La otra trinchera

La banda sonora de “Sin novedad en el frente” está compuesta únicamente por tres canciones. Una de ellas se llama “Noise”, es del pianista Volker Bertelmann y, como su nombre en inglés explica, es un ruido perturbador y oscuro que acompaña al espectador durante casi todo el filme y lo mantiene en el mismo estado que el soldado alemán que la protagoniza: alerta y agazapado a la espera para entrar en posición de ataque.

Este domingo “Argentina, 1985”, la conocida película sobre el juicio a las Juntas Militares, disputará una aguerrida batalla con la producción alemana por el Oscar a Mejor Película Internacional. Si bien en la terna están “Eo”, de Polonia; “Close”, de Bélgica, y “The Quiet Girl”, el primer largometraje irlandés que entra en la prestigiada premiación; “Sin novedad…” es, por lejos, la mayor competencia de Santiago Mitre y todo el equipo.

En principio porque el filme ambientado en la Primera Guerra Mundial está nominado en ocho categorías más: Mejor Guion Adaptado, Banda Sonora, Sonido, Maquillaje y Peluquería, Diseño de Producción, Efectos Visuales, Fotografía y, la más importante, Mejor Película.

“Sin novedad…” se basa en la novela homónima de Erich Maria Remarque, publicada en 1929, y esta es la tercera versión que se hace en la pantalla grande. La historia sigue la vida de un grupo de jóvenes y amigos que se enlistan para ir a la guerra motivados por un discurso patriótico que recorre las calles de toda Alemania. En paralelo, los soldados que sobreviven le retiran a los recientes fallecidos la chapita identificatoria y sus uniformes, que luego de ser lavados y refaccionados por un grupo de mujeres costureras, vuelven a usarse por los nuevos, e ingenuos, cadetes. Así inicia el largometraje.

Con el transcurso del filme, la trama se enfoca en un soldado en particular, Paul Bäumer, quien encarna las vivencias de Remarque, veterano de la Gran Guerra. Desde robar un huevo para comerlo crudo, cruzar las trincheras o asesinar a un enemigo, hasta atesorar el pañuelo con flores bordadas que pertenecía a una joven. La sensibilidad del personaje, lo crudo de sus expresiones y la transformación en su mirada a medida que la guerra lo consume, hacen que la actuación de Felix Kammerer sea conmovedora. Aunque el momento en el que Darín lee el discurso final como Julio Strassera en el juicio, que remata con el popular “Nunca más”, no tiene nada que envidiarle.

Otro punto que aúna, y hace más difícil la elección entre los filmes, es que atraviesan los momentos más oscuros de ambos países. Con Alemania, la Primera Guerra Mundial, y en Argentina, un caso excepcional en la historia mundial en el que un tribunal civil, apoyado por un gobierno democrático recién establecido, enjuició a nueve de los diez máximos mandos militares de las tres primeras juntas militares.

La veracidad de las historias no hace más que potenciarse con el espectacular equipo de utilería de ambos largometrajes que lograron que las épocas, 1915 y 1985, estén bien representadas entre Falcon verdes que aterrorizan a los transeúntes por las calles de Buenos Aires y tanques Saint Chamond M1, que hacen lo propio en los fríos campos franceses.

Sin embargo, la similitud más notoria entre las producciones es el mensaje antibélico y en contra de la corrupción política. Mientras la alta alcurnia está protegida, es el colchón de la clase baja el que resguarda sus gordos y abultados intereses. En una, los llaman soldados; en la otra, civiles. Las historias de los jóvenes que fueron a la guerra son igual de perturbadoras que las que cuentan los sobrevivientes a la dictadura militar en el juicio.

En lo que “Sin novedad…” es claramente superior es en su fotografía, hermosamente escabrosa y que retrata con una belleza lúgubre el escenario de guerra; el maquillaje, que resalta cada herida y que potencia las expresiones del protagonista en escenas como la pelea en el pozo con un soldado de la Triple Entente en la que tiene el rostro repleto de barro, y los seguimientos de cámara, que corre, esquiva balas y mira, y a veces asesina, a los mismos horrores y hombres que Paul.

Pero a no perder la esperanza porque “Argentina…” tiene como protagonista al único ganador invicto de los Oscar argentinos desde los 2000, Ricardo Darín. Elijo creer.