Decisiones insensibles y destructivas que costaron una vida

Hay muertes que muchas veces cambiaron el rumbo del mundo, muertes que llevaron a revertir ideas, políticas y acciones. Esto, lamentablemente, tuvo que pasar en San Luis. Una joven se quitó la vida, como resultado de que la gestión actual del gobierno provincial la descuidó, la dejó abandonada a la vera del camino, sin la ayuda que estaba recibiendo con anterioridad.

La víctima de esta triste historia, hasta el 9 de diciembre, tuvo la asistencia psicológica que necesitaba. Sin embargo, a partir del 10 de diciembre, se quedó sola con su problema producto de la errónea posición de que todo está mal.

El nuevo Gobierno ha traducido esta consideración en la parálisis de políticas sensibles, claves y reclamadas por la comunidad, ocasionando un nivel de abandono tan grande que ha empujado a diversas áreas gubernamentales a niveles alarmantes y con casos alarmantes.

Y una de las víctimas de ese lineamiento fue esta joven mamá de una nena de 5 años, quien era atendida y asistida como un caso de “posible violencia extrema”. Lamentablemente lo fue y, quizás producto del descuido del área estatal que debía hacerle un seguimiento, tomó la peor determinación.

Ella trabajaba en un área de la Secretaría de Ambiente, que ante el grave desenlace comunicó a través de las redes su deceso.

La atención que debía recibir era responsabilidad de un organismo que está a cargo de la ministra de Desarrollo Humano Mónica Becerra, que es uno de los pilares de la estructura poggista a la que no se le dejan de caer palabras como “desidia” y “desolación” para cuestionar al anterior gobierno provincial, y que todo lo que hacía era alejado de lo social, “con un solo interés, el partidario”.

A veces, como en este caso, la saliva se vuelve encima. La ex Secretaría de la Mujer, ahora rebajada a Dirección Integral de la Mujer, Género y Diversidad, fue creada con esta finalidad: ocuparse y contener a las víctimas de violencias extremas.

Sin embargo, como para Claudio Poggi y Mónica Becerra todo está mal y nada sirve, apenas asumieron, la desintegraron.

Al mismo tiempo, pararon todos los planes y programas como el de seguimiento de violencias extremas y trata de personas. Es decir que descuidaron y desprotegieron a todas estas personas golpeadas o en riesgo de tomar una actitud violenta, quienes sí o sí necesitan el paraguas solidario del gobierno provincial, y por dos meses no se hizo nada al respecto.

Y pasó lo que pasó. Esta joven mamá se quitó la vida.

Al otro día de esta muerte, que se podría haber evitado, de dos meses de parate y de perseguir a los integrantes de la ex Secretaría de la Mujer, aparecieron las urgencias y necesidades de reactivar el área de Seguimiento. De ocuparse de las personas comprendidas, de darles asistencia y contención, y de ocuparse de los casos judiciales que estaban también “colgados”.

Por lo que pasó con esta joven mamá, deben reconocer que están equivocados y que se equivocaron. Que el odio, el resentimiento, el revanchismo y el salvajismo político los han llevado a ser responsables de situaciones que a lo mejor se podrían haber evitado.

Lo acontecido los debe llamar a la reflexión, a hacer una autocrítica, a corregir la insensibilidad con la que actuaron, para que este triste desenlace no vuelva a suceder.