Los "Orozco-Arellano": la familia que mantiene viva la unión con una "juntada" de primos
Un grupo de WhatsApp los comunica a diario y rememoran lo vivido en la niñez y en la juventud. Pero desde hace 3 años se reúnen personalmente para celebrar el presente. Todo los detalles y el color de una historia que invita a mirar la vida desde el amor.
El trabajo, las obligaciones, el estudio, el tiempo, las mudanzas. La lista es interminable. Pero muchos factores pueden influir para que una familia deje de verse con cierta periodicidad. Madres y padres, hijos, primos, hermanos, nietos, mantienen instancias que se guardan en la memoria con mucho cariño, pero luego la vida los lleva por caminos distintos y el lazo queda anclado a la distancia. Pasan los años y muchas veces se vuelven a ver en los momentos más dramáticos, como los velorios. Muere un pariente y todos se reúnen para la despedida. Y allí nacen los arrepentimientos, lo que se podría haber hecho, lo que se podría haber disfrutado. Para tratar de mantener vigente el amor, la fraternidad, la alegría de saberse "todos en uno" mediante la familia y para prevenir remordimientos, un grupo de primos se juntan una vez al año para revivir recuerdos y celebrar el presente. Todo atravesado por una huella que deviene del ADN puntano y mantiene vivas las tradiciones y costumbres que perduran ante el paso del tiempo.
Desde el propio entorno de la familia, remarcaron la idea de los vínculos que se generan por lazos parentales de sangre o políticos, que se unen para compartir un "lugar de potección, de unión y de amor" y con un tono picarezco, remarcaron la clave de los primos: "León Gieco vio esto y creó la canción que dice 'son ocho los Orozco, yo los conozco(...)' pero los Orozco son muchos más'".
La "juntada"
Cristina Orozco de Ojeda, compartió con El Diario de la República los detalles más coloridos del encuentro de primos. Contó que los Orozco-Arellano son una familia numerosa que con el correr del tiempo se ha ido dispersando por distintas partes del país y la provincia (Merlo, Córdoba, Villa Mercedes y Mendoza). En un momento, los primos idearon un grupo de WhatsApp para compartir a diario lo que les sucedía, los recuerdos, la felicidad de quererse. Y con el tiempo, fijaron una fecha para el reencuentro anual: el último domingo de abril.
Así, lo vienen haciendo desde hace 3 años, en San Luis. "Los chicos (primos) que estaban en Córdoba, que son la mayoría, intentaron llevarnos para allá. Pero se pensó que nuestros padres y abuelos vivieron acá en San Luis, terminaron de criar a los hijos y formaron sus familias acá. Luego de hacer el grupo de WhatsApp pensamos en la necesidad de vernos, abrazarnos, saludarnos. El primer año que lo hicimos coincidió con un fin de semana largo, con lo cual pudieron viajar y quedarse más días. Pero siempre lo hacemos el último domingo de abril. Hacemos un almuerzo, hacemos los mismos juegos de cuando éramos chicos, revivimos un montón de cosas hermosas y pasamos una velada maravillosa. A la noche, comemos lo que nos quedó del almuerzo y después los llevamos a los hoteles o casas donde se albergan; al día siguiente siguen su destino", explicó.
De acuerdo a lo que precisó, son más de 20 primos. En estos encuentros, se reúnen con sus cónyuges. Pero tienen en mente hacer una próxima juntada con hijos y nietos, con lo cual reunirían a más de 100 personas. Piensan alquilar un salón para la ocasión, que sin dudas ya esperan con muchas ansias. Por ahora no está definido, pero es una idea que suena fuerte en la familia.
"Cuando nos vemos recordamos las picardías que hemos hecho, hay cosas que salieron a la luz ahora, total hace tantos años que lo hicimos (risas). El mayor de los primos va a cumplir 80 años y los más chicos somos yo y un primo de Córdoba que estamos en los 67 años. Para nosotros es muy edificador encontrarnos. Es triste tener familia y no verla nunca más. Hemos recuperado nuestras tradiciones, nuestra familia siempre fue alegre, fiestera, de armar bailes (risas)", mencionó.
En el último encuentro no faltaron juegos como la lotería. Hubo mucha diversión y varios bolsillos volvieron vacíos. Luego de festejar, jugar, brindar, contar sus vidas y proyectos, ver fotografías y repartir el souvenir, dan la palabra "de primos" y se comprometen a realizar una nueva "juntada".
Los orígenes de la familia
Según un racconto que compartieron con El Diario, la familia está formada por Humberto Justiniano Orozco y Betsabé Antonia Arellano de Orozco, nacidos en Villa Mercedes. De ellos, nacieron muchos hijos llegando a la adultez seis: Oscar Orozco, María Inés Orozco, Dioné Orozco, Hugo Orozco, Josefina "Choly" Orozco y Federico Orozco. Todos destacados en sus actividades profesionales y laborales.
Se caracterizan por la unión, el buen humor y la ocurrencia. Ello rememora a instancias de mucha alegría, con anécdotas sobre juegos ingeniosos como "el circo" y "dar clases", hacer de peluqueros o modistas usando sábanas nuevas para diferentes creaciones. Todo ocurría en la siesta puntana, cuando los padres descansaban.
Luego se sumaron Rosa Videla (a Oscar), Elvira Mendoza (a Hugo), Victoria Arce (a Federico), Ángel Pérez Vega (a Josefina), por lo cual la familia creció considerablemente. Oscar y Rosa tuvieron nueve hijos: Enrique “Kike”, Oscarcito Antonio, Juan Carlos “Buby”, Eduardo “Dady” Jorge, Raúl “Bocha”, Mario “Kelo”, Liliana y Cecilia, quienes concluyeron carreras universitarias y terciarias.
Elvira y Hugo tuvieron tres hijos: Josecito, Víctor Hugo y Carlitos, con excelentes ocupaciones empresariales. Victoria y Federico tuvieron a Delia “Perlita”, Hugo, Beatriz “Betty” y a Gracielita, que han logrado importantes ocupaciones y dedicación a la docencia.
Ángel Pérez Vega y Josefina tuvieron a Stella Maris “Estrellita” y Nancy, que se ocupan de la salud en dos especialidades diferentes. Cabe mencionar que María Inés y Dioné, no formaron su familia, pero crecieron en sus profesiones y trabajos, dedicándose también a todos sus sobrinos con gran afecto y presencia.
Los hijos se casaron y tuvieron hijos y muchos de ellos, hijitos. Por lo que hoy suman setenta y tres los Orozco-Arellano y completan la cuarta generación. Hay muchas coincidencias, días o años de nacimientos, nombres que se repiten sin ponerse de acuerdo.
En general eligieron carreras humanísticas, el deporte en el que se destacan especialmente Gabriel Ojeda Orozco (Hijo de Gracielita y Alejandro), que juega en la Primera del Federal A de Juventud Unida Universitaria y María del Rosario Orozco (hija de Víctor Hugo y Mari), campeona Sudamericana en aguas abiertas, nocturna (2024). También hay una impronta en el arte: teatral, musical y pictórico como arte visual.
"El papá de mi prima Stella Maris Pérez Vega, fue Ángel Pérez Vega, un exitoso pintor de cuadros que vivió muchos años acá en San Luis, cuando se casó con mi tía. Él es mendocino. Allá lo tienen muy elevado a su recuerdo y continuamente se hacen exposiciones de su obra. Tiene muchos cuadros de la realidad de los viñateros, por ejemplo. Y muy pronto, mi prima va a venir a hacer una exposición con las pinturas que hizo con los paisajes de San Luis, él era un enamorado de la naturaleza puntana", contó Cristina.
Un consejo clave
Cristina, al concluir la nota, dejó un mensaje para las familias actuales. "Los invito a pensar en lo siguiente. La vida no es tan larga y no sabemos en qué momento debemos partir. Hay que aprovechar 'el hoy', el presente y si se puede, organizar estos eventos tan lindos donde nos podemos encontrar y revivir los años que pasamos juntos. Revivirlos y traerlos al presente. La vida es corta, muy corta. El tiempo no espera, el tiempo vuela, pasa", finalizó.


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