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"La gestación de ese amor no se da en la panza, se da en el corazón"

Daiana Sánchez es mamá de Yael y Renata. La vida no le permitió embarazos, pero ella decidió por el amor.

Por redacción
| 16 de octubre de 2022
Feliz día mamá. Renata, Daiana y Yael se eligieron mutuamente, ellos se dicen "hermanos del corazón". Foto: Nicolás Varvara.

Daiana Sánchez se caracteriza por el amor, la empatía y el deseo de cuidar. La vida no le permitió ser madre biológica, pero eso, como ella misma destaca, no fue un impedimento para hacer y ser lo que siempre quiso: una madre. En diálogo con El Diario de la República, compartió su historia.

 

“Desde muy chica me caractericé por esa empatía con las infancias, cuando era yo una infancia. Jugaba a hacer cosas que tenían que ver con los cuidados, con lo maternal, con la protección. Con eso construí mis roles laborales”, comenzó su relato Daiana sentada en el comedor de su casa mientras preparaba unos mates.

 

 

 

En la habitación estaba Yael, su primer hijo; su hija (Renata) se encontraba en una fiesta de cumpleaños de una compañerita de la escuela. Andrés, su pareja y compañero de vida, llevó a los perros al patio para que no molestaran mientras ella contaba sus vivencias.

 

“Todo lo que hice fue desde ese lugar, de estar cerca para ayudar a mejorar algunas cosas en otras mujeres o compañeras que necesitaban. Con mucha humildad y teniendo en cuenta que a veces tenés la oportunidad de aprender algunas cosas que se pueden compartir y trasladar”, expresó.

 

 

Me lo dijo directamente: 'mami'. Se me paralizó todo porque fue la primera vez que una persona me decía mamá". Daiana Sánchez, mamá de Yael y Renata.

 

 

Daiana y Andrés comenzaron con el programa de Familias Solidarias en 2006. Desde ese año, acogieron y cuidaron a más de 14 niños y niñas. Las primeras en llegar fueron unas hermanas que solo estuvieron unos pocos meses con ellos, hasta que un día y sin premeditación llegó Yael.

 

“Fue Yael porque nos enamoramos, yo me enamoré. Lo nuestro fue un amor muy fuerte. Él ya transitaba su pronta adoptabilidad, llegó en esa situación a casa. Cerraba un proceso judicial, sabía que venía mucho por delante, pero sin comprenderlo por la edad que tenía. Fue un impacto fuertísimo entre él y yo, y sigue siéndolo hasta el día de hoy”, comentó mientras con sus ojos señalaba la pieza del adolescente.

 

El tiempo que les llevó adoptar a su primer hijo fue muy largo y difícil porque tuvieron que inscribirse en el registro de adoptantes y porque Yael es un niño con discapacidad. “Eso a veces dificulta los procesos por elecciones de las familias adoptantes, creo. También hay mucho tabú”, comentó.

 

En 2016 salió la tan esperada sentencia. Al momento de hacer el DNI, Yael eligió como segundo nombre Andrés, porque él quería llamarse como su papá. “Ya conocíamos de su discapacidad, nosotros priorizamos a la persona y el amor que sentíamos por él y no todo lo demás, que es totalmente manejable”, manifestó Daiana.

 

El caso de Renata fue diferente porque ya tenían la experiencia previa. El proceso solo duró 10 meses. “Yo siempre digo que en realidad ellos nos eligieron a nosotros porque en esa conciencia y en ese conocer lo que hacían fue una elección, más allá que desde este lado los elegíamos y queríamos. Si no está la otra parte es imposible que se pueda generar. Entonces creo que nos elegimos entre todos”, agregó con mucha felicidad en su rostro.

 

 

 

 

“Reni me dio vuelta porque me encontré con una niña libre, fuerte, que me discutía, que me preguntaba, que me cuestionaba desde mi rol de mamá también. Muchas veces dudé y decía: ‘no, no voy a poder, no puedo, no me va a salir bien o no soy quizás la mamá que ella necesita’. Hoy tiene 11 años y lo sigue haciendo, me sigue poniendo en ese lugar”, dijo casi riéndose de la situación.

 

Ser madre significa muchas cosas, no solo el hecho de la gestación, y así lo vive Daiana en su día a día, al lado de dos niños que han logrado lo que la vida les impedía. “Estoy acá porque quiero y lo hago porque quiero y en esta oportunidad nos hemos elegido, eso es distinto. A lo mejor no sé cómo es ser mamá biológica porque no lo fui, pero entiendo que la diferencia está en que elegís el proceso”, expresó.

 

“Soy muy feliz con Renata y Yael, no necesito nada más. Intento trasladar ese mensaje a otras mujeres que luchan por maternar: no se den por vencidas. Pero también el mensaje es pensar otras opciones de maternar. Es hermoso encontrarte con la maternidad del corazón. Es otra forma, es igual, solo que el amor nace desde otro lado que no es el útero, sino el corazón”, concluyó.

 

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