Otra lectura de Byung-Chul Han

El tsunami digital que nos atraviesa está desnaturalizando la democracia en "Infocracia". La experiencia y las decisiones de la vida cotidiana hacen circular una cantidad de datos por las redes neuronales (sin neuronas) sociales sin cuerpos presentes. Esto volatiliza la piel y la letra escrita. Escritura que es el cimiento de la Ilustración, cuyo uso de la razón se produjo y consolidó con la aparición de la imprenta.

La participación en el ágora, espacio de enseñanza e intercambio de los griegos, se ha ampliado en la ficción. La virtualidad es el triunfo de Platón y Aristóteles, de ese mundo metafísico, pero hoy sin dios alguno. O bien, con la oferta de una cantidad de dioses a elegir en el mercado “Hot Sale”.

Los debates políticos o de ideas en TV tienen la lógica de los programas de entretenimiento. Los guía el concepto: “Panem et circenses”, locución peyorativa que se traduce como Pan y Circo y nos ejemplifica el sistema de medios y de algunos políticos que tienen intenciones de ser grandes candidatos en las próximas elecciones. Uno particularmente que utiliza técnicas teatrales y de clown. Casi todo bajo el capitaneo de exponentes de la caída intelectual, llamada coaching.

El relato informativo de los medios es cada vez más similar al “ticket thinking”, un concepto de la corriente filosófica Escuela o Círculo de Viena. La proliferación de datos es casi absurda por la imposibilidad de demostrar la certeza o su veracidad, lo que permite argumentar sin constatar lo que se formula.

Esto genera una cascada de discursos que socavan y generan (virtualmente) la famosa “grieta” en la política de nuestro país.

El texto nos conduce hasta el nuevo libro del filósofo Byung-Chul Han, al que ha llamado "Infocracia".

Han nos explica cómo los “bots” (software que permite interactuar y aggiornar contenidos de todo tipo) propician el consumo dirigido. Esto sumado a un ejército de trolls que generan información falsa; generan teorías de conspiración. Así se desarticulan las bases de la democracia. Agotando la comunicación entre seres físicos y promoviendo la información vacía en hologramas humanos.

El orden virtual de lo terrenal va ganando el desafío a la firmeza del ser, diría Hannah Arendt, y agregaría que la verdad no hace ruido, salvo el de la tinta sobre el papel. Aquí Byung-Chul Han recurre a Michel Foucault, menciona el último libro del filósofo francés “El coraje de decir la verdad” para no tener que lamentar que “la verdad sea un episodio breve”.