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Una empresa familiar con reglas productivas claras

Hace doce años, los Gabutti fundaron una cabaña de Angus en Liborio Luna, a unos pocos kilómetros al oeste de Villa Mercedes. Actualmente pisan fuerte en el mercado ganadero local.

Por Roberto Vinuesa
| 28 de enero de 2023
En el campo. Francisco Gabutti, veterinario y responsable productivo de la cabaña. Fotos: Gentileza Javier Ruiz

Los buenos resultados que logramos se deben a que trabajamos con reglas productivas muy estrictas y servicios muy ajustados a 60 días, esto nos permite alcanzar un promedio de entre el 86 y 92 por ciento de preñez y con una merma de vaca preñada-ternero destetado de entre el 6 y el 8%”, destacó Francisco Gabutti, responsable productivo La Benedicta, cuando recibió a la revista El Campo para mostrar un establecimiento que late a un ritmo de alta eficiencia.

 

Es una familia compuesta por padre y madre, que son “los hacedores de todo”, y tres hermanos atrás. Mariano y Francisco se encargan de la parte productiva en el establecimiento ganadero, y Eugenia, a la administración y a la parte contable.

 

“Yo tengo la dirección genética de la cabaña. Junto con Mariano somos médicos veterinarios recibidos en Río Cuarto y nuestras esposas también son veterinarias. Mariana y su esposo son contadores recibidos en Villa Mercedes”, contó para describir el valioso soporte profesional que aporta la misma familia.

 

Francisco tiene 42 años, está casado y tiene dos hijos varones. Es el responsable del aceitado manejo de las 1.200 hectáreas pegadas a Liborio Luna, 19 kilómetros al oeste de Villa Mercedes, que mostró durante el recorrido por los vistosos lotes vacas, vaquillonas, toritos y terneros cuyo óptimo estado los hacía lucir como recién bañados.

 

 Manejo ajustado. El plantel de vaquillonas preñadas pasta en un lote de sorgo forrajero a pocos días de su primera parición.

 

 

La Benedicta es un establecimiento de 600 hectáreas, de las que 500 están limpitas y cien son de monte, a su vez alquilan un campo pegado, llamado El Recuerdo, originariamente de sus bisabuelos y que ahora lo arriendan desde hace diez años a propietarios riocuartenses. Con este campo agrandaron el predio a 1.200 hectáreas, con las que en total quedaron 600 de monte y 600 limpias para trabajar.

 

Las vacas que están en el núcleo de La Benedicta están inspeccionadas y dentro de la Asociación de Criadores de Angus.

Los lotes se usan para hacer agricultura destinada a la ganadería, con maíz, moha y sorgo, tanto para hacer reservas como para uso directo de los animales.

 

Como pasturas anuales, tiene cien hectáreas de llorón y la cadena forrajera de la vaca en años normales se divide entre el llorón y los pastos naturales del monte desde el 15 de octubre hasta la primera helada, que llega entre el 30 de marzo y el 15 de abril.

 

Una vez que la vaca sale de ahí, pasa a sorgos o maíces diferidos y el último tercio de la gestación lo pasan a picado de autoconsumo con algunos de esos cereales. En ambos casos se les suministran sales proteicas.

 

Dentro de las 24 horas de parida la vaca, se identifica el ternero con caravana, indicando si es hijo de inseminación, de transferencia de embriones o de servicio individual con algún toro en particular que se desee evaluar sus crías. Y la vaca pasa a verdeos de invierno tardíos.

 

 A veinte días de la parición. Un grupo de vaquillonas recibió servicio en mayo del año pasado con inseminación artificial.

 

 

La fecha de servicio en La Benedicta se extiende desde el 15 de noviembre al 15 de enero. Se insemina al 100 por ciento de las vacas.

 

“Al ternero se busca destetarlo en enero o febrero. Este año fue muy malo por la sequía, por lo que en noviembre se aplicó un destete precoz a corral de 40 días, y ahora ya pasaron a comer un sorgo forrajero con una suplementación estratégica de maíz y núcleo proteico para que no se vengan abajo, ya que salieron a campo con 130-140 kilos”, explicó Francisco.

 

Tanto los toritos como las vaquillonas, que seguirán una cadena reproductiva para ser madres o machos reproductivos del plantel, en el primer invierno comen maíces o sorgos en pie, después van a verdeos de invierno y el verano siguiente pasan a pasturas naturales.

 

“De nuestras vacas esperamos que se preñen en 60 días, que la parición sea en fecha y que el destete sea en tiempo y forma”, Francisco Gabutti (Médico veterinario y responsable productivo de La Benedicta)

Las hembras se van a los campos del sur, Nueva Escocia, a comer llorones o digitarias y el macho queda comiendo algún sorgo o un cultivo específico preparado para ellos. “Este año en particular los tuvimos que encerrar más de lo planeado en los corrales con dietas bajas en energía, pero que nos permitieron no perder porque no logramos los verdeos con los volúmenes pretendidos”, aclaró al describir las consecuencias de la sequía que castiga a casi todo el país.

 

Para el productor, esta es una cabaña inserta en una zona semiárida, compleja y que depende mucho del clima, al que se van adaptando: “Pero sí hay reglas estrictas en lo que esperamos de nuestras vacas, que se preñen en esos sesenta días, que paran normalmente su ternero vivo en fecha y que destete ese animal”.

 

Cualquier vaca que no cumpla estas tres condiciones se va del establecimiento, lo que los lleva a tener una presión por selección de fertilidad extremadamente alta. Generalmente los servicios estacionados son de 90 días y ellos lo hacen en sesenta, un 33% menos de lo habitual, y después aprietan en su aptitud materna a la parición y cría del ternero, indicó.

 

“Con sesenta días de servicios venimos con un promedio de entre el 86 y 92 por ciento de preñez y con una merma de vaca preñada-ternero destetado de entre el 6 y el 8 por ciento, pero este año será mayor este último índice porque tuvimos algo de mortandad en los pastos naturales del monte, por presencia de palque en un contexto de sequía”, destacó el cabañero.

 

 Aporte genético de alto valor. El establecimiento tiene una base de seis donantes para los embriones, adquiridos en las cabañas más importantes del país.

 

 

Las vaquillonas se destetan y en su primer invierno pueden comer algo de verdeo o autoconsumo. El 80 por ciento de estas futuras madres reciben su primer servicio a los 20 meses, es un servicio de otoño. Solo para una pequeña cabeza que lo usan para nutrir algún remate o para alguna punta genética, hacemos a los quince meses.

 

“Pero nuestro fuerte es el de 20 meses, porque nos permite lograr una vaquillona que llegue al parto con muy buen desarrollo y no nos mete tanta presión de aumento diario de peso desde el destete hasta el servicio y a su vez podemos recriar en los campos más duros”, aclaró.

 

Estas pariciones se producen en febrero y se desteta a fines de julio-agosto y “para no tener otra categoría más dentro del campo, que serían las receptoras de embriones durante septiembre-octubre, aquella vaca que no entró como receptora, sigue su curso y el 15 de noviembre entra en su segundo servicio con el resto del rodeo”, explicó y agregó que “la vaca receptora al año siguiente parirá el embrión que tiene en la panza y luego entrará en servicio con el rodeo general”. Las vacas que están en el núcleo del establecimiento están todas inspeccionadas y dentro de la Asociación de Criadores de Angus.

 

“Siempre buscamos toros consolidados o con potencial y que todavía no tengan muchas crías en el mercado, tratando de innovar”, (Médico veterinario y responsable productivo de La Benedicta)

“En pedigrí lo hacemos todo con transferencia de embriones en un grupo de receptoras incorporando diferentes cabañas del país que consideramos que nos pueden servir. Esto nos da el núcleo que necesitamos para la venta y reposición interna”, señaló Gabutti.

 

 

El perfil de la empresa

 

La parte comercial de la empresa tiene dos grandes patas: “La que más nos gusta y defendemos es la venta particular, a donde va el 80% de los machos y un poco menos de la hembra, que generalmente sale preñada. Y la otra es a través de las exposiciones y remates”.

 

Hace varios años que participan de un remate conjunto en agosto con la gente de Bellamar Estancias, en Río Cuarto.

 

El año pasado, con dos establecimientos de la zona de la familia Giraudi, de Nueva Escocia, y Brandi, de Soven, hicieron un remate solamente de hembras en la ciudad cordobesa. “Nos fue muy bien en este debut y lo repetiremos este año en octubre”, proyectó.

 

Después en forma particular van a un remate que se hace en Ceres, Santa Fe. Al primero, que fue el año pasado, “fuimos con ocho toros y volvimos chochos, por la amabilidad de la gente, por cómo nos atendieron, por la aceptación de nuestros animales, porque allá el Angus es un bicho raro, ya que lo que hay es Brangus, Braford y Brahman. Hasta ahora tuvimos muy buena devolución y estamos esperando los tactos de las vacas que fueron a preñar”.

 

Este año, como novedad, los Gabutti acompañarán un remate de la gente de El Quebracho, en Reconquista, Santa Fe: “Seguimos ampliando nuestro horizonte, pero lo que más nos gusta es la venta particular, porque además de clientes, son amigos mayormente de San Luis”.

 

45 vacas recibieron embriones para los que se usó como padre a Mateo, un Aberdeen Angus colorado que fue el toro del año, tricampeón de Palermo y campeón mundial.

Después, todo lo que es novillo más la vaquillona de invernada sale por los mecanismos habituales, ya sea venta directa o a través de ferias.

 

Francisco recordó que la cabaña se empezó a gestar en 2006, cuando se incorporaron las primeras hembras puras controladas y se le terminó de dar forma en 2010, cuando se inscribieron en la Asociación de Angus y comenzaron a anotar su propia producción.

 

“El crecimiento fue lento, pero sostenido y tuvimos la ayuda de buena gente que nos dio una gran mano, entre ellos Antiguas Estancias Don Roberto, que nos invitó a participar de sus remates y que lo hicimos con hembras, además de Bellamar y la firma Travaglia”, relató.

 

 

Horizonte de crecimiento

 

El objetivo final de esta empresa familiar es que esta raza, que es la de mayor crecimiento en el país, siga expandiéndose.

 

Francisco se recibió de médico veterinario en 2004 y se fue a trabajar en relación de dependencia a la cabaña Corral de Guardia, en donde “me terminé de recibir”.

 

“Cuando vuelvo a Villa Mercedes a desarrollar la cabaña, todos nos quejábamos de la soja que estaba apretando a la ganadería. La agricultura, como la vemos ahora, nos dio una gran mano porque nos obligó a ser eficientes. Veníamos de ganaderías muy extensivas y poco eficientes, y tener que pelear con alquileres. Le agradezco a la soja porque nos ayudó a un montón de productores a ser mejores productores”, enfatizó el cabañero.

 

Para el productor, el horizonte de crecimiento lo pondrán cosas ajenas a la actividad ganadera: “Es imposible proyectar a largo plazo con una deflación del peso del gordo en los últimos ocho meses; el horizonte es infinito si nos dejan trabajar, que nos den parámetros claros para el crecimiento y no nos tapen las tranqueras”.

 

Hace cuatro años alquilaron campos bien ganaderos en la zona de Nueva Escocia, donde está el resto del plantel de madres, y hacen parte de la recría de hembras.

 

Toda la producción termina dentro de La Benedicta, donde se hace la terminación de reproductores o como invernada de todo el macho que no llega a torito y la hembra sin cualidades para reponer, que se destina al mercado interno de la carne.

 

En el establecimiento hay actualmente 300 vacas madres, todas destetadas a fines de noviembre apurados por la sequía, mientras que en los campos del sur hay 600 vientres.

 

El plantel está compuesto por vacas puras controladas y otro grupo que son puras de pedigrí y que producen, con transferencia de embriones, lo que sale a concurso.

 

En una de las paradas, Francisco mostró a un grupo de vaquillonas que recibió servicio en mayo del año pasado con inseminación artificial y están a 20 días de parir y que todas lo harán en un lapso de solo 15 días.

 

El productor ubica el campo cercano a Liborio Luna en el límite del semiárido, sin napa, ya que el agua está a 18 metros, con suelo franco arenoso, lo que exige cuidados para evitar la erosión eólica.

 

 

Los embriones

 

El establecimiento tiene una base de seis donantes para los embriones, adquiridos en las cabañas más importantes del país, como La Paz de Whertein, Santa Rita de Don Roberto, entre otras.

 

En las 45 receptoras preñadas con colorados se usó como padre a Mateo, que fue el toro del año, tricampeón de Palermo y campeón mundial. Y en la variedad negra, se usó a Bravo, y un toro cuyos hijos hicieron muy buena campaña el año pasado en todas las exposiciones de Nivel 1, y Heredero, cuyos hijos tienen muy buena performance.

 

“Siempre buscamos toros consolidados con potencial y que no haya todavía muchas crías en el mercado”, concluyó.

 

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