Abrieron un nuevo comedor solidario en el sur de la ciudad

Caritas felices se vieron ayer en la escuela primaria "Pueblo Puntano de la Independencia" y en el jardín "Sonrisas Coloridas" del sur de la ciudad, donde se puso en funcionamiento el segundo comedor solidario. Más de ochenta chicos degustaron un guiso de fideos con carne y verduras que prepararon las madres de la comunidad educativa y un grupo del Plan Solidario. El martes volverán a almorzar en el establecimiento.

Señalaron que la comida se dará dos veces por semana, a partir de las 12:30. Ayer unos minutos antes, en el SUM de la primaria, dispusieron tres mesas rectangulares que estaban adornadas con manteles de colores. Luego de lavarse las manos, los alumnos se sentaron en las banquetas. Allí comenzaron las risas cómplices de quienes comparten cada mañana el desafío de aprender, pero que esta vez también los encuentra almorzando en la escuela.  

Las mamás, que viven en los alrededores del establecimiento y que buscan la manera de que sus hijos estén mejor, empezaron a cocinar el guiso en dos grandes ollas de cincuenta litros, que estuvo listo antes de las 12. Usaron la cocina del jardín que está conectada con el patio de la primaria. Para mantener la comida caliente el mayor tiempo posible, esperaron para trasladarla a la escuela.

Vanesa Jossier, una de las colaboradoras que controló la preparación del almuerzo, contó que ella y seis mujeres más empezaron a las 9:30 con las tareas. "Nos organizamos. Cada una aportó su forma de condimentar hasta que encontramos el sabor justo", explicó.    

Francisco, uno de los alumnos,  estaba con sus antebrazos apoyados alrededor del plato de plástico que había traído de su casa. Cuando se acercó Dylan, su compañero, antes de permitirle que se siente lo consultó para saber si tenía los elementos necesarios para que le sirvan la comida. Con gran alegría, el niño metió la manito en su mochila y con orgullo mostró que traía "la tarea". La responsable de ese comedor en representación del gobierno provincial, Enid García Peanú, explicó que alrededor de 20 personas trabajan para que los chicos puedan sentarse a almorzar. 

"Es el segundo comedor que ponemos a funcionar con el apoyo del gobierno provincial. Nosotros aportamos todo lo necesario para que funcione con absoluta normalidad", explicó sobre una medida para mitigar la profunda crisis nacional y que hasta el momento en la provincia lleva quince convenios acordados en solo un mes.                                                                            

Una vez que estuvieron todos con su plato de comida, Débora Fernández, la directora del nivel inicial, bromeó con los alumnos sobre quién hizo la comida y les preguntaba: "¿Les gusta cómo cocino?". A lo que los chicos, con caras de duda, contestaban tímidamente que sí. "Esperamos que lleguen más personas, ya que varias mamás pidieron por ellas y para sus otros hijos. Teníamos ansiedad por empezar ya que la comunidad lo necesita", expresó, mientras preguntaba a viva voz quién no se había lavado las manos.