En la búsqueda de un humor cuyano

La historia de Mauricio Nozica es tan rara como la relata algunas de sus características: el sanjuanino de 32 años es un ingeniero en alimentos que hace cuatro años vive en Alemania y que se dedica a indagar en eso que dio en llamar “humor cuyano”. La extrañeza tuvo un condimento más esta semana, cuando agotó las entradas para la función del sábado en All right y debió programarse una nueva presentación, el viernes.

Nozica, que tiene bajo su creación el personaje de “El Yarco”, con el que hace su stand up, no puede explicar las razones de su convocatoria puntana. “Es la primera vez que voy a San Luis y creo que la gente no sabe lo que es el humor cuyano, por eso estoy sorprendido con lo que está pasando”, dijo en una charla con El Diario de la República.

Es más, Mauricio reconoce que tampoco tiene muy en claro cómo es el humor en esta región del país, por eso está en la búsqueda de una definición. Su visita a la provincia el fin de semana podría darle algunas respuestas. 

Nozica aclaró que hacer stand up cuyano es más que hablar lento, agigantar el acento, usar el pronombre antes del nombre propio y caricaturizar cómo se dicen y se hacen las cosas en San Luis, Mendoza, San Juan y La Rioja. “También va más allá de mencionar algunas cosas puntuales de la región”, teorizó.

“El Yarco”, sin más, es una denominación con la que fundamentalmente en el norte de San Juan se describe a “personas con condiciones humanísticas y culturales diferentes”, dijo Mauricio, quien aclaró que aunque la generalización que se hace de la palabra tiene un tono despectivo, él prefiere usarla en otro sentido. “Lo veo como una persona que desentona con la sociedad actual”. 

La rivalidad entre sanjuaninos y mendocinos, la tercerización de San Luis en el asunto y la llegada reciente de los riojanos podría ser un disparador al humor de “El Yarco”, quien reconoce que el habitante de su provincia se compara todo el tiempo con Mendoza. 

La vida de Nozica se divide entre Alemania y Argentina, adonde trata de venir todos los años; y entre su profesión y su costado artístico, que también trata de impulsar en Europa. “Soy como Batman, que de día es una cosa y a la noche se pone la capa”, bromeó. En ese enfrentamiento de mundos, el profesional encuentra  –a la distancia- que el país navega entre aguas diferentes.

“Tengo amigos ingenieros que ganan en dólares y la pasan más o menos bien; pero también trato con compañeros del mundo del teatro que la están pasando muy mal. De lo que sí estoy seguro es que este país es un desconche”, cerró, para utilizar un término netamente cuyano.