y mientras hablaba sentía que la madre de su paciente no le estaba prestando la atención adecuada. Cuando terminó las indicaciones, Rodrigo hizo la pregunta de rigor: “¿Entendió señora?”. La respuesta le dio la seguridad de que no: “¿Cómo lo trató Wanda en el programa?”.

 

En este tiempo en la provincia, el exparticipante ya volvió a la carnicería de “El Flaco”, en San Martín, —que mencionó en una emisión del programa— para hacer su compra semanal y ya se contactó con la mayoría de sus amigos, con los que juega al fútbol cada tanto.

 

Una de las pocas polémicas que se generaron por su participación en el reality (la mayor fue su eliminación dos programas antes de la final y la determinación de una parte de los espectadores de no ver el último episodio) se construyó para parte del público puntano en el reconocimiento como cordobés que Rodrigo hizo en algunas charlas con la conductora, que tenía su contraparte cuando sus seguido- res de la provincia vecina le reclamaban que se mencionara puntano. Salcedo lo dejó en claro en uno de los programas cuando aseguró que no se sentía representante de ninguna provincia. También ahora se ocupa de aclararlo.

 

“Yo nací en Córdoba, en Río Cuarto, pero desde los 18 años que vivo acá. Y creo que venirme a San Luis fue una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida”, sentenció y contó otras vinculaciones con la provincia. Su padre nació en Villa Mercedes y su hermano trabajó mucho tiempo para una multinacional que tiene una sede en esa ciudad y que ahora lo destinó a Panamá. Tiene una hermana más, profesora de inglés.

 

Luego de hacer la primaria y la secundaria en su pueblo natal, el joven Rodrigo tuvo que definir qué hacer de su vida. El título con el que salió de la escuela tenía una especialidad electromecánica, pero después de evaluar estudiar Psicología o Derecho, se inclinó por Bioquímica con base en una serie de referencias: sus padres tenían esa profesión y administraban un laboratorio en su ciudad, se habían recibido en la Universidad Nacional de San Luis, que tenía una de las mejores facultades en la materia, y la idea de vivir en la provincia le agradaba. “Nunca había venido, pero mis padres me hablaron muy bien”.

 

 

Mi personalidad no es inspirar lástima, sino  sacar todo lo bueno que está pasando con algo, por eso disfruté tanto

 

Fue así que apenas egresado del secundario, un Rodrigo que había cometido sus diabluras adolescentes pese a la mano estricta de su madre se instaló en la provincia e hizo vida universitaria, con asistencias prolongadas en el comedor universitario, del que ahora, con el paladar refinado, no tiene el mejor de los recuerdos.

 

Su residencia en la provincia lo llevó a comprender que San Luis cumplía muchos de los requerimientos que deseaba para su vida. “Primero, tiene el tamaño justo: no es una metrópoli, pero tampoco es un pueblo. Es una ciudad segura que tiene un montón de virtudes para tener una buena vida”, sostuvo.

 

Salcedo se considera un apasionado de todo lo que hace, un obsesivo en mejorar su tarea, sea cual fuera. Ahora, por ejemplo, después de seis meses ausente de su casa por las grabaciones, está dedicado a hacer todo tipo de reparaciones de carpintería, plomería y arreglos generales.

 

Una de las cosas que tiene en claro el cocinero televisivo acerca de su futuro laboral es que será muy difícil que vuelva a su actividad de docente universitario, de la que tiene licencia hace ya mucho tiempo. Llegó a ese puesto como ayudante de Trabajos Prácticos en Química General 1, y a la par de investigaciones y becas en el exterior, se ganó algún rencor de alumnos a los que dejó libres o desaprobó en los exámenes.

 

Salcedo descubrió su amor por la cocina en el momento en que comenzó a trabajar y a tener una capacidad económica que le permitía comprar elementos por fuera de la básica dieta universitaria. “Si bien mi mamá y mi abuela cocinaban muy bien, yo en esa época no tenía mucho interés en ver cómo lo hacían. Por eso es que, a diferencias de otros concursantes, no las tengo a ellas como referencia”.

 

Más bien, el interés por lo culinario le llegó cuando comenzó a convivir con quien fue su pareja y a modo de diversión se ponían todos los días en la cocina a preparar el almuerzo o la cena bajo una consigna que lo llevó a aprender mucho: nunca repetir un plato. Los tutoriales que vio en internet le sirvieron para tomar más información.

 

 

 

Pero nada se compara al curso acelerado que el bioquímico tomó en su paso por “Masterchef”. “Lo que aprendí gracias a los chefs del jurado es algo que no me voy a olvidar nunca. Me dieron un montón de consejos, me ayudaron en todo lo que pudieron. Al principio los enfrenté con un poco de miedo porque son verdaderos monstruos a los que yo les tenía que cocinar, pero con el tiempo nos fuimos aflojando”, sostuvo.

 

La historia del puntano cordobés en el ciclo comenzó casi de casualidad, una noche en la que estaba de guardia en el hospital puntano y en un tiempo muerto que compartía con un médico le llegó el formulario de inscripción. Según contó el propio Salcedo, alentado por su colega, lo llenó como quien llena un talón para participar de un sorteo por un millón de dólares. A la semana, ya se había olvidado.

 

Pero un mes y medio después le llegó un mail en el que informaban que había pasado la primera selección. Comenzó entonces una etapa en la que tuvo entrevistas por Zoom, castings, audiciones y la confirmación de que estaría en el primer programa con la chance de ser uno de los participantes del concurso. Unas peras al vino tinto hicieron el resto.

 

A medida que avanzaba en el ciclo, Rodrigo sintió que el público le tomó un cariño que, al día de hoy, se le complica explicar. “Es rarísimo, no sé cómo llegué a ser tan querido, no sé por qué tuve tanta llegada a la gente. Yo solo me mostré como soy”, dijo el participante, quien agregó que sintió el calor del público en las redes sociales, en la calle y hasta en el guardia de seguridad del canal, que lo saludaba con entusiasmo cada vez que entraba a las grabaciones.

 

 

 

El concursante dijo que sale muy poco de noche y que prefiere las películas a las series, justamente por su carácter obsesivo que necesita que todo tenga un final pronto. Que lee poco, que le gusta estar en su casa y que cuando se pone a escuchar música tiene una amplia lista de reproducción en su computadora que le muestra todos los géneros y artistas. Incluso “El Dipy”.

 

Una de las cosas positivas que le dejó el programa fue una exposición de la que si bien reniega un poco le permite ver lo que viene con toda clase de posibilidades, incluso laborales. El dueño de un restaurante de San Luis le ofreció hacer una burbuja en su espacio para que exponga sus platos y mucha gente le recomendó que probara suerte en el stand up. “Me causa gracia porque consumo mucho ese tipo de humor, pero no me siento capaz de hacerlo. De todos modos, yo no cierro ninguna puerta”, avisó.

 

Es curioso, pero Rodrigo todavía no vio ninguno de los programas en los que apareció en “Masterchef”. Dice que le da un poco de vergüenza verse en televisión y que todavía no está preparado para eso, en una conclusión a la que llegó junto a la psicóloga del programa. Posiblemente en algún momento de su vida se anime a darse un maratón de lo que fue su paso por la televisión y empiece por fin a comprender todo lo que le está pasando por estos días.

 

Redacción / NTV

 

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