Serapio Quiroga nunca se imaginó que el pueblo en el que profesó el oficio de herrero le rendiría homenaje. Treinta y cinco años después de que su paso por Estancia Grande dejara una profunda huella en la memoria de quienes lo conocieron, el Municipio inauguró una escultura para reconocer a través de él a todos los pioneros de la localidad que forjaron con su trabajo y ejemplo las bases de la comunidad. La obra rinde homenaje al gaucho y las raíces rurales, y ofrece una postal puntana a los visitantes. Está emplazada en la glorieta, frente a la Capilla, a cien metros de su casa natal.
Fue un acto muy íntimo y sencillo, pero cargado de emotividad. Participaron sus sobrinos, allegados y vecinos. Todos tuvieron algo bueno que recordar del herrero. Una anécdota, un trabajo forjado con sus manos o un recuerdo que forma parte de la cotidianidad de su infancia.
“El tintineo del metal sobre el yunque, era nuestro despertador”, expresó Antonia “Tuca” Lucero. "Siempre íbamos a su taller a verlo trabajar", mencionó Facundo Quiroga. "Era como nuestro segundo padre", manifestó Miguel Quiroga. "Es muy gratificante que se reconozcan las raíces. Ojalá cada pueblo imitara la iniciativa", dijo Nora Sosa de Quiroga.
El intendente Reynaldo Pastor, resaltó la importancia de hacer un homenaje a la "cuna de la puntanidad" y destacó la invitación a los nuevos vecinos sirios, Majb y Lana. Dijo que buscaron compartir con ellos un hecho tan trascendental para el pueblo, que tiene que ver con la cultura de la provincia.
“La mejor forma de conocernos y hacerlos sentir parte de nuestro lugar es mostrándoles quienes somos a través de nuestras costumbres”, expresó. Y agregó que ellos no se quedaron atrás, sino que trajeron un manjar típico de su país para convidarlo a los vecinos.
“Es una comida que en nuestro pueblo se comparte en ocasiones especiales. Se llama 'Baba Ganush”, indicó Majb, que además es chef. Él y su mujer, Lana, comentaron que lo que más les llama la atención de San Luis es la calidez de la gente, su forma de relacionarse y el orgullo que sienten por sus orígenes.
Por ser un Sábado Santo, los más chiquitos fueron invitados a participar de la búsqueda del huevo de Pascua. Una familia de turistas, de apellido Zambudio, participó del encuentro y mencionaron que siempre visitan la provincia atraídos por el clima de tranquilidad. “Joaquín y Paula se llevan su huevito de chocolate”, dijo Marcela.
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