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El tradicional restaurante La Gaviota celebra cincuenta años de trayectoria

Miles de puntanos y personalidades de la cultura y el deporte degustaron sus platos. Fue inaugurado el 19 de julio de 1970 por Juan Alfio Vito Batti. Su familia continúa el legado.

Por redacción
| 19 de julio de 2020
Ana María Batti, hija de Vito Batti, recordó la historia del local junto a su esposo, José Luis Oro. Foto: Martín Gómez.

La Gaviota es todo. Yo me voy a morir, mi esposo también, pero esto no morirá nunca. Van a seguir mis hijos. Mi papá inició esto con tanto amor, tanto sacrificio, que no va a morir. El restaurante llegará a cumplir los 100 años. Mi padre desde donde esté, nos está cuidando”, expresó Ana María Batti, hija de Juan Alfio Vito Batti, el hacedor del comedor que se convirtió en una marca registrada para los puntanos. Hoy La Gaviota festeja 50 años y la familia que hace posible la trayectoria del local compartió su historia con El Diario de la República.

 

Vito Batti llegó al país desde La Toscana, Italia, en 1948 luego de haber sufrido los horrores de la Segunda Guerra Mundial (Ver Una Vida…). En 1968, tras haber trabajado en Vialidad Nacional y en la estación de servicio que por entonces se llamaba La Estrella, decidió construir el restaurante.

 

“Cuando mi papá vino al país trabajó en el campo. Con mi mamá, María Martina Pinelli, y mis hermanos, Carlos Alberto, Adriana y Bruna Batti, nos hemos sacrificado mucho. Un día mi padre estaba en el trabajo y observó un comedor que había en la zona; pensó que hacía falta otro en las inmediaciones del terreno donde hoy tenemos el local (Falucho 180). Compró el sitio y edificó el restaurante a lo largo de casi dos años”, recordó Ana María, que en esa época tenía entre 15 y 17 años.

 

Durante muchos años la clientela del restaurante la conformaban, en gran parte, los camioneros.

 

Con una herencia que recibieron de una hermana de la abuela de Ana María, adquirieron las mesas, las sillas y las vajillas. Durante muchos años La Gaviota tuvo como público exclusivo a los camioneros, que pasaban por la ruta 7. En los primeros tiempos ofrecían café con leche y después anexaron el comedor; todo con el trabajo de la familia. Cuando construyeron la autopista, después del año 2000, bajó la clientela de camioneros y la gente del centro puntano empezó a ir más seguido.

 

“En aquellos años se comían muchos guisos, estofados. No teníamos parrilla y hacíamos toda la comida casera. Teníamos el local abierto las 24 horas. Otros de los platos que hacíamos, y que al día de hoy son un clásico, son el peceto con puré, el mondongo, el matambre al horno, peceto al vino blanco, chivito a la portuguesa, chivito al horno con chanfaina, cordero, entre otros. Desde el principio, la comida tuvo sabor a familia. Recuerdo que en una época no venía nadie del centro porque las mujeres decían: ¿Para qué vamos a ir a comer allá si son todos hombres? Con los años eso cambió”, expresó el esposo de Batti, José Luis Oro.

 

Con el correr de los años sumaron otro plato que conquistó los paladares de los puntanos: la milanesa. Ana María asegura que una de estilo napolitana, una vez lista, pesa alrededor de 1 kilogramo. “La idea de hacer las milanesas fue de mi hijo, Humberto, hace unos 4 años. Él las corta, no tiene problema en dar abundancia”, expresó.

 

En cada palabra de la familia que compone La Gaviota brotaron lágrimas y anécdotas. Muchas de ellas surgieron del mozo Mario Alcaráz, que más que un empleado es parte de la familia. Empezó a trabajar cuando tenía 15 años, hoy, a sus 65 primaveras, tiene presente cada detalle de la historia del comedor.

 

Una historia de lucha y amor. Juan Alfio Vito Batti junto a su esposa María Martina Pinelli, pilares del restaurante.

 

 

“Siempre recuerdo que había mucha gente que venía a comer, que no tenía plata y el "Gringo" (por Juan Alfio) les daba un plato de comida lo mismo. Él decía: coma, coma, no se haga problema, cuando tenga plata me paga”, aseguró.

 

Otra de las historias que trajo a la memoria, fue la de una noche en la que un comensal sacó un arma y disparó dos veces hacia el techo. “No provocó a nadie, simplemente hizo eso por el machismo que llevaba encima, era ese tipo de personas que se hacían respetar”, dijo Alcaráz.

 

 “Gracias a los clientes y amigos que hacen que La Gaviota siga presente. Les agradecemos de corazón, a todos". Ana María Batti.

 

Juan Alfio falleció el 27 de junio de 1998. Según su hija, se enfermó y con el tiempo murió de depresión por no poder estar en el restaurante. Con el tiempo también falleció María Martina Pinelli; pero lejos de significar el fin de un ciclo para el local, pudieron seguir adelante y sostuvieron la historia de La Gaviota.

 

Ana María continuó su trabajo, siempre en la cocina. Sus hijos Juan José Darío, Luis Humberto y Carlos Emiliano Oro, “se criaron” en el lugar, ya que vivieron por varios años en una habitación del comedor. Después construyeron una casa en las inmediaciones del local.

 

El comedor ha sido visitado por miles de clientes, muchos de ellos personalidades de la cultura, la música y el deporte. Horacio Guarany, el grupo musical Los Sultanes, la cantante de cumbia Dalila, Los Cantores del Alba, Ráfaga, La Konga, el boxeador Nicolino Lo-cche, Manolo Galván, el campeón del TC y TN clase 3 Emanuel Moriatis, Alcides, Los Playeros, entre otros, son algunos de los que pasaron por el local.

 

La música fue por muchos años un condimento especial en cada comida. No faltaban los acordeones para deleitar a las familias.

 

Pese a las crisis económicas, nunca llegaron a cerrar. Con el aislamiento obligatorio por coronavirus, por ejemplo, implementaron el servicio de delivery y ahora con el distanciamiento social redujeron el número de mesas, de 24 a 15.

 

La idea era organizar una gran fiesta para compartir con todos aquellos que hicieron posible la historia de La Gaviota a lo largo de los años, pero las condiciones de la pandemia cambiaron los planes. Hoy se reúne la familia, con el cumplimiento de todos los protocolos, para celebrar las Bodas de Oro. Aún así, sigue en pie el festejo para cuando finalice la expansión de coronavirus.

 

"Gracias a los clientes y amigos que hacen que La Gaviota siga. Les agradecemos de corazón, a todos", concluyó Batti.

 

 

Una vida difícil

 

Juan Alfio Vito Batti estuvo en combate en la Segunda Guerra Mundial. Su mamá lo creyó muerto porque durante 5 años no había regresado a su casa. Un día, un hombre de pelo largo, sucio, golpeó la puerta y la mujer se sorprendió: era Batti que regresaba de la guerra.

 

Por sus vivencias en esos años, en los que incluso fue prisionero en campos de concentración nazi, fue que puso como nombre del restaurante La Gaviota. Un día se había perdido en el mar y vio un ave. La siguió y pudo llegar a tierra, fue como una especie de brújula que lo salvó.

 

 El legado. Ana, José y sus hijos llevan adelante la empresa que conserva su lugar original, en Falucho al sur. Foto: Martín Gómez.

 

 

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