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Lo hallaron culpable por el intento de femicidio de su expareja

Antes del fallo, Juan Dardo Marín le pidió perdón a la víctima. Este martes debatirán cuántos años le darán.

Por redacción
| 04 de agosto de 2023
Culpable. Marín, de blanco, escucha a Sala tras oír el fallo del tribunal. Fotos: Martín Gómez

La defensa lo planteó en su teoría del caso al inicio del juicio, y este viernes, vertidas todas las pruebas en el proceso, la parte acusatoria terminó adhiriendo a su idea central.

 

Para el defensor oficial Esteban Sala y también para la fiscal de Juicio Virginia Palacios, no hay dudas de que en octubre del año pasado Juan Dardo Marín ingresó armado a un colegio de Juana Koslay y efectuó cinco disparos; lo que en realidad debía dilucidarse era si el hombre verdaderamente tuvo la intención de matar a su expareja, Cintia Ortegas, y a su compañero de trabajo, el regente Víctor Durán.

 

Este viernes, al momento de los alegatos, la funcionaria judicial dijo que debía actuar con valentía jurídica, ya que no pudo probar que el agresor haya buscado extinguir la vida de ambos, y cambió la calificación de los delitos por los que llegó acusado a una figura más benevolente.

 

Finalmente, cerca de las cinco de la tarde, el tribunal lo declaró culpable por “Homicidio triplemente calificado en grado de tentativa” en perjuicio de la mujer, pero atento a procedimientos del nuevo Código Procesal, la cuantificación de la pena se resolverá en otra audiencia, el martes próximo.

 

La última jornada del juicio comenzó con la declaración de tres testigos citados por Sala: una bioquímica de la Policía y dos amigos de la adolescencia de Marín, quienes, a pedido de la defensa, se explayaron en la personalidad del imputado y en su cambio actitudinal cuando comenzó a consumir cocaína.

 

  Juan Dardo Marín volivó a la prisión y ahora espera saber cuál será su pena.

 

 

También estaba previsto que exhibieran los videos de seguridad de la escuela “Ingeniero Germán Avé Lallemant”, que registraron el ataque, pero un problema técnico lo impidió, por lo que se clausuró la etapa probatoria y se dio paso a los alegatos.

 

Al iniciar los suyos, Palacios adelantó que no iba a poder sostener la calificación legal de la acusación fiscal de instrucción, esto es, “Homicidio doblemente calificado por el vínculo y por ser perpetrado por un hombre contra una mujer mediando violencia de género agravado por el uso de arma de fuego en grado de tentativa” y “Desobediencia de una orden judicial” en perjuicio de Ortegas, y “Homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego en grado de tentativa”, en perjuicio del regente.

 

“Aquí no se discute si el hecho existió ni que el imputado sea el responsable, sino que se centra en determinar si hubo intención”. “Al principio dije que iba a sostener la acusación, pero ¿se reúnen los requisitos para eso? Y la respuesta es negativa, señores magistrados”, mencionó la fiscal.

 

“Tenemos la difícil y antipática tarea de apartarnos del sentir popular y de lo que la gente espera”, sostuvo y volvió a hacer un repaso de las circunstancias del ataque para llegar a la aseveración de que, si hubiese querido, Marín pudo haber baleado en zonas vitales a Durán y Ortegas.

 

Respecto al regente, dijo que quedó probado que el ataque no fue dirigido a él sino que a su compañera, que el hombre no sufrió lesiones e incluso que el atacante lo dejó abandonar el recinto en el que forcejearon. En lo concerniente a la mujer, dijo que tampoco arribó a una certeza sobre si Marín tuvo la idea de matarla mencionando, por ejemplo, que al imputado aún le quedaban proyectiles que percutar cuando se quedó solo con la mujer y que desistió de su actitud.

 

 

Perspectiva de género

 

Palacios finalmente no acusó por lo ocurrido con Durán y pidió condenar a Marín por el delito de “Lesiones graves agravadas por el uso de arma de fuego, por el vínculo y por mediar violencia de género” en concurso real con el delito de “Desobediencia de una orden judicial”.

 

María Elena Aparicio, abogada de la Secretaría de la Mujer, Diversidad e Igualdad, y representante de Ortegas, adhirió a lo planteado sobre el regente pero disintió respecto a lo que sufrió la mujer. “Respecto a Cintia, es necesario sostener la calificación inicial y llegar a una sentencia ajustada a derecho pero con perspectiva de género”, pidió.

 

El 19 de octubre de 2022, la víctima denunció a su ex en la Comisaría 5ª luego de que él se presentara en su casa y, según expuso, la tomara del cuello y le tapara boca y nariz. Ella lo relató en la primera audiencia del juicio y opinó que ese día el hecho no pasó a mayores porque a él no le dio la fuerza. Esa denuncia derivó en una orden de restricción que Marín violó seis días después, el 25 de octubre, cuando entró armado al colegio.

 

“Lo ocurrido el 19 fue la antesala de este otro hecho. Ella sintió miedo de morirse, lo dijo, y está probado que tras una restricción hay un período de seis meses donde la violencia se exacerba hasta que termina en un femicidio. El día 25 él quiso culminar el hecho que comenzó en la antesala y que no concretó porque no tenía un medio idóneo. Entonces buscó y compró un arma de fuego en el mercado negro”, comentó Aparicio y describió cada uno de los cinco disparos que el atacante efectuó dentro del despacho de Durán. “Su intención era ponerle fin a la vida de la señora Ortegas”, sostuvo.

 

 

Un revés tras otro

 

De alguna manera, los alegatos de Palacios allanaron el camino para los de Sala, que en el inicio se dedicó a cuestionar a la querella diciendo que en su carácter solo podía adherir al pedido de la fiscalía y no apartarse de él como lo hizo, porque “carece de facultades acusatorias”. Luego, dijo que el día del hecho su pupilo actuó bajo los efectos de la cocaína, que pasaba un mal momento económico, personal y familiar, y aseguró que ni siquiera él mismo sabía a qué iba a la escuela.

 

Mencionó que los disparos que hizo incluso pudieron atentar contra su propia integridad física y pidió considerar su conducta posterior a balear a su ex: “Soltó a Durán del forcejeo porque se cansaron y cuando ella le mostró la herida en la pierna, él entró en sí, se sentó y desistió. Él nunca profirió amenazas hacia ella, el regente o la Policía”, mencionó y solicitó que se lo condene por el delito de “Abuso de arma de fuego agravado”.

 

Antes de que los jueces Fernando de Viana, Hugo Saá Petrino y José Luis Flores pasaran a deliberar, Marín pronunció sus últimas palabras y les pidió perdón a la mujer, a sus hijos, sus padres y al resto de la familia. En llanto, dijo que él mismo se metió en el infierno de las drogas y que cuando le pidió ayuda a Ortegas ella lo echó de la casa. Hasta le recriminó que, por su trabajo, la mujer no tenía margen para la familia.

 

Antes de las 17, los magistrados reingresaron a la sala y, para sorpresa de las partes, declararon culpable al imputado por el delito de “Homicidio triplemente calificado en grado de tentativa” en concurso real con el delito de “Desobediencia de una orden judicial”. A pedido de la fiscalía y la defensa, los años de pena se debatirán este martes al mediodía.

 

Redacción/MGE

 

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