Sebastián Martínez: "Jugar este último Mundial en Argentina era una gran ilusión"

El ambiente de la pelota paleta a nivel internacional aún muestra cimbronazos tras la decisión del Gobierno de San Luis, encabezado por Claudio Poggi, sobre la cancelación de dos megaeventos deportivos de trascendencia. Uno, el Mundial Absoluto de Pelota Vasca, que iba a desarrollarse en 2026.

“Recibir esta noticia es un palo grande”, resumió el pelotari Sebastián Martínez, argentino que se dedica al deporte desde los 9 años, jugó en nuestro país, pero después se radicó en España; incluso jugó la final del Mundial 2022 contra Alfredo “Puli” Villegas en la modalidad paleta goma trinquete. “Jugar este último Mundial en Argentina era una ilusión enorme”.

Para Martínez, varias veces mundialista con dos medallas en su cuello y conocedor de las bondades de San Luis, esta determinación del gobierno puntano fue una frustración.

"Todos los pelotaris europeos esperábamos con ansias este campeonato en Argentina; puedo asegurar que en cuanto a la organización, canchas e infraestructura iba a ser el mejor. Además, era la primera vez en la historia que se iba a realizar en Argentina", detalló Martínez, que disputó en 2012 el Open Internacional de Pelota Vasca en San Luis. Llamativamente, Claudio Poggi, quien hoy le da la espalda al Mundial, concurrió a todos los partidos del torneo desarrollado en el Trinquete Modelo.

Otro gran tema para el argentino nacionalizado español es la trascendencia histórica que iba a tener este torneo. "El país nunca recibió un campeonato mundial absoluto desde que se fundó la Federación Internacional hace más de 70 años. Argentina organizó algunos torneos mundiales Sub 22, pero nunca esto; son 15 modalidades, es algo único, y las canchas quedan para todo. Es triste todo esto, uno lo cuenta y no lo puede creer; estaba todo tan firme, declarado de interés público por el gobierno nacional y que generó tanta expectativa en el mundo. Es un golpe grande".

Con respecto a lo que genera un torneo así, Martínez fue claro: "Es un evento mundial, casi 70 países representados, fanáticos de todas partes que viajan a ver a sus equipos. Es un movimiento increíble para la provincia organizadora: implica hoteles llenos, restaurantes llenos, lugares de esparcimiento llenos, un generador de ingresos y turismo que va más allá del Mundial. Esto se va a perder y es una pena; iba a ser único en Sudamérica".

Además, para el subcampeón mundial hay afectos y sentimientos personales. "Esto iba a ser como mi momento sublime en el deporte: jugar un Mundial en Argentina, el sueño del pibe. Tenía esto en mente hace tiempo, estaba tan cerca. Espero seguir jugando varios años más, pero no sé si habrá una próxima vez así".