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Hospital de Quines: documentos adulterados, denuncias por irregularidades y silencio total

En lo que va del año, se contabilizan dos renuncias de directivos en medio de verdaderos escándalos que dejan entrever fuertes impericias. Mientras las acusaciones retumban de un lado y del otro del mostrador, no se advierten acciones del Ministerio de Salud.

Por redacción
| Hace 17 horas
El Hospital de Quines, en el ojo de la tormenta.

La situación actual del Hospital de Quines es de las más graves de su historia. En medio de un verdadero escándalo que aglutina denuncias cruzadas, documentos adulterados e irregularidades varias, entre otras impericias, la comunidad demanda "un freno" al panorama para garantizar la prestación de los servicios sanitarios, lejos de los egoísmos políticos.

 


¿Libro de actas o de cocina?

 


El secretario adjunto de ATSA, Gerónimo Ortiz, se hizo presente en el nosocomio para indagar sobre lo que ocurre. Se llevó una importante sorpresa al advertir una serie de falencias que son absolutamente impensadas.

 


Una de las cuestiones que registró, absolutamente grave, tiene que ver con un libro de actas adulterado. Justamente, muchas de las irregularidades advertidas por el personal podrían encontrar respuestas en el libro de actas, que constituye un documento de características legales claves. Pero ahora, eso es imposible: está totalmente viciado.

 

 

Según contó Ortiz, el libro de actas fue adulterado, le arrancaron hojas y lo camuflaron como insumos de cocina. Foto: gentileza.

 


De acuerdo a lo que pudo constatar Ortiz, el libro tiene "hojas arrancadas" y en su tapa le colocaron una carátula que reza "Insumos de cocina". Un hecho de una gravedad sin precedentes.

 


Cruce de denuncias que evidencia la crisis total

 


En septiembre, había renunciado Gladys Morán a la dirección del nosocomio en medio de un escándalo por un presunto cobro de horas extras no cumplidas. Ahora, más recientemente, hizo un paso al costado Juan Carlos Bufali, quien era titular médico del establecimiento.

 


Todo se dio en medio de un cruce fuerte de denuncias y acusaciones que, antes de dirimir quién tiene la razón, al menos evidencian un complejo y dramático presente en el hospital.

 


Por un lado, Bufali explicó en su renuncia que hay una serie de hechos se "repiten con cierta frecuencia", poniendo "en riesgo la salud de los pacientes". Habló de que se vio "forzado" a renunciar por "falta de apoyo" y denunció diversas situaciones, como supuestos incumplimientos de colegas suyos en el nosocomio que graficó como de "extrema gravedad", todos orientados al desempeño ético como profesionales de la salud.

 


Habló de un médico que se negó a atender un caso grave porque "estaba descansando", por ejemplo. Otro profesional que intentó cubrirlo fue impedido por una referente de Enfermería, que en principio, lo maltrató. Los pacientes a atender habían sufrido un accidente y requerían atención médica, pero ello fue obstaculizado. El especialista en cuestión dejó detalles de los hechos en el libro de actas, que casualmente está adulterado.

 


En otro tramo, Bufali alertó por el robo de insumos, especialmente de alimentos, entre otras preocupantes irregularidades.

 


Sin embargo, otros señalamientos (debidamente documentados) apuntan a Bufali. Una persona lo denunció porque "desde 2017 hasta la fecha jamás cumplió su rol de médico ginecólogo".

 


La presentación afirma que Bufali no completa la carga horaria semanal y remarca que "hace años no hace colposcopía". También asegura que lo que tiene que ver con papanicolau, lo concretan las obstetras.

 


Por otro lado, una denuncia lo señala por dirigirse con insultos y "a los gritos".

 


De uno u otro modo, se evidencia que mientras se cruzan los señalamientos, la gente queda en el medio de la disputa y el servicio de salud se pone en riesgo. La cartera sanitaria estatal, en vez de arrojar luz al panorama, complica más las circunstancias. Al menos por los hechos, parece ser que la salud está relegada a un segundo o tercer plano. 

 

 

Manipulación de datos

 

Un detalle que levantó serias sospechas y preocupaciones, es que la renuncia que presentó Bufali fue recepcionada el 18 de noviembre. Sin embargo, el decreto que hace lugar a la renuncia tiene fecha del 10 de noviembre. Y como si fuera poco, en el artículo 1 se especifica que Bufali deja el nosocomio desde el 28 de octubre. ¿Error de tipeo? ¿Impunidad para manipular información? 

 

 

Una renuncia, tres fechas diferentes. La prueba de la manipulación de datos que aportó Ortiz. Foto: gentileza.

 


¿Culebrón en puerta?

 


Ortiz contó que como una cuestión "colateral" a lo del Hospital de Quines, aparece un hito absolutamente repudiable, que en principio es sospecha, pero mantiene fuertes y repudiables conjeturas. De acuerdo a lo que precisó, un funcionario del Ministerio de Salud, en conjunto "con otro empleado del Estado", desarrollaría maniobras de corrupción.

 


"El hombre está de los dos lados del mostrador, porque ha constituido una empresa de colocación de médicos. Si en un lugar del interior de la provincia no hay médicos, viene esta persona con la empresa que habría constituido y, de acuerdo a las necesidades, proveen de profesionales por un valor que les alcanza para pagarle a los especialistas y un remanente importante que se dejan ellos", subrayó.

 


Aunque es legal crear una empresa proveedora de este tipo de servicios y concursar para ser proveedor del Estado, sí es cierto que "es ilícito" estar en el Ministerio en el momento en que se están eligiendo las propuestas. "Así gana el caballo del comisario", lamentó Ortiz.
 

 

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