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Un coro de cien

Luego de un comienzo dubitativo, Marcelo Tinelli logró, nuevamente, que un programa suyo se posicione en lo alto de los niveles de audiencia. Para aprovechar el envión, lanza su segunda temporada ¿con un concursante puntano?

Por Miguel Garro
| 10 de octubre de 2022

Un animal del rating, que estuvo apocado por la baja de los números, Marcelo Tinelli se aferra a cualquier tabla de náufragos que ondule por el mar de la televisión argentina. Luego de un inicio de temporada en el que anduvo por debajo de las dos cifras y en la que sucumbió ante el poderío de “La voz argentina”, apenas vio una posibilidad se aferró a ella con la fuerza de los desesperados. La posibilidad se llama “¿Quién es la máscara?”, el programa de Telefe conducido por Natalia Oreiro que no pudo mantener los niveles de su predecesor y le dio una nueva vida (una más) a un producto del creador de “Showmatch”.

 

A pocas semanas del final de “La voz…”, “Canta conmigo ahora” y “¿Quién es la máscara?” mostraban un empate técnico que no alcanzaba los 10 puntos de rating, luego de que en la señal de largada la disputa tuviera en la propuesta de Oreiro a su dueña absoluta. El desinterés que la audiencia manifestó ante el nuevo ciclo de la modelo uruguaya hizo que el zapping automático se direccionara a Eltrece, donde esperaba Marcelo con su sonrisa de siempre, mejorada por el botox.

 

Cuando empezaron las semifinales del reality de canto, el conductor dio el zarpazo final y ganó con comodidad una franja siempre ambiciosa, pero que dejó de ser la de mayor encendido, postergada por la última tarde, donde los noticieros ocupan buena parte del público. Para aprovechar el envión y la falta de un contrincante de fuste en el canal de enfrente, Tinelli de inmediato dará comienzo a la segunda temporada y hará que el mundo de la programación televisiva se haga otra pregunta: ¿Cómo se descruzará de brazos Telefe para que su exestrella no recupere el terreno perdido? La solución más drástica y que el canal no tendría obstáculos en realizar es levantar el programa de los disfraces —un verdadero carnaval de la angustia— y recurrir a un viejo conocido. Aunque la carta que la emisora líder tiene guardada es el encierro de varios participantes en una casa para la que ya hizo el casting. 
Es probable que la nueva temporada de "Canta conmigo ahora" cuente con algún participante puntano surgido de las pruebas que a finales del mes pasado se hicieron en Villa Mercedes.

 

“La segunda temporada va a durar hasta fin de año y se van a modificar algunas cositas que se están evaluando todavía”, anticipó Matías Ayala, el productor de "La Flia", que encabezó la llegada de la troupe a la provincia. 

 

Como no es difícil de imaginar para quienes no lo vieron nunca, “Canta conmigo ahora” es un concurso de canto, con participantes no conocidos que son juzgados por un grupo de artistas reconocidos. En síntesis, “La voz argentina” era lo mismo, pero la opulencia en el ciclo de Tinelli consiste en las cien personalidades que son parte del jurado. La diversidad de esos jueces se convirtió en uno de los mayores atractivos del ciclo.

 

Por el programa pasaron estrellas internacionales como José Luis “El Puma” Rodríguez, Cristian Castro, Coti Sorokin; reconocidos artistas nacionales como Celeste Carballo, Manuel Wirtz, Jairo, Gladys “La bomba tucumana”, El Bahiano, Magui Olave, “El Chaqueño” Palavecino; algunos invitados especiales como “L-Gante” y “El Polaco”; opinadores un tanto descolocados como “El Bebe” Contemponi, “Locho” Losciano, “El Tirri”, Sebastián Almada y Cande Tinelli; ilustres desconocidos como Alejandro Parker (quien se convirtió en la revelación con base en un personaje bien construido, pero sobre todo a devoluciones certeras) y Gabriela Pochinsky; cantantes en la misma búsqueda de fama de los participantes como Anita Co y Román, el original, y jóvenes ignotos cuyos méritos son difíciles de rastrear para el gran público como Chowi, Antonela Cirilo, Natalia Bazán, Sol Montero y Lucas Lopardo.

 

 

"Nosotros en el jurado la pasamos muy bien en las grabaciones, nos gusta escuchar a los participantes que en algunos casos son fabulosos"
(Ana Fontán, cantante)

 

 

“Nosotros la pasamos muy bien en las grabaciones, nos gusta estar ahí, escuchar a los participantes que en algunos casos son fabulosos, y observar la calidad de artistas que hay en nuestro país”, dijo Ana Fontán, una de las jurados que tiene un estrecho vínculo con San Luis, ya que aquí filmó su primera película, la recordada “El pozo”, y participó en varias ocasiones del Festival de Tango de Justo Daract. Siempre tan atenta con la provincia, dijo que le encantaría que hubiera un o una cantante puntano en la próxima edición.

 

Ayala, por su parte, alentó esa posibilidad con una visión más concreta. “Vimos un nivel muy interesante en el casting, es probable que alguno llegue”, vaticinó luego de dos jornadas en donde 300 artistas de la provincia cantaron por un sueño.

 

Si en la primera temporada no hubo representantes sanluiseños en el programa fue porque la producción no llegó con el casting a tierras puntanas. En esta segunda instancia, la intención es cubrir las provincias que no estuvieron en el listado inicial para que todos tengan su oportunidad.

 

En rigor, en la temporada que está llegando a su final, hubo un cantante de la provincia: Matías Silva Vátin, quien en uno de los primeros programas hizo su versión de “Cuando me enamoro” y apenas consiguió que el 30 por ciento de los jurados aceptaran su performance. El joven entró al programa en representación de La Rioja,  la provincia donde vive hace años, y al día siguiente de su presentación posteó en Facebook un video de una radio puntana que informó de su participación bajo la leyenda: “Gracias mi San Luis querido”.

 

El productor dijo que el espíritu del programa desde sus inicios es buscar nuevos talentos por todo el país. “A Marcelo le gusta que seamos bien federales con nuestros participantes, por eso es que cuatro equipos en simultáneo van por las provincias para buscarlos”.

 

Aunque —como está dicho— la temporada empezó con tropezones, en “La Flia” están contentos con la experiencia y con la respuesta que tuvo el programa. Lo dijo el propio Tinelli en una entrevista que dio hace algunas semanas en la que explicó que un promedio de 9 puntos en la tele de hoy (con las plataformas de streaming como primera opción en muchos hogares y la posibilidad de ver el ciclo en dispositivos que no sean un televisor —y por consiguiente no sumen en las planillas de audiencia—) es una cifra digna.

 

“El programa tuvo muy buenas repercusiones por el nivel de los participantes que hay”, dijo Ayala, quien informó que para el jurado que viene hay negociaciones con artistas internacionales y que habrá un refresco de caras en buena parte de los examinadores. 

 

“Un día estaba mirando el programa —recuerda Fontán— y me gustó muchísimo, me pareció muy interesante la propuesta y le escribí a una productora amiga, que me citó para el lunes siguiente”. Así Ana se sentó en una de las cien sillas y, como la mayoría, tiene participaciones esporádicas en las que escucha a los soñadores.

 

Coordinar las agendas de semejante cantidad de estrellas no es una tarea fácil, pero Tinelli lo resolvió con un método que empezó a usar cuando hizo “Bailando…”, acaso su último gran momento en la tele nacional. Las grabaciones son los lunes y martes, de largas horas, a veces desde muy temprano, y así deja que los fines de semana los cantantes hagan sus shows, los productores tareas extra como encabezar los castings y él descansar.
El ser participante de “Canta conmigo…” tiene sus vericuetos. Al hecho reconocido de que cualquier cantante sin tanta experiencia pueda sentirse intimidado ante 100 personas que están allí, fundamentalmente, para juzgarlos, el punto central es que todos tienen (o deberían) alguna autoridad en la materia.

 

Ayala, quien lleva más de una década de trabajo con Tinelli, suele aconsejar a los cantantes con una visión directa. “Tienen que relajarse y aprovechar la devolución que les dan los jurados, que casi siempre es constructiva. Lo que le dicen lo tienen que aplicar en sus carreras”.
La primera experiencia de Fontán con la productora televisiva es, según dijo, “maravillosa”. “Yo nunca había trabajado con ellos y la verdad es que nos tratan muy bien, nos hacen sentir muy a gusto. Yo fui jurado en varias premiaciones, pero estar acá me pareció interesante y divertido”, dijo la tanguera.


 

Las grabaciones son, también, una oportunidad para que el centenar de artistas intercambien charlas, consejos y se vayan conociendo. Ana señaló que a muchos de sus compañeros de jurado ya los conocía, sobre todo de la comedia musical, un género en el que incursionó con éxito; a otros se los cruzó en algunos festivales y con el resto no había tenido el gusto. Pero que el clima general en un sitio donde hay tantas personas con la sensibilidad especial que se sabe tienen los artistas es de comodidad.

 

Y emitió una sentencia sobre el futuro del programa basado en el éxito que experimentó el producto a partir de sus capítulos finales. “Este es un formato que llegó para quedarse”, dijo la cantante. La rápida confirmación de una segunda temporada —más allá de las oportunidades que Tinelli, viejo náufrago de tele argentina, no deja escapar— parecen darle la razón. 

 

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