Al final, los periodistas no eran tan libres

El discurso de abrir el diálogo con el periodismo que el nuevo Gobierno pregonó desde que comenzó su gestión quedó en eso: en un discurso, que se fue vaciando a medida que pasaron los días.

Funcionarios que no atienden los teléfonos, pedidos de entrevistas que nunca son respondidos, videos grabados a las apuradas para evitar preguntas y un silencio oficial que no hace más que acrecentar la crisis se suman al destrato que la gestión de Claudio Poggi tiene con los trabajadores de prensa.

Uno de los tantos colmos que tiene la administración se conoció esta semana, cuando la oficina de prensa del Ministerio de Seguridad borró indiscriminadamente del grupo de WhatsApp por donde se brinda (escasísima) información a un grupo de periodistas que no responden a la línea gubernamental.

Más allá de preguntarse por los méritos que obtuvo Pablo Juárez, el encargado de prensa del polémico ministerio, para ocupar el puesto, también es apropiado preguntarse el criterio y las razones de la limpieza de un grupo manejado por la turbidez.