SAN LUIS - Jueves 09 de Mayo de 2024

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Detuvieron a un hombre que golpeó a su pareja

La mujer fue auxiliada por sus vecinos. Contó que es la segunda vez que le pega, la primera fue hace dos meses.

Por redacción
| 29 de abril de 2021
El detenido, Cayetano Romero, después de la indagatoria. Foto: Luciana Iglesias.

A C.R. le habían advertido que Cayetano Romero tenía fama de violento. Según lo que le habían contado, las víctimas eran siempre las mismas: las mujeres con las que había tenido una relación, entre ellas, la madre de sus hijos. Pero ella no lo creyó, no pensó que el hombre que se convirtió en su pareja fuera así, al menos hasta entonces no había notado de parte de él una actitud que le hiciera pensar que fuera capaz de levantarle la mano. No descubrió esa parte de Romero sino hasta después de un año de ser novios. Fue hace dos meses cuando la golpeó, en medio de un ataque de celos. En ese momento, C.R. decidió no denunciarlo y, aunque no lo perdonó, aceptó continuar la relación con él luego de que le pidiera perdón. Esta semana se dio cuenta de que se equivocó: nuevamente la agredió a trompadas y tuvo que ser auxiliada por sus vecinos del barrio La Ribera que oyeron sus gritos y los golpes a mitad de la noche.

 

Desde entonces, el hombre de 45 años está detenido y la Justicia le inició dos causas, en paralelo. Una en el Juzgado de Violencia, a cargo de la jueza Lorena Báez, y otra en el Juzgado Contravencional y Correccional 2 de Villa Mercedes, de la jueza María Antonella Panero.

 

Apenas fue informada sobre el hecho y sus detalles, Báez le impuso a Romero una restricción de acercamiento, que le impide estar a menos de 200 metros de C.R. por un plazo de seis meses. Panero, por su lado, lo imputó por "lesiones agravadas por mediar violencia de género" y lo indagó ayer por ese delito.

 

Consultada por El Diario, la magistrada confirmó que el imputado se abstuvo de declarar en la indagatoria y su representante, la defensora oficial Eliana Pradel, solicitó cinco días de prórroga del arresto. Eso le da a la jueza tiempo hasta el lunes para resolver si lo procesa o no por violencia.

 

En el eventual caso de que Romero recupere la libertad, C.R. ya tiene decidido lo que hará. Por un lado, no volverá a admitirlo en su vida, porque la relación se terminó la madrugada del martes cuando le pegó por última vez. Y, por otro lado, no vivirá con miedo. "Voy a cerrar todo acá (en su casa), el portón y todas las puertas", comentó. Dijo que si es necesario volverá a contactarse con la Secretaría de la Mujer, donde ya la habían asistido con el padre de sus dos hijos, quien también la había agredido una vez y por el que tuvieron que proporcionarle un botón antipánico. Si bien la mujer conocía a Romero desde que ella tenía 16 años y él 23, recién hace un año y medio la vida los volvió a cruzar y empezaron su relación. "Cuando lo conocí era otro tipo de persona. Al principio se veía una cosa y, al final, resultó ser otra", relató. Y cuando se emborracha, empeora, según acotó.

 

El lunes al mediodía, la mujer y sus hijos, de 11 y 14 años, habían almorzado en la casa que él tiene en calle Doctor Mestre. "Me empezó a echar en cara algo sobre la comida. Entonces para no discutir, lavé los platos y me vine caminando con los chicos hasta mi casa", recordó.

 

Pasadas las 22, Romero le mandó mensajes para preguntarle si "ya se le había pasado la locura" y si podía ir a verla. "Yo estaba mirando una película y le respondí que sí", narró.

 

Él llegó ebrio y, luego de hablar por videollamada con su hermana, comenzó a ver el teléfono de C.R. Allí notó una conversación que la mujer había tenido con una amiga y empezó a preguntarle si se había visto con un ex. "Él siempre me preguntaba de eso, sobre mis ex, sobre novios que había tenido hace un montón... Y yo le respondí que no, que no lo veía más", contó.

 

"Cuando quiero ver me dio un piñón en la nariz y después me siguió pegando. Me pegó en la boca, me tiró al suelo y yo me defendí como pude. Lo empujaba, pero me quitó las llaves porque quería dejarme encerrada", relató.

 

Era la una de la madrugada. Los golpes y los gritos despertaron al hijo mayor de la víctima, que comenzó a gritarle que por favor dejara de atacar a su madre. Los mismos ruidos fueron advertidos por una pareja de vecinos que entró a la vivienda y puso a Romero contra la pared. "¿Qué te pasa? ¿Por qué la agarras así (a la víctima)? Pensé que eras otro tipo de persona", le dijo el vecino. El ahora detenido, quien es dueño de una empresa de desmalezado, intentó explicarse. "Bueno, perdón... Es que tengo problemas", le contestó con un fuerte aliento a alcohol.

 

 

 

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