Un barítono que dirige coros y recorre el mundo
De joven -dice- era muy tímido, pero venció sus miedos y se animó a cantar. Hoy dirige el grupo “Da Capo Camerata Vocal”.
Pablo Eggarter es músico, pero también es muchas cosas. Su vida está atravesada por el canto, su registro vocal es barítono, ha sido director de diferentes grupos corales y a sus 57 años, disfruta de los encuentros que lo llevan a viajar por diferentes lugares dentro de San Luis, del país y del mundo. “Tuve la suerte de vivir en Estados Unidos cuando era chico y aprendí inglés, así que trabajé de traductor, de profesor de Inglés, en la Universidad de La Punta hice procesamiento de imágenes satelitales, hice muchísimas cosas en mi vida”, aseguró y afirmó que “la música ha sido lo único constante en mi vida, digamos que es lo he hecho siempre y es lo que necesito”.
Aseguró que tomó clases de baile. De chico, durante la escuela y la etapa universitaria, jugaba al vóley. El windsurf le gusta y ha participado en competencias. El senderismo es otra de las actividades que disfruta mucho. “Pero la música siempre estuvo en primer lugar”, afirmó.
“Cuando era chico, en mi casa mis padres escuchaban música clásica; folclórica, entre otros artistas a Mercedes Sosa; nos encantaba ‘The Beatles’, el rock de aquella época, y muchos de artistas más. A los 6 años, empecé a estudiar flauta dulce; ese fue mi primer acercamiento haciendo música yo mismo. Esta actividad se llevó mi tiempo libre durante toda la escuela. De hecho, toqué también en grupos instrumentales, en la Escuela Normal Mixta 'Juan Pascual Pringles'”, explicó Eggarter y añadió que su primera infancia transcurrió entre Estados Unidos y Francia, hasta que su familia decidió instalarse en San Luis.
El músico reconoció que era muy tímido. “No me animaba a entrar al coro de niños, pero ya en la secundaria se anotaron todos mis amigos, así que no tenía opción, vencí el miedo y empecé. Eran más fuertes las ganas de estar con mis amigos, con mis compañeros, además me encantaba el canto coral. A medida que uno se hace más grande, como que se va liberando de los miedos y algunas cosas”, dijo.
La primera directora de Pablo, en el coro de la escuela, fue Alicia Rotondó de Aman. “Ella fue maestra de música en la escuela también; aprendí a leer música y todo con ella. Era la directora del coro estable. Fueron años divinos. Viví hermosas experiencias, pero obtuve grandes aprendizajes también”, contó Eggarter. Durante sus últimos años en la secundaria de la Mixta y al principio de la vida universitaria, decidió “entrar también al coro Santa Cecilia con la hermana Cecilia López, quien es una genia de la música; aprendí muchísimo con ella también, porque no solo tiene un oído fantástico, sino que además posee una sensibilidad musical impresionante. Esto me ayudó también a tener otros puntos de vista”.
López y Alequita Luco fueron dos profesoras también muy importantes para la formación de Eggarter. “Con ellas trabajé todo lo que tiene que ver con la expresividad de la música, el fraseo, a desarmar cada frase, ver dónde poner el énfasis y darle una forma más estética a la música. Cuando el profesor Ricardo Mansilla dirigió el coro de la Mixta, fui su asistente. Después se creó el coro de la provincia de San Luis y fui parte desde sus inicios”, afirmó.
La carrera de un músico nunca termina, porque el arte se comparte. Para seguir su camino de formación como director de coros, Pablo viajó a Mendoza y tomó cursos con un director muy reconocido en la provincia vecina, Néstor Andrenachi. “Es un muy buen director y docente. Fuimos con un par de chicas de acá, con Bárbara Cusa, quien ahora hizo carrera y está cantando como los dioses en Europa, y con Adriana Folch, quien también era parte de un grupo instrumental que teníamos con Alequita, ‘Pink Malión’ se llamaba. Nosotros tocábamos flauta dulce, Alequita tocaba el piano, teníamos guitarrista también y cantábamos. Un lujo”, expresó.
Apenas pisó San Luis, a Eggarter le ofrecieron dirigir el coro de niños de la Municipalidad de Juana Koslay; tenía apenas 23 años. “Así arranqué mi carrera oficialmente como director”, aseveró.
“Recuerdo que cuando empecé la universidad (Nacional de San Luis), entré al coro universitario, que en esa época lo dirigía don Mario Baeza, quien era un director chileno y venía cada 15 días; cuando no podía venir para algún concierto o una presentación chiquita, me delegaba la responsabilidad de dirigir también. Así fui haciendo experiencia”, dijo.
“Con el paso del tiempo, armé numerosos grupos vocales, dirigí coros de niños y después, el coro de niños de la UNSL. Estuve de asistente de dirección del coro universitario y formé mi propio coro también. En el 96 empecé con ‘Coral San Luis’, que fue un grupo que tuvo una vida de casi 10 años; hicimos un repertorio muy lindo. Siempre juntando cantantes con los que había compartido algunas experiencias y mucha trayectoria. Me permití el abordaje de repertorios bastante avanzados y complicados”, especificó.
Con “Coral San Luis” actuaron en el Auditorio de San Juan con una orquesta de Dinamarca y un coro de Mendoza, el “Estudio Vocal Universitario”, “hicimos el ‘Salmo 42’ de Mendelssohn, que es una obra lindísima para coro y orquesta y solista”.
La inmensa lista de logros de Pablo incluye la formación del octeto “Octobulus”, que estaba integrado por algunas de las voces del Coro Universitario: “Hacíamos música mezclada con humor, obras de ‘Les Luthiers’. Fue muy linda la experiencia y ese también dio origen después a un grupo donde estuve, que es ‘Bocca Chiusa’, que también tuvimos muy lindas experiencias y abordamos la música y el humor, nos divertíamos muchísimo. Participamos en ‘Talento Argentino’ y llegamos a las semifinales, así que fueron años muy lindos, una experiencia tremenda”, afirmó.
Durante la charla, Pablo suspiró apenas y recordó que trabajó en una obra que se llamaba “Perbrumón”, que significa “personajes, brujos y monstruos”. “Fue una obra pensada para la integración. Participaron chicos con capacidades diferentes y también estaba pensado para el público con capacidades diferentes. Cada personaje tenía una sombra y la sombra traducía en el lenguaje de señas lo que hacía el personaje para que las personas no oyentes pudieran disfrutar del espectáculo. Además, había un relator que iba anunciando todos los movimientos y todas las cosas que se hacían para que personas no oyentes pudieran comprender perfectamente la historia”, sostuvo y agregó: “La verdad es que fue un trabajo lindísimo de integración con grupo vocal, con coreógrafos y con directores de teatro. Una experiencia lindísima trabajar con personas con capacidades diferentes, te hacen ver un montón de cosas, te abren la cabeza a una realidad a la que por ahí uno no sabe que existe”.
En la actualidad, Pablo está involucrado en cuatro proyectos: trabaja con la “Camerata Vocal Dacapo”, que conformó en 2017. “Con ellos participamos en concursos sinfónicos corales, viajamos a Mendoza, en la Catedral junto con varios coros más de aquí de San Luis interpretamos el ‘Requiem’ de Mozart en 2021. También hicimos en 2019 el ‘Salmo 42’ de Mendelssohn junto a ‘Camerata de la Luna’ en Villa Mercedes”, adelantó.
Competencias de coro
En 2014, junto a un coro de Santa Fe, el “Estudio Coral Meridies”, dirigido por Virginia Bono, Eggarter se fue de gira con “Dacapo” por Europa. “Participamos de varios concursos, ganamos en Gales el primer premio de coro mixto. Nos quedamos con el primer premio Trofeo ‘Pavarotti’ del coro del mundo. En España, en Torrevieja, ganamos otro concurso de polifonía y habaneras que es muy tradicional, y trajimos el mejor premio a la interpretación de una obra propia del país. Participamos en Canto Negro, que es otro festival cerca de Barcelona, y obtuvimos un tercer puesto, así que la verdad es que nos vinimos muy contentos”, expresó.
Para formar parte de un coro
Para dejar un mensaje, Pablo Eggarter indicó que los grupos de coro son muy especiales, porque los integrantes comparten la misma afinidad. "El trabajo coral es una experiencia muy gratificante y también enseña mucho, por eso es muy lindo para los niños, porque pueden aprender a trabajar en grupo, a apuntar todos para el mismo lado, a empastar, a mezclarse, a unificar intenciones y sirve para darte cuenta de las cosas importantes de la vida”, aseguró.
“Lo bueno es que hay coros de todos los niveles, de todo tipo de música, no hace falta ser un excelente cantante, hay coros que hacen música muy sencilla y que es accesible para todo el mundo, y cada coro también tiene su objetivo: hay coros que se enfocan más en la parte social, en juntarse, hacer cosas juntos, música juntos, y por ahí el producto final no es tan esencial. Hay otros coros que son más profesionales, ya que hay que tener ciertos requisitos, la gente tiene que leer música y ser superafinada, y tener una formación vocal, porque lo más importante es el producto y se buscan otras cosas. Pero lo importante es que hay coros para todos los objetivos”, explicó el músico.
Si alguien quiere ir al coro, cada principio de año, generalmente en marzo, “hacemos una convocatoria abierta y llamamos a gente para audicionar”, dijo Eggarter y añadió: “Estamos abiertos a hacer pruebas durante el año. Siempre viene alguno que quiere empezar y si se puede, entra”.
Quienes deseen cantar pueden contactar a Eggarter por las redes sociales. “Estamos como Dacapo Camerata Vocal, en Instagram y en Facebook, y, si no, mi teléfono es 2664 319438; también me pueden mandar un mensajito”, concluyó.


Más Noticias