El Centro La Esperanza realizó una Expo Feria en el Paseo del Padre

Niños, jóvenes y adultos que integran el Centro de Día La Esperanza llevaron adelante una exposición y feria en el Paseo del Padre, en la ciudad de San Luis. Durante la jornada, los integrantes de la institución, que se encarga de la contención e integración de personas con discapacidad a la vida social, compartieron con los vecinos las actividades que día a día desarrollan. Además, integrantes del cuerpo pedagógico y terapéutico describieron los objetivos y las metodologías de las que se valen para lograrlos.

Aitue Gauto es psicólogo y forma parte del cuerpo psicopedagógico de la institución. “Esta es la segunda actividad de este tipo, en donde ocupamos un lugar del espacio público y buscamos visibilizar lo que para una persona es convivir con una discapacidad”, afirmó mientras observaba a un grupo que jugaba al fútbol en la explanada principal del Paseo del Padre.

Algunas de las actividades que se podían observar en la Expo Feria de ayer fueron los talleres de panadería, carpintería y cultura. Además, dispusieron un perímetro para la zona de expresión, en donde las personas con discapacidad pintaban y se comunicaban con sus propios códigos: aplausos, abrazos, gritos, lengua de señas, música y otros modos de expresividad.

El deporte también tuvo su momento de protagonismo. Se armó un picadito, del que participaron  chicas, chicos y algún que otro curioso de ocasión que fue invitado a la disputa futbolística. “Agarraron la pelota, se dividieron y ya va más de una hora de partido. Sin árbitro ni nadie que les diga lo que tienen que hacer”, destacó Gauto. 

Además, relató algunas de las tareas que el cuerpo terapéutico y pedagógico realiza en la institución. “Asesoramos a las familias en todo lo que tenga que ver con el marco normativo, en cómo manejar los papeles ante las obras sociales y el estado, en la importancia de tramitar el Certificado Único de Discapacidad y en cómo pueden afrontar la educación”, dijo.

“El objetivo es que cada integrante del centro adquiera las herramientas necesarias para integrarse en el día a día, en el mundo laboral, en el uso del transporte público, en cómo mantener la higiene personal. Cada caso se aborda de forma particular y según las necesidades individuales se diagrama el trabajo”, agregó.

Verónica, Mariela y Vanesa comparten sus días en el Centro de Día La Esperanza e integran el taller de panadería y pastelería. Trabajan en una empresa que tiene un convenio con el centro. “Hay chicos del centro que trabajan en la parte administrativa y otras chicas en la parte de venta al público”, comentó Mariela.

Pedro es otro de los jóvenes que asiste al centro. “Hola, soy Pedro”, abordó a uno de los periodistas que cubrían el evento. “Hola”, alcanzó a responder el trabajador de prensa antes de que el grandote lo estruje de un abrazo, dé media vuelta sobre sus talones y continúe con su raid de saludos.

Ese tipo de expresiones, espontáneas y siempre desinteresadas,  son las que el Centro de Día La Esperanza busca que conozcan los vecinos de la ciudad, además de informar sobre las dificultades por las que atraviesan las personas con discapacidad.

“En definitiva todos tenemos alguna discapacidad”, reflexionó Gauto y finalizó: “Algunos las tienen motrices o intelectuales, pero la mayoría somos discapacitados emocionales”.

Redacción/MGE