En los últimos años, y en particular en este 2023 bien electoral, Cambia San Luis fogoneó el tema de la grieta a más no poder, llegando a que la numerosa constelación de medios adictos que responden al poggismo se obsesionaran para adjudicarle al gobierno provincial el rótulo de kirchnerista, aun cuando esta vinculación fuera forzada y grotesca.
Ya con un resultado favorable en las elecciones, la inercia continúa, y en vez de empezar a anunciar cuáles serán sus planes de gobierno (la campaña de Claudio Poggi se caracterizó por una notable orfandad de propuestas), el espacio sigue con su actividad predilecta o la única que sabe hacer bien: acusar y difamar.
Desde el 11 de junio, Cambia San Luis solo ha explicitado una batería de iniciativas y medidas cuyo principal resultado es alimentar la división entre los puntanos, como proyectos que supuestamente buscan garantizar una transición ordenada o intimaciones a funcionarios por aparentes nombramientos.
El candidato a gobernador de Unión por San Luis, Jorge "Gato" Fernández, había advertido durante su campaña electoral que la grieta envenena la política y las relaciones en San Luis, y subrayó el carácter exógeno de este fenómeno.
Pero quizá en esta nueva etapa que se avecina en la provincia, en la que todo indica se dependerá fuertemente del centralismo porteño, Poggi haría bien en escuchar al resto del arco político, que rechaza una dinámica de división permanente en la provincia.
Por ejemplo, Eduardo Gomina, precandidato a senador nacional del Partido Unión y Libertad (PUL), dijo en declaraciones radiales: “No queremos que la grieta se instale en San Luis” y confirmó que acompañarán a candidatos del peronismo tradicional y federal como Juan Schiaretti y Florencio Randazzo.
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