Un año sin Haydee Candelaria Castillo: su compromiso sigue inspirando a la comunidad
La mujer, reconocida dirigente barrial y política, practicó en vida un ejemplo superador. Siempre del lado de la gente, de los más necesitados, ayudó incansablemente en múltiples iniciativas. Carnavales, pesebres, su ropero comunitario, entre tantas otras cosas, son algunos de los recuerdos más vigentes.
¿Cómo se puede definir en palabras aquello que supera los límites del corazón? No alcanzan las frases, los adjetivos, para describir el legado de Haydee Candelaria Castillo, una reconocida dirigente barrial y política de San Luis, que marcó a varias generaciones con su entrega solidaria. El 24 de junio se cumple el primer aniversario de su fallecimiento. Su hija, Ivana Cornejo, compartió un recuerdo imborrable con El Diario de La República, para honrar a una mujer que fue una "heroína en silencio".
Una luchadora de la vida
Ivana mostró en actos concretos su profundo amor por su mamá. Con mucha predisposición, buscó fotos, compartió anécdotas y no dudó en abrir su corazón, mostrar sus vivencias más íntimas para que la comunidad mantenga viva la memoria de su madre. En cada momento de la entrevista, las lágrimas fueron incontenibles.
De acuerdo a lo que detalló, Haydee nació el 19 de enero de 1936. Vivió en San Luis, donde dejó una profunda huella. La describió como una mujer compasiva, determinada y con una vocación "inquebrantable" por el servicio. Siempre se dio a sí misma para los demás.
"Mi mamá fue una destacada militante política y presidenta de la comisión vecinal de su barrio, donde se canalizaron muchas de sus acciones. Su compromiso con las causas sociales fue constante. Fundó la plazoleta Madre Teresa de Calcuta en el barrio Cantisani, un espacio que representa su espíritu solidario y su amor por los vecinos. Impulsó la construcción del polideportivo barrial y dirigió el ropero comunitario brindando ayuda concreta", subrayó.
En ese sentido, contó que su entrega no solo fue focalizada en un aporte material, sino que plasmó un camino inconmensurable en lo emocional. Cada año organizaba los carnavales, celebraciones del Día del Niño, pesebres navideños, y distintas propuestas que llenaban de alegría, unión y esperanza a la gente.
Tal vez sin saberlo, en cada instante de su vida fabricó recuerdos para los suyos. Y su hija, guarda profundamente ese legado. "Fue una madre presente y amorosa. Me hacía acompañarla a sus actividades y uno de mis recuerdos más entrañables es haber participado junto a ella en los carnavales. Armábamos la carroza con los vecinos, poníamos música, nos preparábamos con entusiasmo. Me enseñó el valor del compromiso y el amor al prójimo", mencionó.
Una mujer inspiradora
"Mi mamá era muy peronista. Trabajó mucho, hizo mucho en campañas, la conoce mucha gente. Ella luchó mucho para que las personas consiguieran trabajo. En su momento logró que le dieran 4 máquinas industriales. Todo lo que hizo fue pensar en lo demás. Recuerdo que iba a las fábricas, a una juguetería, y conseguía cosas para donar, artículos escolares, mochilas y hasta bicicletas que se sorteaban en el Día del Niño. Eso fue mi mamá, un ejemplo de vida en sí mismo. ¡Qué mujer mi mamá! Siento una gran admiración", dijo Ivana con una emoción sincera.
Contó además que Haydee es su mamá del corazón, la crió desde los 6 meses. En realidad, es mamá de su papá, José Cornejo. Pero por esas cosas de la vida, el amor trascendió las barreras humanas, traspasó las "etiquetas" y Haydee se hizo cargo de Ivana desde pequeña, forjando un lazo maternal infinito. Los padres de Ivana no dejaron de estar presentes, pero así se escribió su historia. Un camino recorrido donde nunca faltó el cariño ni la solidaridad. Por eso el valor tan grande de entrega, la enseñanza más genuina de una mujer luchadora. No solo practicó sus valores hacia afuera, sino que lo ejerció hacia adentro de su realidad.
"Mi vieja es increíble, tan buena, tan honesta", manifestó.
Haydee falleció a los 88 años, como consecuencia de una insuficiencia cardíaca. Su partida dolió no solo en la intimidad de su familia, sino también en las vecinas y vecinos que la conocieron. No hay duelo que se pueda superar, más aún cuando quien muere ha sido tan importante para los que quedan. Los duelos se transitan, como se puede. Hoy, justamente, ese dolor se transforma en un sentido profundo de amor al prójimo y de acción. Porque la muerte no es un juicio de última instancia, sino el sello de una vida recorrida. Y la vida de Haydee fue tan pura que ahora se torna esperanza y empatía, compromiso y lucha, cariño y profundidad. Su legado está vigente y seguirá así en la memoria absoluta de la puntanidad.


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