Sean eternos los cerros de La Carolina

La provincia de San Luis tuvo como gobernador a José Gregorio Calderón, quien presentó el 25 de mayo de 1836 un proyecto a la Sala (legislación de San Luis) para reconocer a Juan Manuel de Rosas como restaurador de las leyes y que se lo declarara protector de Cuyo y San Luis, "concediéndole intervención en todos los asuntos interiores que guarden relación con los nacionales".

Más adelante, por decreto, mandó a confeccionar un sello para los papeles oficiales de la provincia. Este ya estaba confeccionado en la Ciudad de Buenos Aires por el madrileño exintegrante del Batallón Numancia José Ruiz Huidobro.

La insignia tenía una inscripción de San Luis en la que le agradecía a Rosas y poseía, en representación de la provincia, tres cerros de La Carolina —llamado así en homenaje al rey Carlos III y de donde se extrajo oro mucho tiempo—. A la par de los cerros, un amanecer, y en el campo, un cuadrúpedo. Así fue que se originó el Escudo de la provincia de San Luis.

En el decreto del gobernador Calderón para construir el sello que dio origen al escudo, en su gráfica se leía: "¡Viva la Federación! San Luis, 27 de diciembre de 1836; 27 de la Libertad, 21 de la Independencia y 7 de la Confederación".

La provincia entregó todos sus recursos y hombres a San Martín y su causa por muchos años, quedando luego indefensa ante los malones del sur y cualquier grupo armado de hombres que se presentara en sus desoladas poblaciones. Fueron muchos años de desamparo y desastre. Las familias más pudientes ya querían irse a otras provincias y tal fue la migración, que San Luis estuvo a punto de desaparecer.

Sin embargo, Calderón logró algo sumamente importante en esos duros momentos, que fue la llegada de un obispo auxiliar para San Luis. La valorización que Cuyo hacía a lo que se denominaba un centro de autoridad en la figura de Juan Manuel de Rosas era porque de eso dependía la misma subsistencia de las provincias frente a los peligros ya citados. Por otra parte, estaba la poderosa relación de Rosas con la Iglesia.

Es muy probable que la intervención directa de Juan Manuel de Rosas a través de sus procederes lo haya evitado. El reconocimiento documental es difícil porque los méritos de Rosas fueron ocultados, mas el mismo José Ruiz Huidobro escribió: "Jamás queda la virtud sin recompensa".

Es conmovedora la lucha que los gobernadores tuvieron que padecer para conservar la existencia de San Luis y, encima, tenían proyectos de evolución civilizadora que eran realmente asombrosos. También hay que exaltar que las tres provincias cuyanas estaban unidas y bien comunicadas.

Acaso el Escudo de San Luis y su origen sea tal vez un documento y recompensa no solo de los méritos de Rosas y de aquellos gobernadores que evitaron la desaparición de la provincia, sino también de ciertos misterios que existen en la historia argentina, pero debe saberse que en esto, como en todo, la verdad no tiene apuros.

Tal vez el Escudo de San Luis, o mejor dicho, sus orígenes, sean un testimonio más de que antes de Rosas no había nación, sino que se conformó con él, tal cual se lee en uno de los libros que publicó la cátedra de Derecho Constitucional de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba. Vale aclarar que hay cosas que las hacen los hombres y hay cosas que las hace el tiempo. En espíritu de amigables componedores, si es que es necesario todavía, es que se destaca esto.

Con el correr de los años esa insignia sufriría modificaciones hasta llegar a la actual, pero ya muy antigua. En 1862 se añadió otro cerro más y en lugar del cuadrúpedo hay dos venados que se miran apaciblemente. Es justo que así sea, pues antes de la fundación de San Luis ya este lugar era considerado como punta de los venados.

Otra modificación de importancia que también tuvo el Escudo fue en 1978, con la Bandera de San Luis, que es blanca y en ella luce el Escudo de la provincia magníficamente con sus colores.

Escrito por Jorge David Cuadrado.