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Tenía dolor en la espalda, en el Hospital Central lo trataron por una contractura y murió

Se trata del peluquero Pablo Peña, de 42 años. Pasó cuatro días con intensos dolores. Finalmente le informaron a la familia que sufrió una septicemia provocada por una neumonía. Aseguran que nunca le hicieron una placa, solo le dieron analgésicos.  

Por redacción
| 24 de enero de 2025
El peluquero Pablo Peña era muy querido por la comunidad. Foto: gentileza.

El lamentable desenlace en la vida del reconocido peluquero puntano Pablo Peña, es fuertemente repudiado. En la opinión pública, para la mayoría, el hombre de 42 años se podría haber salvado si hubiese recibido la atención correcta. Pero hoy, tristemente, la historia es otra. Una familia entera está destruida. La comunidad llora su partida. Era un vecino muy querido. De acuerdo al testimonio de su hermano, Rubén, en el Hospital Central "Dr. Ramón Carrillo" lo trataron con analgésicos frente a un fuerte dolor de espalda que no lo dejaba tranquilo. Luego de algunos días lo volvieron a llevar, en un estado crítico; con el correr de los minutos los médicos les informaron que había fallecido producto de una septicemia, provocada por una neumonía.

 


"Pablo empezó con un dolor en la espalda. Él se encontraba bien de salud, estaba normal. Empezó con el dolor, se levantó un día que le dolía mucho. Lo llevé a la guardia del Hospital Central, lo atendió una doctora brasilera y le diagnosticó que tenía una contractura. Nunca le pidió placa de tórax. Le dieron unos analgésicos que, siendo diabético, lo terminaron perjudicando", contó Rubén en diálogo con El Diario de la República

 


Esta primera visita al nosocomio se dio el sábado 18 de enero. Tras la atención médica, lo mandaron a su casa. Los calmantes surtieron efecto, mermó el malestar. Su hermano estuvo todo el día con él y a la tarde le empezó a doler de nuevo. Como les habían dicho que se trataba de una contractura, pensaron que el dolor se le iba a pasar en algún momento. No tenía fiebre ni ningún otro síntoma. Siguió con los analgésicos. 
Al día siguiente, seguía mal. Su mamá fue a acompañarlo. Más no podían hacer. "No tenemos los conocimientos para saber lo que le estaba pasando", expresó Rubén. Pasó el sábado, el domingo y el lunes se levantó mal nuevamente. Lo volvieron a llevar a la guardia y tuvo los mismos resultados: otra vez analgésicos, ninguna placa ni nada. 

 


Con el paso de las horas, no podía caminar. Rubén fue hasta su casa y llamó tres veces a la ambulancia; nunca llegó. Al final, canceló el llamado y cargó a su hermano en su auto para ir por sus propios medios al Hospital. En el nosocomio lo ingresaron en silla de ruedas. A la hora-hora y media les avisaron que Pablo estaba muerto (estos hechos ocurrieron el 22 de enero). "Nos dijeron que tenía una septicemia muy avanzada, que había sido provocada por una neumonía y nos devolvieron a mi hermano muerto", contó compungido. 

 


"Dentro de todo el dolor que tuve cuando nos informaron el fallecimiento de mi hermano, en una suerte de ira y dolor, salí y empecé a buscar la historia clínica. Si ellos hubieran hecho lo que tenían que hacer, el sábado cuando lo llevé por primera vez, a mi hermano hoy lo tendría con vida", lamentó.

 


La familia está desesperada. La pérdida irreparable les causó un dolor inimaginable. Al mismo tiempo, los reconforta el cariño y el amor que Pablo sembró en vida. Todos los que lo conocieron, destacan el gran ser humano que fue. Por lo pronto, esperan respuestas y apuntan responsabilidades al Hospital Central; aducen que se trató de un caso de mala praxis. 
 

 

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