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Abuso sexual infantil: ¿qué hacer y qué efectos tiene en la psiquis?

Desde redes de pedofilia hasta abusos presuntamente perpetuados por un adolescente; saber cómo actuar es uno de los interrogantes. El mayor pedido, que los tiempos de la Justicia se adecuen a los procesos de las víctimas.

Por redacción
| 09 de abril de 2023
Justicia x Luna. De niña fue abusada por su padre, pero debido a cuestiones internas de jurisdicción y la pandemia, espera hace 11 años el juicio. Foto: Gentileza.

En las últimas semanas, en el país reinaron noticias sobre abuso infantil. Una red de pedofilia, de la que formaba parte el conocido exproductor de Gran Hermano Marcelo Corazza, acusado por corrupción de menores y exhibiciones obscenas; a eso se le sumó la denuncia pública de Lucas Benvenuto hacia Jey Mammón por violación cuando era menor de edad; y, en el ámbito local, los reclamos de los padres del colegio San Luis Gonzaga por un presunto caso de abuso sexual, en el que un niño de 7 años habría sufrido ataques por parte de un adolescente que pertenece al nivel secundario y sería hijo de un directivo.

 

Las alarmas se encendieron y la preocupación sobre qué hacer y cómo detectar casos de abuso infantil, por fin, están en boga.  “En general, hay cambios de humor, retraimientos exagerados y perturbaciones importantes en el contacto con los otros. Otra característica que tiene el trauma es que es difícil, o casi imposible, poder representar y simbolizar recursos específicos para el diagnóstico. Para eso la Justicia cuenta con todo un dispositivo de Cámara Gesell”, explicó la psicóloga puntana Alejandra Taborda, quien obtuvo una mención especial en el Premio Facultad de Psicología 2021 de la UBA por su trabajo colaborativo “Revisitando el concepto de duelo para pensar las niñeces en los devenires de la pandemia”.

 

Pero, para detectar estos síntomas hay que comprender que existen distintos tipos de abuso infantil. Están los que suceden en entornos por fuera de sus vínculos sanguíneos, como puede ser en la escuela o en la calle, y los intrafamiliares, como es el caso de Luna, la hija de la activista y fundadora de Mundanas Agrupación Feminista, Yama Corin.

 

Luna fue abusada por su progenitor desde los 6 hasta los 9 años. Actualmente tiene 20 y sigue esperando la condena. “Al principio, yo no estaba segura de que hubiera una situación de abuso; sí veía que había momentos de cierta erotización. Entonces fui al Juzgado de Familia e inmediatamente nos mandaron a hacer pericias.  Ahí es que a Luna le encuentran los indicadores de abuso y yo hago la denuncia penal”, recordó Yama.

 

Según la psicóloga, los casos intrafamiliares son los más contradictorios para la mente del infante, ya que tiene una relación de dependencia con la persona que ejerce violencia hacia él, pero, a su vez, es quien debería cuidarlo. Esto es reconocido como uno de los peores escenarios del trauma que ejerce una cascada de consecuencias desfavorables a corto y largo plazo, como la disociación de sus propios sentimientos y percepciones, y una extrema alerta de los del victimario.

 

“Se fractura el psiquismo frente a depender de la misma persona que los agrede. Entonces esto crea en la mente del niño casi como una situación delirante de que él es el que provoca que se desarrollen estas conductas agresivas en su cuidador. Es delirante porque se ubica como culpable de algo que está muy lejos de serlo”, aclaró Taborda.

 

 

En los niños se fractura el psiquismo frente a depender de la misma persona que los agrede.  Alejandra Taborda


El Programa Las Víctimas Contra Las Violencias, creado en 2006 por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, brinda atención a las víctimas de abuso o malos tratos, así como a víctimas de explotación y prostitución infantil. Los últimos datos relevados por este organismo resultaron en 3.219 niñas, niños o adolescentes víctimas en consultas por violencia sexual. De ese total, un 77 por ciento eran niñas.

 

Un 27,9 por ciento de las víctimas atendidas sufrió “tocamiento sexual o tentativa”; un 20,5 por ciento “violaciones o tentativa”; y otro 20 por ciento “grooming”. Mientras que el 36,2 por ciento de los casos de violencia sexual sucedió en el hogar, y el 3,4 por ciento en la vivienda de un familiar.

 

“El problema que existe con mucha frecuencia es que el abuso cae en secretos familiares. Estos secretos son responsables de provocar un mayor número de fracturas dentro del psiquismo. Es muy distinto para aquellos niños que han podido ser protegidos y cuidados que para aquellos que han estado muy lejos de ser escuchados”, detalló la psicóloga especializada en adolescencias.

 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló que una de cada 5 mujeres y uno de cada 13 hombres declaran haber sufrido abusos sexuales cuando tenían entre 0 y 17 años. Según la Fundación Red por la Infancia, de cada mil casos de abuso sexual, solo 100 se denuncian y apenas 1 recibe condena.

 

“Creo que las personas que denuncian tienen un grado de exposición enorme, y a su vez uno de dolor aún más grande. Hay que poder entender o reconocer que si hay un niño o una niña que habla de un vínculo sexual adulto no puede estar inventando ni mintiendo. Si están incómodos con una persona y no quieren estar con ella porque relatan una situación abusiva, hay que creerles siempre”, reflexionó Yama.

 

En San Luis, el Centro de Atención a la Víctima del Delito relevó que, en 2022, abordaron entre 105 y 110 casos mensuales. En un 88 por ciento eran víctimas de violencia sexual; el 80 por ciento de ellas respondían a menores de edad.

 

Según explicó la terapeuta, en los casos que contemplan un menor y un adulto como abusador, sea familiar o no, se sucede una relación de poder en la que el niño o niña considera al agresor y lo coloca como una persona de adoración, sumado a un intenso temor, lo que hace que no se pueda defender y aumenta la intensidad del trauma.

 

En los casos en los que el abusador es un menor también, como el que presentó la escuela de la ciudad de San Luis, el conflicto es aún más complejo. “Sabemos que entre menores también hay una diferencia de edad y de asimetría, que convierte esta conducta en abusiva. Pero quisiera llamar la atención sobre qué ruptura psíquica o qué provocó rupturas psíquicas en el abusador. O sea, un menor abusador es un menor que no ha podido constituir en la mente el poder ubicar al otro como un semejante y reconocido en su alteridad”, profundizó Taborda.

 

 

Muchas de las cosas que nosotros necesitamos pueden esperar, los niños no pueden, ahora es el momento, sus huesos están en formación, su sangre también lo está y sus sentidos se están desarrollando, a él nosotros no podemos contestarle mañana, su nombre es hoy.  Gabriela Mistral - Poetisa, diplomática, profesora y pedagoga chilena.

 

En ambas situaciones, tanto si el abuso es perpetrado por un adulto u otro menor, la mejor herramienta para prevenir o, en el peor de los casos, lograr que el niño abusado hable y rompa el círculo de violencia es a través de leyes que impidan la prescripción de los casos, así como una correcta aplicación de la Educación Sexual Integral (ESI) en las escuelas.

 

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