Canticuénticos en San Luis: por encima de los copos

Como en el Litoral no se acostumbra a ver nieve, los Canticuénticos, que son puramente santafesinos, observaron asombrados los copos que cayeron en la noche que pasaron por San Luis luego de una gira por Mendoza, hace algunos años, y decidieron quedarse a admirarlos en tierras puntanas. Aquella fue la primera conexión que tuvo el conjunto infantil con la provincia, que se estrechó en cada espectáculo. Hoy, con doble función a las 16 y a las 19, regresan para presentar su nuevo trabajo "A cocochito" y reencontrarse con el público que disfruta sus canciones conscientes. Será en el auditorio "Mauricio López" de la UNSL con entradas a 2.000 pesos.

"Vamos con todas las ganas después de estos años sin poder visitar San Luis, donde tenemos un público que nos trató siempre con mucho cariño", expresó Gonzalo Carmel, bajista del grupo, en una charla con etc.

Canticuénticos se caracteriza por sus canciones con temas poco convencionales en el repertorio de otros conjuntos infantiles, pero necesarios para que las infancias sean interpeladas por temáticas realistas cantadas con dulzura. Tampoco necesitan mucha escenografía en sus presentaciones para conquistar a las y los pequeños. Lo que llama la atención a las criaturas es la simpleza, los colores y la forma de interpretar el cancionero que pasa por diferentes ritmos latinoamericanos.

"Nos dimos cuenta de que nosotros mismos somos la escenografía. El juego con el público y entre nosotros es lo que mejor funciona para nuestra propuesta. Buscamos lo simple y que niños y niñas se puedan conectar con las diversas situaciones que suceden a lo largo del espectáculo. Lo que nos pone contentos es el ida y vuelta entre el público y nosotros, que se da de una manera muy natural", contó Gonzalo, que se sumó al grupo en 2012 cuando Canticuénticos mutó de un proyecto teatral a lo que ahora presentan, puramente musical.

En momentos donde la tecnología conquistó a las infancias, Gonzalo aseguró que la magia del teatro y el encuentro con las familias sigue vigente a través de los años. En sus recitales se encuentran con familias enteras, padres y madres con bebés entusiasmados por las melodías y los colores que proponen los Canticuénticos, y niños y niñas de dos años para adelante que se acomodan al pie del escenario para observarlos mejor y bailar con el ritmo de las chacareras, zambas, chamarritas o huaynos.

"Vemos que más allá de ese 'imán' que es el video, están conectados con nosotros y lo que pasa en el show, y no con la pantalla. Nada suplirá nunca el encuentro cara a cara, y creo que niños y niñas, más allá de la tecnología y esta nueva vida virtual, lo entienden a la perfección", concluyó Carmel.

MM