20°SAN LUIS - Martes 07 de Mayo de 2024

20°SAN LUIS - Martes 07 de Mayo de 2024

EN VIVO

La nadadora que braceó kilómetros y estigmas

Con 19 años, es la persona más joven en cruzar el Río de la Plata a nado. Luego de fallar un intento el año pasado, la joven de Ituzaingó batió el récord anterior realizado por un hombre y lo hizo en menor tiempo. Doce horas le llevó recorrer desde Uruguay hasta llegar a la costa argentina.

Por Astrid Moreno
| 14 de agosto de 2023
Perseverancia y respeto. Pilar entrenó no solo su físico, sino su psiquis con terapeutas. Además, le pidió permiso al río antes de comenzar su travesía. Foto: internet.

Lejos de atemorizarse por la inmensidad de los ríos y las aguas donde la costa no es visible para el ojo humano, Pilar Tellería se agobia en la monotonía del cloro y las piletas, y prefiere la turbulencia de las corrientes y el oleaje de los paisajes naturales.

 

Los kilómetros empiezan a pasar, el agua se agita cada vez más mientras corre en contra de la corriente. A lo lejos está la tierra, detrás de ella casi doce horas de esfuerzo, aunque en su mente el tiempo perdió dimensión, las lágrimas empiezan a caer con la misma intensidad que siente el dolor en cada músculo de su cuerpo. Sin embargo, nada se compara con las emociones que le generó convertirse en la persona más joven en cruzar el Río de la Plata a nado.

 

La nadadora de aguas abiertas tiene 19 años y es de Ituzaingó. Comenzó sus sueños en Uruguay y los braceó hasta la costa argentina, en Ensenada (La Plata), en exactamente 12 horas, 18 minutos y 40 segundos.

 

 

­—¿Cuál fue tu primer contacto con el agua?

 

—A los 11 años nadaba en piletas y no me gustaba, pero tenía que hacer un deporte, así que empecé. Iba a un club de barrio y uno de los profesores era nadador de aguas abiertas, así que nos dio la oportunidad de tener una primera experiencia, de probar y ahí fue cuando dije es por acá, o sea, me fascinó. Ya no quería tener nada que ver con la pileta. A los trece hice mis primeras competencias de aguas abiertas para chicos, eran carreras cortas, pero lindas. A los 15 años hice por primera vez una carrera larga que, de hecho, voy a volver en noviembre porque amo hacerla. Es en San Pedro, se llama la Vuelta de Obligado y son veinte kilómetros. Fueron más de cuatro horas y ahí me voló la cabeza porque el tiempo en el río pasa distinto, es increíble, como que deja de existir y solo estás ahí con el agua.

 

 

—Tuviste un primer intento fallido hasta que pudiste finalmente cruzar el Río de la Plata…

 

—Sí, considero que físicamente estaba para cruzarlo, pero mentalmente no, y me faltaron otras condiciones, como la organización y la previa. Fueron distintos factores que hicieron que ese día no se pueda y ya para el segundo empecé también a prepararme con mi entrenador actual, Agus, que es un genio. La preparación fue de muchas horas por día, dos turnos de pileta de dos horas, y uno de gimnasio de una hora y media. También hubo algo que no había hecho en el primer intento que fue fundamental porque, básicamente, al Río de la Plata lo suele cruzar gente más grande por la experiencia que tienen en aguas abiertas. Así que, lo que hicimos, fue buscar ganar esa experiencia y meter entrenamientos de hasta diez horas en el río. Además, conocimos a Coco, que no sé cómo explicar quién es porque apareció así de la nada en el club en el que entreno. Él cruzó el Río de la Plata de joven y es un genio de las embarcaciones y de todo lo que son los ríos. También había guiado a varios nadadores y decidió sumarse y ayudarnos.

 

 

—¿Cómo fue prepararse psicológicamente para estar doce horas en el agua?

 

—La verdad que fue un proceso hermoso. Los deportistas que hacen grandes distancias y que llevan mucho tiempo, como es mi caso, tenemos naturalmente una base, pero así y todo si no lo trabajás no llegás a hacer doce horas corridas. Es terrible. Así que empecé a laburar con una psicóloga deportiva. Eso, para mí, fue lo más importante, porque es algo que me quedó para la vida en general. Además, tengo mi profe de meditación, que hacíamos más como un coaching. En cualquier momento del día, si me agarraba ansiedad o sentía que no podía, hablaba con ella, también nos juntábamos una vez por semana. Lo que hicimos fue visualizar el cruce, cómo iba a ser de principio a fin, imaginarme lo que escuchaba, lo que sentía, lo que comía, todo, y la verdad que fue tal cual. Eso me impresionó muchísimo. También me dio técnicas para sobrellevar las doce horas con los momentos de decaimiento, la ansiedad o qué hacer cuando el cuerpo ya no respondiera, porque te empezás a dormir por el cansancio. Entonces, ella me dio las herramientas para salir de esas situaciones como pensar a corto plazo y no todo lo que me faltaba. La verdad que lo llevé así y en ningún momento me di cuenta de que pasaron doce horas. Fue increíble.

 

 

Siento que el mensaje que di al lograr hacer el cruce golpeó más duro y pegó más fuerte porque soy mujer

 

—Deportista es sinónimo de lo físico, pero la cabeza, a veces, es lo que más juega en contra, ¿cómo fue este proceso de incorporar la salud mental en tu preparación?

 

—Fue y es fundamental. Vi un montón de documentales y escucho a muchos deportistas y siempre fui muy abierta a todo lo que es terapia, aunque nunca había hecho, así que no me parecía algo malo. Sí hay en general mucho estigma con eso, pero hay que dejarlo de lado porque es fundamental. Un deportista de alto rendimiento está mucho tiempo enfocado, entonces las emociones y el cansancio suelen ser altísimos y hay que saber manejarlo y tener un lugar  como una vía de escape. Un psicólogo o alguien que cumple esa función que te dé una mano con eso puede hasta evitar que se te venga el mundo encima.

 

 

—A la juventud en general se la prejuzga un poco por la falta de experiencia…

 

—Eso es muy cierto. Por suerte, mi familia, mi entorno y desde el club siempre me superbancaron. Sí me han dicho que quizá era muy joven y que no tenía la experiencia, pero eso lo gané con entrenamientos. A mí una deportista muy importante me dijo: “No lo intentes porque sos muy joven” y gracias a Dios que mi entorno estuvo ahí para apoyarme, pero es muy duro y el estigma de ser muy joven está presente, el pensar que no vas a resistir, que es mucho esfuerzo y que hay que comprometerse mucho se asocia a esto de que la juventud no se compromete. Por eso está bueno demostrar que yo tengo mi edad e igual así me esforcé porque lo quise y trabajé por ello.

 

 

—¿El ser mujer sentís que tuvo alguna diferencia?

 

—Hacer aguas abiertas es más duro que la natación convencional. De hecho, el cruce del Río de la Plata es muy complejo porque es casi un mar, el oleaje te pega todo el tiempo y tenés que resistirlo. Lo de ser mujer sentí la diferencia, o lo vi después, y creo que el mensaje golpeó más duro y pegó más fuerte porque soy mujer. Está buenísimo que se vea que, encima de que soy joven, soy mujer e igual lo logré.

 

 

—Le pediste permiso al río antes de comenzar, ¿qué importancia le diste a respetar la naturaleza?

 

—Siempre fui muy espiritual, de creer en esas cosas y Coco me enseñó de su experiencia en los entrenamientos no solo el ganar o pasar la horas, sino ver cómo reacciona mi mente al conectarse con la naturaleza y entender los vientos y cuándo el río va para un lado o para otro. Para hacer eso hay que conectarse de una manera más profunda y entender que lo terminás pudiendo usar a tu favor. Si vas contra la naturaleza jamás le vas a ganar, o sea, es enorme y, a su vez, es lo más lindo que hay.  Tenemos que entender cuándo sí y cuando no, la respeto muchísimo porque la siento como una fuerza superior y si el río se pone heavy hay que salir. Cuando me metí le pedí permiso al río y en varios entrenamientos hablé con él porque sentí que en mi primer intento fue algo que me faltó. El río no te deja cruzarlo hasta que aprendés lo que te quiere enseñar, si hubiera hecho todo lo mismo, pero no hubiera aprendido de una serie de enseñanzas que tuve durante mi paso por él, no estaría hoy acá. Básicamente esta experiencia me enseñó a vivir.

 

 

—En las últimas horas, con la corriente en contra, ¿en qué pensabas para no bajar los brazos?

 

—Tenía todo el cansancio encima y los últimos kilómetros se pone más lento el río, pero en ningún momento se me cruzó por la cabeza abandonar. Obviamente estaba muy cansada, los últimos 20 minutos los nadé llorando porque no podía más del dolor de hombros. En cierto punto ya sabía que iba a llegar, pero no deja de ser duro. A pesar del dolor y el cansancio que sentía intenté igual ser superconsciente de lo que estaba haciendo y disfrutarlo porque era mi sueño desde siempre y estaba llegando al final y ya veía la costa. Pensaba: “Sí, estoy en estas condiciones y me duele, pero lo estoy disfrutando igual”.

 

 

—Tenés casi veinte mil seguidores en Instagram, ¿recibís muchos mensajes?

 

—Sí, es lo más lindo. Me llegan un montón de mensajes de gente de cualquier edad, pero a mí me emocionan los de los más chicos. Estuve hace poco en una carrera, la hice y me quedé a ver a los más chiquitos y uno de los niños se puso mal, entonces me acerqué  a hablar con él y se emocionó, volvió a competir y lo hizo superbién. Después me mandó un mensaje hermoso diciéndome que me había seguido durante todo el cruce y que le había hecho rebién hablar conmigo. Esas cosas me dejan impactada, nunca me hubiera imaginado que yo le podía generar algo así a alguien. Después se corrieron los bonaerenses en el club en el que entreno y una nena venía de otro club, me pidió una foto y me mandó un mensaje hermoso por Instagram; entonces la empecé a seguir y me contó que se iba a dar por vencida porque le había ido mal, pero como vio que yo también fallé la primera vez que intenté cruzar el río, eso la motivó para seguir. Son chicos que tienen la edad de mi hermanito, entonces me da mucha ternura y sigue siendo una muestra de que los más jóvenes si se esfuerzan por algo que quieren.

 

 

—¿Se viene algún otro desafío en tu carrera?

 

—Como cruzar el Río de la Plata es algo que generalmente los nadadores hacen para cerrar sus carreras, y yo lo hice al revés, esto me abrió muchas puertas. Así que la idea es empezar a formar parte del circuito mundial, por supuesto ganarlo, pero lo que estamos trabajando es para febrero de 2024, una carrera acá en Argentina, en Santa Fe, Coronda, y en julio está la Capinópolis en Italia. El tema es que tengo que buscar sponsors porque financiar todo sola es insostenible, pero creo que realmente lo vamos a lograr.

 

LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo