Una recopilación de clásicos de puro rock nacional

La consigna de la sexta edición del Calle Angosta rock es “Rock posta”; y mucho de consecuencia tuvo la primera noche, con “Eruca sativa” a puro fuego en el Alfonso y Zavala, “La mancha Rolando” como broche de oro y una decena de bandas locales que demostraron la versatilidad que hay en la escena provincial.

Con un buen marco de público que celebró el regreso del festival rockero a un ámbito emparentado tradicionalmente con el folclore, la noche inicial dejó la sensación de que cosas buenas pueden venir en las dos jornadas que restan. Bandas de buen nivel, un patio de comidas con todo lo necesario para que el hambre no invada y un predio de artesanos con buenas ofertas se combinaron en una noche en la que el viento que sopló no fue suficiente para aminorar las ganas de la gente.

Cuando el sol todavía reinaba en el cielo villamercedino “Los Catalanos” tuvieron la responsabilidad de abrir la jornada bajo una característica que se repetiría en la fecha inicial: muchas de las bandas que tocaron estaban conformadas por varios integrantes. Siete, ocho y hasta diez en algunos casos. Y muchas tuvieron sesiones de vientos, un riesgo que el público recibió con aplausos. 

“Los ex”, por ejemplo, que merecían por trayectoria y dedicación un horario más central, mostraron una formación con siete músicos que terminó su performance con “Por el resto”, en homenaje a Marciano Cantero y “Los enanitos verdes”.

Algo parecido pasó con los merlinos de “Non stop”, que hace un año deslumbraron con una inolvidable actuación en “Rock en La casa” -producida a pocas cuadras del escenario donde tocaron el viernes a la noche- y que ahora mantuvieron la potencia, aunque sin la retroalimentación del público, todavía escaso a esa hora.

Con una formación más clásica de batería, bajo, guitarra y voz, los puntanos de “Adiós Bartolomé” mostraron las credenciales que los llevaron a ser elegidos entre casi 90 bandas y fueron una de las pocas bandas que llenaron su set con temas propios, entre los que se destacó “Construcción”.

Para demostrar que el rock tiene fronteras difusas, en el medio de la grilla se coló “Sound reggae”, otra banda numerosa que, desde su título, puso en el anfiteatro un poco de ritmos dulces, acompañada por un puñado de seguidores que se hicieron notar. 

La organización tuvo la buena idea de intercalar entre las bandas locales a “Eruca…”, por lo que el power trío tocó poco antes de las diez de la noche y en poco más de una hora demostró un poderío arrollador con los temas nuevos de “Dopelganga”, el disco que presentarán en mayo en San Luis capital. 

Ante ese panorama, tenía una tarea complicada “Viscionarios”, la banda de ska combativo que subió al escenario tras el mar de lava rockero que dejaron las chicas y el chico de “Eruca…”. Sin embargo, la también numerosa agrupación se las arregló para mantener el espíritu arriba con sus armas, compuestas por algunos temas propios y muchos covers divertidos (aunque contestatarios) del rock de principios de siglo: el premonitorio “Se viene”, “El revelde”, “El mono relojero” y “Devolvé la bolsa”, entre otros.

La estricta media hora que le otorgaron a las bandas locales para sus actuaciones no fue suficiente para “Dos griegos”, uno de los grupos más persistentes de la escena villamercedina que gracias al tesón de su fundador, un intacto David Avecilla, se ganó el respeto de la gente y una buena ubicación en la grilla. La ocasión fue aprovechada para mostrar sus temas propios, aunque cayó en la tentación de hacer una versión aletargada de “Ciudad de pobres corazones”, el clásico de Fito Páez; y otra acelerada de “¿Qué tal?”, de “Divididos”, con una visita a “La rubia tarada”, de “Sumo”.

De Merlo, dueño de una carrera que tiene grandes momentos como la edición de un disco solista y otro con su banda anterior, Manu Tolosa tuvo la humildad de presentarse en la preselección de los grupos y quedar elegido para tocar en el festival. Lo mismo sucedió con “Hënkel”, una banda de rock duro que estuvo en la primera edición del “Calle angosta rock”, hace nueve años, y que demostró que su vigencia está relacionada con la calidad y la persistencia de sus integrantes.

Por estilo, por trayectoria y por la posible existencia de un público compartido, fue un acierto que inmediatamente después a la histórica banda metal subiera “Alissiafranka”, otra agrupación que parecer tener la fórmula para la persistencia en el rock mercedino. El cuarteto -con algunas modificaciones respecto a su histórica formación- dio un show de altísimo nivel que estuvo a la altura de su pasado.

Pasadas las 2:30 de la mañana, “La mancha de Rolando” llegó para demostrar que, como lo habían hecho las bandas locales, la ubicación de clásicos en su repertorio, aunque sean ajenos, siempre paga bien. Convertida en casi una banda de covers que cada tanto cuela un tema propio (“El chino”, “Cabrón”, “Carolina”, “Arde la ciudad”, todos de reconocida eficiencia), la agrupación del carismático Manu Quieto no tuvo pruritos en hacer abrazar a El Soldado con Chano; y a “Los fabulosos cadillacs” con “Los enanitos verdes”.