Sosa niega más delitos, pero comerciantes denuncian robos cada vez más seguidos
Mientras la ministra de Seguridad, Nancy Sosa, asegura que “no hay más delitos” y que todo es una “sensación”, comerciantes como Matías García advierten que los robos son cada vez más frecuentes y que los reclamos vecinales se multiplican.
La ministra de Seguridad Nancy Sosa se mostró en Tribunales junto al nuevo procurador y al ministro Víctor Endeiza, en medio de un clima marcado por el descontento social ante la reiteración de hechos delictivos en distintos barrios de la capital. Allí defendió lo que ella denomina la política de seguridad provincial y aseguró que “no hay más delitos que antes”, aunque reconoció que “el delito cero no existe” y que los hechos “van a seguir ocurriendo”.
La ministra explicó que el Gobierno provincial trabaja “con datos reales” y no con “sensaciones”, diferenciándose de la gestión anterior. Según sostuvo, se reforzó la compra de patrulleros, el equipamiento de la policía y la capacitación de los recursos humanos. Además, señaló que parte de los robos se vinculan con los llamados “trapitos” que operan en la ciudad, muchos de los cuales —según dijo— no son de San Luis y viven en situación de calle. “No me puedo manejar por la sensación, me manejo con los datos”, insistió y subrayò que los reclamos vecinales responden a una percepción amplificada por videos y publicaciones en redes sociales.
Pero mientras el discurso oficial intenta transmitir calma, los testimonios de comerciantes y vecinos muestran otra realidad. Matías García, dueño de Panchettos, afirmó que lo que se repite en San Luis es “la reiteración de los robos”. “Me han entrado varias veces en muy poco tiempo, con mucha frecuencia. Una cosa es que te roben una vez al año: te amargás, pero te recuperás. Ahora se nota que hay mucha más frecuencia. Todos sabemos que son las mismas personas del barrio. Parece que entran y salen: la policía los detiene, pero los sueltan enseguida”, relató.
García destacó que tras denunciar públicamente y responsabilizar al Ministerio de Seguridad por la falta de respuestas, sí notó una mayor presencia policial en la zona. “Espero que se sostenga, porque el año pasado pasó lo mismo: hubo más controles por unos días y después todo volvió a la normalidad. Yo no pido una custodia exclusiva para mi negocio, pero sí que se trabaje en serio para todos”, agregó.
El comerciante también cuestionó la comparación con la gestión anterior que hizo la ministra. “En 2022 me entraron a robar y la policía detuvo a los ladrones. En 2020 me robaron la moto y tiempo después la policía me llamó para decirme que la habían encontrado. Por eso no puedo decir que antes no funcionara. A mí me parece que antes había menos robos. La ministra dice que las estadísticas son las mismas, pero yo no lo creo, porque me están robando cada vez más seguido”, sostuvo.
La diferencia entre los números oficiales y la experiencia diaria de los vecinos parece ser una de las claves del conflicto. “También es cierto que hay gente que ya no denuncia, porque está cansada o porque hacer la denuncia lleva tiempo. Tal vez por eso los números oficiales no reflejan la realidad”, afirmó García.
Con otros comerciantes y vecinos de la zona de Procrear y avenida Lafinur lanzaron un petitorio que ya reúne casi 500 firmas. “Mucha gente me escribe para contarme que también les robaron. Todos coincidimos en que el problema está en la zona de Bolívar y Europa. La policía los agarra, pero como son menores, los sueltan. El perjuicio económico es grande. Incluso a la noche tienen que cerrar el paso hacia el barrio Procrear porque no pueden garantizar la seguridad después de las 10 u 11 de la noche”, detalló.
García recordó que Panchettos nació en 2013 como parte del programa Nuevas Empresas y remarcó que nunca pensó en cerrar, pero que la situación actual lo obliga a exigir soluciones. “Yo vivo de mi trabajo, no puedo cerrar mi negocio y mudarme. Ojalá pudiera, pero no es mi realidad. Esta situación no es solo un problema mío: es algo que afecta a todos. Ojalá las mejoras que se ven ahora se sostengan en el tiempo”, concluyó.
Entre los dichos oficiales y las experiencias cotidianas se dibuja una brecha cada vez más profunda: mientras la ministra asegura que “se está trabajando”, los vecinos sienten que cada día son más vulnerables.


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