SAN LUIS - Domingo 19 de Mayo de 2024

SAN LUIS - Domingo 19 de Mayo de 2024

EN VIVO

Aldo Gabriel Calderón Santander, entre cuentos y la historia

Es empleado judicial, escribió cuentos, leyendas y dos libros: "Nogolí, un viaje al pasado" y "Bienvenidos a Nogolí". Fue premiado por "La Sequía". También es gastronómico. Es profundo admirador de Crisóstomo Lafinur.

Por Johnny Díaz
| 19 de septiembre de 2021
Enamorado de Nogolí. Gabriel es un estudioso de la historia de la localidad, donde quiere vivir con su familia.Fotos: Nicolás Varvara /Gentileza.

"'La Sequía' es el escrito que mayores satisfacciones me dio hasta el día de hoy porque con ese material obtuve una mención especial en el certamen 'Polo Godoy Rojo, Puntanidad Literaria' ante una convocatoria de San Luis Libro en la Feria Internacional del Libro en Buenos Aires”, dice Aldo Gabriel Calderón Santander, de 49 años, escritor, gastronómico y empleado judicial.

 

 

Calderón nació en San Luis el 25 de mayo de 1972 y de niño abrazó dos profesiones bastante disímiles. La gastronomía, por herencia de su abuelo Nicolás Policarpo Calderón —quien por años fue cocinero de la Policía de la Provincia— y de su padre Aldo, un excelente profesional del arte culinario. Y la de escritor que, impulsado por Delia Gatica de Montiveros, reafirmó sus cuentos y leyendas, con los que había incursionado tímidamente.

 

Estudió en la escuela "Bernardino Rivadavia", en la ENET 2 y en el Colegio Nacional mientras adquiría experiencia en la cocina, como mozo de salón, cafetería y tragos, entre los que sumó más de 30 años de conocimientos gastronómicos.

 

“Comencé escribiendo cuentos o leyendas que para mí me resultaban más fáciles, eran vivencias imaginarias volcadas en simples papeles que después adquirieron una real importancia”, puntualiza.

 

“Hubo uno —agrega— que hablaba de perros callejeros blancos y negros que trepaban paredes y de las brujas en el barrio Sucre, todo era pura imaginación, pero al lector le resultaba entretenido”.

 

Gabriel se presenta como autor de unos sesenta cuentos y entre los que más satisfacciones le dio figuran "La bruja de los Comechingones", "El Rayadito", "No tan solo en La Calera"  y "La Sequía".

 

Después se volcó a la poesía en la que evocó a nuestros héroes,  en especial a Juan Crisóstomo Lafinur, de quien admite ser un gran admirador. "Escribí sobre él, esa obra no solo me gustó mucho, incluso cuando diserté en la biblioteca Sarmiento de Quines recibí buenas críticas”.

 

Recuerda que para él fue un orgullo y una emoción muy grande haber dejado una copia escrita de puño y letra en el Museo de la Poesía en La Carolina, que fue construido en honor al gran poeta puntano.

 

Calderón está a la espera de que la Universidad Nacional de San Luis imprima “Nogolí, un viaje al pasado”, uno de sus libros que cuida como un tesoro. Sin descuidar “Bienvenidos a Nogolí”, otro trabajo de quien intenta abrirse paso en el camino de las letras investigando, con recursos propios y quitándole horas a su trabajo.

 

“En el primero de ellos, y mediante una ardua tarea investigativa quedó establecido que el pueblo de Nogolí fue fundado el 24 de agosto de 1868 por el agrimensor Mamerto Gutiérrez, que trabajaba para el Gobierno de San Luis. Fue quien delimitó la villa y entregó los solares a los residentes en la zona, información extraída del Archivo Histórico de San Luis. Se hizo esta aclaración porque existe una confusión, el 24 de septiembre se festejan las fiestas patronales y según se dice en el Departamento Belgrano había unas 60 familias. Incluso investigando, logramos establecer entre otras cosas que Santos Carreras fue el primer granadero que Nogolí le dio a la gesta de Los Andes en 1816”, revela.

 

Según Aldo Gabriel, "esos terrenos fueron donados por Daniel Funes, un comandante de las milicias que, a su vez, los había recibido como herencia de don Úrsulo Funes, dueño de la estancia Nogolí, compradas al gobierno en 1837. El nombre del pueblo, al igual que de la estancia, viene de 1632 cuando don Andrés de Fuensalida Guzmán era el dueño originario”.

 

“Nosotros continuamos investigando, se dice que es 'Aguas Claras' aunque hay distintas versiones. Cuando se hizo la última convocatoria del folclore, el maestro Lucero Riera dice que es ‘nuestra tierra’, Juan W. Gez señala que es ‘agua clara o agua buena’ por lo que no hay, hasta el momento, una palabra que identifique a la palabra Nogolí”, concluye.

 

“En la topografía mendocina, Mazza dice que significa ‘algarrobo’, puede ser en la fonética aborigen un vocablo de los huarpes o en menor medida de los comechingones, que dominaban la zona, nada que ver los diaguitas porque ellos hablaban mucho con la che. Cuando digo que estamos investigando juntos me refiero a Juan Gallinares, con quien estamos trabajando en la concreción de la fundación Conversión Tecnológica Juan W. Gez, para tratar de dar con todo el acervo cultural de la zona porque no hay documento alguno que dé origen a su nombre", vuelve a insistir.

 

Calderón asegura que siempre buscan la documentación respaldatoria de todo lo que afirma o pone en duda. "Así encontramos los vocablos Jocolí y Nogolí, incluso existió en la zona de San Juan un cacique, Jeruel Tupelí, todos con la terminación ‘lí’, después está la palabra Nogoya; ‘nogo’ quiere decir agua y ‘ya’, brava. Por lo que se ha investigado ‘lí’, que sería un sufijo que quiere decir ‘hermoso’, ‘bello’, ‘claro’, pero hasta hoy para nosotros es una gran duda”.

 

El libro en cuestión habla de las primeras aulas que hubo en el pueblo, entre las que se destacaba la de don Zacarías Puertas. "Eran casas particulares donde se daban clases mientras que en 1871 comenzaba la construcción de la escuela que hoy lleva el nombre de Justo José de Urquiza y en 1911 queda a cargo como maestro y director Gerónimo Lucero Riera, el primer docente autóctono de Nogolí".

 

“Bienvenidos a Nogolí" habla de las vivencias, de sus habitantes, anécdotas, creencias, simpáticos hechos pueblerinos y hasta a veces risueños. "Considero que tiene cosas que son del arraigo popular pueblerino, por ejemplo cuentos del mentiroso del pueblo o de la muchachada que se juntaba en las esquinas de la plaza principal, hechos contados por don Evangelista Olguín y José Olguín, por lo que seguramente será del agrado de quienes lo lean”, expresa entusiasta.

 

Gabriel es empleado del Superior Tribunal de Justicia. Hace más de doce años ingresó en el Juzgado Civil 4, luego pasó al archivo y finalmente al área contable. “Es muy lindo trabajar en el STJ, es muy técnico y de escaso contacto con el público, pero con mi señora anhelamos radicarnos en Nogolí, el pueblo que la vio nacer, el lugar al que quiero profundamente”, exteriorizó.

 

Por estos días está embarcado en una investigación sobre el único club de la localidad. “La institución fue fundada por Policarpo Vega el 5 de enero de 1953 como Juventud Unida. Mario Melián y Juan Ignacio Castillo eran parte del plantel. Años después, el 5 de enero de 1957, pasó a llamarse club Deportivo Defensores Nogolí; Genaro Jofré donó las tierras para la sede. Hoy es una próspera institución del Departamento Belgrano”, detalla.

 

Señala que extraña a la gastronomía, un oficio muy arraigado en su persona. “La llevo en la sangre, tengo muchos años de experiencia, no cualquiera es gastronómico, el contacto con el cliente, las charlas cortas o las confesiones son inigualables. Muchas veces un mozo, un cafetero o un barman hacemos de psicoanalistas porque vas aprendiendo a escuchar y aconsejar, es un ida y vuelta, por eso digo que un trabajador gastronómico muchas veces sirve de consuelo a los clientes”.

 

En noviembre del año pasado tuvo coronavirus y asegura que le ha dejado secuelas que por el momento las puede sobrellevar, como la caída del cabello, la pérdida de varias piezas dentales y la falta de memoria.

 

“Estaba internado cuando veo a una médica y le pregunto si era ella quien cenaba todas las noches en la pizzería en la que trabajo, ella me dijo que sí y me invitó a sacarme la máscara. 'Pero si sos Gabriel, el mozo que nos atiende todos los días…', me dijo sorprendida. A partir de ese día me sentí más protegido. ¿Cómo había comenzado todo? Yo era mozo de esa pizzería y todas las noches concurría una pareja de profesionales médicos a cenar, siempre pedían lo mismo, canelones y dos sprite, una de ellas sin azúcar. Una noche les aviso que la cocina estaba pronto a cerrar, que si no se apuraban se quedarían sin cenar. Los esperé y a partir de ese día, se inició una actitud de confianza, todas las noches esperaba que ellos llegaran para entregar mi servicio”.

 

Calderón le agradece a la doctora Leiva, a la kinesióloga Milagros y al personal del Hospital San Luis. "Ellos fueron mis ángeles, siempre tenían palabras alentadoras", asevera quien le atribuye su recuperación al Cristo de la Quebrada. “Estaba internado y le pedía ayuda a Dios, que no me olvidara, que me ayudara, también le hablaba a la máscara como si fuera mi amiga. Un día escucho por radio que comenzaban a rezarle al Cristo de la Quebrada. Llamé y pedí que oraran por mí, que la estaba pasando mal. Esa noche se me rompió la máscara de oxígeno, desesperado llamé a la enfermera y la cambió. Al día siguiente llegó la doctora y después de auscultarme me sugirió que caminara, apenas podía mover los pies, era una tarea casi imposible, pero lentamente volví a caminar sin ayuda de nadie, cada vez un paso más. No lo podía creer".

 

"A partir de ese día —aclara— no usé más el oxígeno y fui mejorando hasta el alta médica, todo gracias al Cristo de la Quebrada”. 

 

Calderón está casado con Claudia Olguín, modista de 45 años. Tiene un hijo, Juan Andrés, de 24 años, estudiante de la Tecnicatura Universitaria en Esterilización, en la UNSL. Junto a ellos sueña con radicarse en Nogolí para continuar investigando y escribiendo.

 

LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo