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Inteligencia Artificial

Imágenes, audios y videos falsos inundaron la red con una tecnología que hace menos de un año era impensada. Estafas a nivel global y científicos que piden un cese de actividades; la civilización cambiará para siempre.

Por Astrid Moreno
| 10 de abril de 2023

El Papa con un abrigo a la última tendencia; Donald Trump captado en el momento de su arresto; vender las acciones de una supuesta empresa multimillonaria; crear la imagen, comercializar; lanzar un nuevo juego educativo en 30 minutos, y ¿dominar a la humanidad? Esas son algunas de las cosas que se pueden hacer combinando algoritmos para que presenten las mismas capacidades de las personas. O, en criollo, la revolucionaria, y por consiguiente, temida Inteligencia Artificial (IA).

 

Los economistas de Goldman Sachs, uno de los grupos de banca de inversión y de valores más grande del mundo, estimaron que la IA podría reemplazar y automatizar hasta 300 millones de empleos de tiempo completo. Esto implica que el 18 por ciento del trabajo a nivel mundial estaría computarizado. Entre las labores más comprometidas están la administrativa y la abogacía, mientras que las que permanecen a resguardo de ser suplantadas por algoritmos son las ocupaciones físicas o al aire libre, como los trabajos de construcción y reparaciones.

 

“Este es el año para debatir sobre la IA. Sin lugar a dudas es un avance estupendo en muchísimos campos laborales que va a permitir que tareas operativas, repetitivas y tediosas para el ser humano sean reemplazadas; uno de cada cinco empleos va a ser afectado con este sentido. Los tiempos ahora son muy dinámicos, tenemos que, en cada empleo, hacer catarsis de cuántas tareas hay que pueden llegar a, potencialmente, ser automatizadas”, analizó en una charla con Cooltura Joan Cwaik, autor, conferencista y divulgador especialista en tecnologías emergentes y gerente de Marketing para Latinoamérica en Maytronics. Recientemente, publicó su último libro “El Dilema Humano: del homo sapiens al homo tech”.

 

Aunque el objetivo principal es que faciliten y acompañen a los humanos en sus labores y que estos puedan disponer de más tiempo para desempeñar otras actividades o para el ocio, la preocupación es real y los especialistas invitan a que quienes se encuentren en rubros con mayor riesgo comiencen a ramificar sus áreas de experiencia.

 

Para que estas adecuaciones en la labor lleguen a Argentina falta un tiempo considerable. Pasarán primero por las sociedades más desarrolladas. Antes de pisar el suelo de los campeones del mundo, el virus de la IA pondrá sus primeros agentes infecciosos en Estados Unidos, China y varios países de Europa.

 

"Vamos a ser testigos de un momento que se nos va a hacer difícil distinguir entre lo real y lo falso" (Joan Cwaik-especialista en tecnologías emergentes)

“Un informe reciente, publicado por Open AI y la Universidad de Pennsylvania, dice que las tecnologías de IA generativa como Chat GPT (chatbot de inteligencia artificial) van a impactar a la mayoría de los trabajadores. No estamos hablando de un reemplazo de humanos por máquinas, sino más bien de ciertas tareas”, aclaró Freddi Vivas, ingeniero en Sistemas de Información con posgrado en Inteligencia Artificial. Y, basándose en las estadísticas, remarcó que los países con mayores índices de robots per cápita, como Corea del Sur, Singapur y Alemania, también son los que menor tasa de desempleo tienen.

 

El debate es claro, si las tecnologías sustituirán a las personas y su trabajo o si, según la mirada más optimista, servirán de apoyo y como optimizadoras del tiempo para que los humanos puedan enfocar su energía y tiempo en cosas más trascendentes.

 

“Se calcula que distintos sistemas pueden ayudar a aumentar considerablemente la adhesión a tratamientos médicos prescritos de forma crónica. Hace ya casi tres años usamos algoritmos muy similares, como de predicción de la demanda para anticiparnos a la cantidad de casos de COVID-19 que llegarían a un sanatorio muy importante de la Ciudad de Buenos Aires”, ejemplificó Vivas.

 

Sin embargo, para que la IA tenga un impacto positivo hay un concepto clave que todos los especialistas remarcan e imploran: su uso ético. Algo que la historia de la humanidad demuestra es el verdadero punto de conflicto.

 

Cuando Marie Curie descubrió los elementos químicos radio y polonio abrió un campo de acción único, su descubrimiento actualmente se utiliza en la medicina, industria, agricultura, docencia e investigación, y desde su invención salvó millones de vidas. Por dar un ejemplo, la científica inventó los rayos X portátiles para ayudar a los heridos en la Segunda Guerra Mundial. Pero el polonio, si se lo mezcla con berilio, puede producir un breve lapso de implosión que propicia una reacción en cadena. Esa cualidad lo convierte en un componente esencial de la bomba atómica y fue clave para la misma guerra y la única vez que se usó este tipo de armamento, en los ataques a Hiroshima y Nagasaki.

 

Lo mismo, a otra escala por ahora, ocurre con la IA. En el último tiempo se registró un aumento de estafas telefónicas a través del uso de clonaciones de voz, gente asegurando que sus hijos, padres o parientes los llamaron pidiéndoles ayuda y dinero, pero que luego descubrieron que no eran ellos sino una aplicación que, con una mínima muestra de voz, puede replicarla para generar conversaciones. Después, hay otro tipo de estafas más sofisticadas que involucran las creaciones de tókenes con nombres de empresas de IA, pero que son falsos e incurren en la compra de acciones o criptomonedas que su valor cae un 99 por ciento en minutos.

 

“Es un claro ejemplo de cómo la tecnología tiene múltiples usos y posibilidades. Creo que tenemos que estar cada vez más atentos y elaborar más pensamiento crítico para poder ver con qué empresa trabajar y qué autoridades las regulan. Además de eso, generar reglamentación para evitar estas estafas”, recalcó Cwaik.

 

A falta de ética, son los estados los que deben asegurar una buena utilización de las herramientas digitales y un resguardo de los datos, la nueva gran commoditie del siglo XXI para evitar estafas y daños. A nivel mundial, la Unión Europea es la más avanzada en esta temática; en 2021 presentaron la Ley de Inteligencia Artificial que busca clasificar las aplicaciones de IA en función de su riesgo y regularlas en todas las áreas, a excepción del sector militar. Con 108 páginas que buscan generar un mercado interno fácil, aún no convence a los legislativos. Este es el intento más avanzado de lograr una reglamentación específica.

 

“Ellos ya están hablando de normativas sobre auditoría de algoritmos y ética de la inteligencia artificial. Todos estos proyectos están en un estado de investigación y debate entre el sector público, empresas y universidades. Y probablemente, por lo que venimos viendo, este sea un año de importantes avances en ese sentido”, profundizó el ingeniero en Sistemas de Información.

 

En Argentina, los avances están desde el espacio latinoamericano. La Red Iberoamericana de Protección de Datos elaboró dos documentos referidos a la IA como consecuencia del XVII Encuentro Iberoamericano de Protección de Datos, y que apuntan a la recolección, almacenamiento, análisis, procesamiento o interpretaciones de enormes cantidades de información.

 

A nivel nacional, las posturas son dos: crear un sistema de leyes y protección de datos específicos, que llevaría mucho tiempo, y decidir sobre puntos que a nivel mundial aún no hay un consenso; o recurrir a la normativa ya existente y aplicarla a casos que involucren la IA como por ejemplo, la Ley de Defensa del Consumidor, la de Protección de los Datos Personales y las normas vinculadas a la propiedad intelectual, responsabilidad y privacidad que se encuentran en el Código Civil y Comercial.

 

“Si no buscamos la manera de usar esto de forma responsable, el límite entre lo real y lo irreal se va a desdibujar absolutamente. Como especie, encontraremos los mecanismos para hacerlo" (Freddi Vivas-Ingeniero en Sistemas de Información)

“Tenemos que recordar que siempre la evolución técnica crece mucho más rápido que la político legislativa. Hoy en día hay dos dimensiones en el mundo, está la de la tierra, con los límites geopolíticos, y la de la nube que, básicamente, la gobiernan unas cinco empresas que conocemos todos. Aún hay mucho por hacer para poder establecer un marco legal adecuado que nos proteja de estos avances que nos beneficiarán enormemente”, expresó Cwaik.

 

En la dimensión de la nube es donde el multiverso cobra forma. La aparición de las imágenes del Papa con un abrigo digno de la met gala resultan inofensivas y hasta graciosas, pero son un claro ejemplo de cómo la IA puede engañar fácilmente a la mente humana. La tecnología que se utilizó para dar vida a ese tipo de imágenes con directivas sencillas no existía hace tan solo seis meses. Y esto no se reduce solo a la fotografía, sino que también se pueden generar videos, como el que salió de Fabiola Yáñez hablando mal de la gestión de su pareja, Alberto Fernández.

 

Ambos especialistas aseguran que, a partir de ahora, será complejo distinguir entre lo que sucede en el mundo físico y el construido por IA.

 

“Si no buscamos la manera de usar esto de forma responsable, el límite entre lo real y lo irreal se va a desdibujar absolutamente. Pero estoy seguro que, como especie, encontraremos los mecanismos para hacerlo”, aseguró Vivas. Y Cwaik, coincidió: “Vamos a ser testigos de un momento que nos va a hacer difícil distinguir entre lo real y lo falso. Creo que la humanidad va a seguir avanzando en este camino y va a aprender a convivir con esto”.

 

En este contexto es que, a través de una carta abierta, Elon Musk y cientos de científicos pidieron el cese de actividades con IA por, al menos, seis meses. El escrito fue publicado por la ONG sin fines de lucro, Future of Life Institute, y aseguraron que hay una carrera descontrolada por desarrollar sistemas de aprendizaje automático que nadie, ni sus creadores, logra comprender, predecir y controlar.

 

Sam Altman, creador de Open AI, que diseñó ChatGPT, incluso asumió estar un poco preocupado de que su trabajo se utilice para desinformar a gran escala o para ciberataques.

 

“Esto me hace acordar cuando miles de científicos firmaron para que se detengan las pruebas de armas nucleares después de ir Nagasaki; cuarenta años después pasó lo mismo con internet porque muchos detractores decían que una de las consecuencias era que iba a haber una Darkweb con redes de trata y narcotráfico. Todo tiene su costado distópico. Doy vuelta a la pregunta: si le pidiéramos a Musk que detenga la exploración espacial en Marte ¿lo haría? Este pedido es como tapar el sol con la mano”, analizó el gerente de Maytronics.

 

¿Debemos permitir a las máquinas inundar nuestros canales de información con propaganda y mentiras? ¿Debemos automatizar todos los trabajos, incluidos los gratificantes? ¿Debemos arriesgarnos a perder el control de nuestra civilización? Estas decisiones no deben delegarse en líderes tecnológicos no electos. Así cierra la carta de los científicos en contra de la IA y abre un montón de interrogantes, quizás el más preocupante, y por consiguiente, explorado por la ciencia ficción, es el temor a que la humanidad se pierda entre algoritmos y máquinas.

 

“Claro que existe la posibilidad. Mentiría si dijera que no. Sin embargo, tengo una visión mucho más optimista. Creo que los seres humanos, si logramos aprender a utilizar esta tecnología de forma ética y responsable, podemos mejorar mucho nuestra calidad de vida”, cerró Vivas.

 

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