La deuda "invisible": cuando la Justicia le da la espalda a la discapacidad
Sofía Macarena Fernández padece displacia diastrófica. Este jueves tenía audiencias en el Poder Judicial, pero sufrió una verdadera odisea. Accesos imposibles, falta de rampas, destrato absoluto, discriminación e indiferencia, fueron los tristes obstáculos que tuvo que sortear.
Audiencias claves, un derecho fundamental. Sin embargo, para una joven de 18 años que padece displacia diastrófica, este derecho se tornó en una verdadera odisea. Lo que se vivió en el Poder Judicial no fue una cuestión de procedimientos legales, sino una flagrante demostración de la profunda falta de accesibilidad que padecen las personas con discapacidad. Ausencia de rampas, mala disposición de empleados, efectivos policiales para nada dispuestos al servicio a la comunidad, una silla de ruedas que se buscó por cielo y tierra solo tras el enojo y el reclamo de una familia golpeada por la indiferencia, dejaron en evidencia una dolorosa realidad: el sistema de justicia, en lugar de amparar, parece levantar muros infranqueables.
¿Qué sucedió en el Poder Judicial?
La abogada Susana Placidi, contó en diálogo con El Diario de la República que este jueves tuvo audiencias a instancias del expediente de Sofía Macarena Fernández, la joven que le reclama una silla de ruedas con motor a Dosep. Si bien la obra social respondió que "le van a cubrir la silla", por ahora no se ha materializado el proceso. Habrá que ver si cumplen. Pero más allá de ello, lo que sucedió ahora es sumamente trascendente.
"Había dos audiencias con dos profesionales médicas, eran audiencias testimoniales. Estaba previsto para las 11 de la mañana. Como la entrada por Rivadavia estaba cortada, entramos por Colón. El ingreso por Colón no está preparado para la gente con discapacidad. No tiene rampa. Sofía llegó con un pequeño andador, tiene una muy baja estatura y llegó con un andador a cuestas. Tuvimos que entrarla con grave dificultad. Hay un destrato a las personas con dificultades para transitar, desde la Policía que está en el ingreso hasta las personas de Tribunales. Creo que no están preparados para asistir, pero tampoco tuvieron la calidez como seres humanos de ponerse en lugar del otro", lamentó.
En este sentido, Sofía tuvo que enfrentar toda una "movida", valga lo coloquial de la palabra, para poder acceder al edificio. Nadie la ayudó, nadie intentó siquiera buscar una silla de ruedas para facilitar su acceso. Tuvo que efectuar el tramo desde Colón hasta los ascensores cercanos a Rivadavia caminando, para poder subir al tercer piso. Tardó varios minutos. No fue asistida por nadie, aseguró Placidi.
Una odisea inentendible
Pero las complicaciones no terminaron ahí. En el Juzgado Civil Nº 5, donde tenían audiencia, la titular está de licencia y van rotando jueces subrogantes, proceso que genera dilaciones en los expedientes. Al llegar al lugar y como no estaba la jueza, se iban a suspender las audiencias. Nadie tuvo en cuenta todo el sacrificio de Sofía para llegar al lugar, nadie empatizó. Incluso las doctoras que iban a las audiencias también hicieron su entrega para poder estar presentes, pero nada de eso parecía importar. La excusa: no había sala de audiencias disponible.
"Fue una falta de desconocimiento de la persona que iba a asistir. Porque no solo pasaba que se iba a suspender la audiencia, que suele suceder, sino que nos avisaron en el momento sin tener en cuenta el sacrificio de Sofía para llegar ahí. Obviamente les pedí que revieran la situación y les dije que no nos íbamos a ir hasta tener las audiencias. Después de un rato y de pedir que se tomara en forma simple y en cualquier sala con escribiente, el Tribunal accedió, se tomaron las testimoniales. Empezaron mucho más tarde y terminaron mucho más tarde debido a los atrasos del personal. Encontraron dos salas libres. Buscando se encuentra y reclamando se consigue", remarcó.
El drama de "salir"
Así como Sofía tuvo que entrar, al concluir tenía que salir. Nuevamente, la desconsideración se hizo latente. La gente tuvo que rogarle a la Policía que la acompañara hasta el auto con una silla de ruedas. "Deberían ver a Sofía, tiene una dignidad, es tan orgullosa de sí misma y de su condición que es un ejemplo. Pero duele ver cómo la gente le pasa por el lado ignorando su situación. Si se le reclama a la Policía, se enojan. Están calentitos en el box que tienen en el edificio y no saben ni donde tienen una silla de ruedas. Hicimos ese pedido específico porque no hay rampa. Por Rivadavia no se podía salir, por Colón no hay rampa", recalcó.
La abogada aseguró que el personal que se desempeña en los Tribunales tiene que capacitarse para saber cómo asistir a las personas con discapacidad. Pero más aún, tienen que "ponerse las pilas", tener una cuota de humanidad. El mensaje es claro, todos tienen que tener el mismo derecho y las mismas condiciones para acceder a la Justicia.
"Lo que sufrió esta niña es destrato, falta de interés por lo que le pasa al otro, tanto por parte de los funcionarios, de los empleados y de la Policía que hasta estuvieron medios enojados porque tenían que ayudar a una niña con discapacidad. El Tribunal está al servicio de la gente, la gente no tiene que rogar que la atiendan. Tienen que capacitar al personal entero para que entiendan que a una persona con discapacidad se la atiende y se le da un real acceso a la Justicia, como corresponde", concluyó.


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