18°SAN LUIS - Viernes 19 de Abril de 2024

18°SAN LUIS - Viernes 19 de Abril de 2024

EN VIVO

El testimonio de Elizabeth, la hija de Elsa Barroso, asesinada por su marido

"Mi mamá hacía todo lo que mi papá decía, ella no decidía nada". Para la joven, su padre mató a su mamá el día que ella se mostró resuelta a hacer un viaje con el que él no estaba de acuerdo. 

Por Sofia Ortiz
| 08 de marzo de 2020
El último verano. Elsa en Las Grutas, en un viaje que compartió con su familia.

Pasaron cuatro meses del femicidio de Elsa Barroso, cometido por su marido, José Jofré, y hasta hoy la hija de ellos, Elizabeth Jofré, trata de entender lo sucedido. Cree que el principal motivo de ese desenlace fue el sentido de posesión y el control que su padre ejercía sobre la vida de su madre. Ella "ya no tenía decisión de nada”, siempre hacía todo lo que él disponía, refirió.

 

Jofré, de 54 años, golpeó en la cabeza a Elsa, de 43, con una botella de champán en el dormitorio de su casa, en el barrio Di Pasquo, la madrugada del 27 de octubre de 2019. Sufrió un traumatismo de cráneo grave y las consecuentes lesiones cerebrales que acabaron con su vida en el acto.

 

El 27 a la mañana, alrededor de las 7:45, la propia Elizabeth encontró a su madre asesinada. De su padre no había rastros. Finalmente lo hallaron cerca de las 11 en un santuario de la Difunta Correa ubicado en la ruta nacional 147, unos 200 metros al norte de la rotonda de empalme con el camino a Pescadores. Se había suicidado de un tiro en la sien derecha, con su arma. Antes había intentado ahorcarse atando un alambre a un árbol. 

 

Había llegado en su auto, que había dejado estacionado a la vera de la ruta y que fue reconocido por la madre de Elsa y familiares que viajaban a la ciudad a votar. Al reconocer el vehículo, lo buscaron en el santuario y, como no lo hallaron, llamaron a la Policía sin saber que Elsa también estaba muerta. Jofré era dueño de la empresa fúnebre “Amemoriales”, de la que luego se hicieron cargo sus hijos.

 

Del caso solo trascendieron esos detalles y Elizabeth, de 30 años, y su hermano Alejandro, de 26, prefieren que solamente se sepa eso. No quieren recordar aquel día en el que el matrimonio, que estaba junto desde hacía 29 años, había acabado de la peor manera. Elsa y su esposo se habían conocido cuando ella tenía 14 años y él, 24.

 

Elsa "era única. Excelente como madre, abuela y amiga. Siempre tenía una sonrisa. Era el amor de nuestras vidas y la mejor del mundo”, asegura su hija mientras le brotan las lágrimas y la voz se le quiebra en mil pedazos. Alejandro, su hermano, dice que era como “una de esas personas que nunca envejecen, se mantenía siempre alegre y jodona”.

 

Pero al preguntarle sobre su padre, los sentimientos cambian en Elizabeth, y se le nota. “Tenía su carácter, un temperamento fuerte. Era cambiante, dominante y muy posesivo con ella. Nunca nos hizo faltar nada, pero no era cariñoso, de expresar amor. Para los demás, era excelente, solidario. Si alguien necesitaba algo, él se ponía a disposición”, comparó.

 

Siente una gran contradicción. "Tengo buenos recuerdos. Pero por ahí pienso que lo arruinó todo en un segundo. Tengo cariño, tristeza y un dolor muy grande hacia él, todo a la vez”, lamentó.

 

En cambio, Alejandro tiene un sentimiento positivo hacia su papá. “Leí un libro que decía que así como hay un sentido en el amor también lo hay en el sufrimiento, que todo es una etapa y que se puede superar. Uno elige si quiere vivir en el sufrimiento o no. Tengo los mejores recuerdos de él, y por eso tengo buena vibra hacia él”, dijo.

 

 

Siempre discutían

 

Si Elsa no hacía las cosas tal como él quería, Jofré se enojaba. Ellos habitualmente tenían discusiones, pero a pesar de esas diferencias nunca vieron que él le pegara ni tampoco marcas que le hicieran pensar que lo hacía.

 

“Ella se había amoldado a la personalidad de él. Lo había conocido cuando iba a la escuela, y a los 15 años me tuvo a mí. Él era chofer de colectivos”, contó su hija, quien cree que el haberla conocido siendo adolescente influyó en que ella forjara un carácter a gusto de él.

 

Y señaló que su papá siempre controló a Elsa. “No le permitía que tuviera amigas y no la dejaba salir sola. A ella le encantaba comprarse ropa y a él le molestaba que saliera conmigo. Si lo hacía, después discutían. Para no generar eso, muchas veces ella dejaba de hacer cosas. Él la llamaba todo el tiempo para saber dónde estaba y qué hacía”, comentó.

 

Elizabeth recordó que en 2019 la actitud posesiva de su padre se acentuó. Las discusiones eran más frecuentes y llegaban a pasar días sin dirigirse la palabra. “La veía con poco ánimo, muy triste y cansada de tanto discutir. Las peleas siempre eran por celos de él", dijo.

 

Una vez le dijo a su madre que si decidía separarse, contaba con su apoyo. “Se preocupaba por mi hermano y por mí. Le dije que éramos grandes y que íbamos a estar bien. Para mí, ya no quería seguir con esa vida y él no le permitió separarse. Tal vez en alguna discusión se lo habrá dicho. Mi abuela (la madre de Elsa) le decía que no discutiera más, que se podía ir con ella. Pero también sabía que nos tenía a nosotros, que no se iba a quedar sola”, indicó la joven.

 

 

Vacaciones y el primer nieto

 

Elizabeth, sus padres y su pareja fueron a Las Grutas en las vacaciones de 2018. “La pasamos hermoso. Cuando volvimos, les dije a mis padres que iban a ser abuelos y se pusieron más que felices, sobre todo ella, que era lo que tanto quería. El bebé nació en 2019 y ella le vivía haciendo regalos con lo que cobraba (trabajaba en 'Amemoriales')", dijo. Fue ese niño quien le dio a Elsa algo de luz entre tanta oscuridad.

 

Jofré no solamente la llamaba todo el tiempo para controlarla, sino que cuando iban a algún lugar la merodeaba, para oír qué charlaba con otras personas. “Por ejemplo, si nos reuníamos a cenar, las mujeres nos apartábamos a dialogar mientras los hombres preparaban el asado. Pero como él quería saber qué hablábamos,  se acercaba y se quedaba con nosotras para escuchar. No le gustaba que ella se comunicara con los demás”, reveló. 

 

En los primeros años de la empresa fúnebre, Jofré viajaba mucho por trabajo. “Esos días, ella se sentía más relajada, sin presión,  porque no la estaba controlando. Se la notaba más libre”, expresó.

 

 

Se quería ir a su pueblo

 

Esa semana que su esposo la mató, Elsa por primera vez había decidido firmemente irse a pasar unos días a Puesto Balzora, un paraje ubicado a unos 30 kilómetros de Santa Rosa del Cantantal, donde ella había nacido. Había resuelto ir aunque su esposo no estuviera de acuerdo. “Mi abuela venía a San Luis a votar ese domingo y mi mamá le había dicho que se iba a ir con ella y regresar días después. Había coordinado en la empresa los días que se iba a tomar. Quería irse, estar tranquila y relajarse, porque sentía mucha presión. Pero él empezó a decirle que cómo se iba a ir y a dejar todo, pero parece que no logró hacerla cambiar de decisión, ya que ella la mantuvo hasta último momento”, contó la joven, quien supone que a su padre tal vez lo sorprendió ver a Elsa tan firme.

 

Quizás Jofré creyó que su esposa no regresaría de ese viaje, y planeó terminar con la vida de ambos. Les dijo a sus hijos que el sábado (la noche anterior al crimen) quería reunirse. Se juntaron en la casa de Elizabeth, pero Alejandro no pudo ir. “Me dijo que se iba de viaje y que no sabía si iba a volver,  porque estaba cansado. Pero no me llamó la atención, pensé que lo decía porque mi mamá se iba también. Después, a los días me di cuenta que él tenía todo pensado. Antes de irse, me dio un beso a mí y a mi hijo y fue algo raro, porque nunca nos daba un beso, pero en ese momento no le di importancia”, relató.

 

“Pienso que planeó todo porque sabía que al otro día me iba a San Juan. Temprano fui a buscar una parrilla a su casa y encontré una nota en la que le pedía a mi hermano que no entrara. Cuando abrí la puerta, encontré a mi mamá. También planeó que fuera mi abuela quien, de entrada a San Luis para ir a votar, encontrara el auto de él sobre la ruta”, indicó.

 

Alejandro contó que esa madrugada, probablemente luego de asesinar a su madre, su padre pasó por su departamento a verlo. Pero prefirió no decir más que eso. “No lo noté raro, tampoco se bajó del auto”, evocó.

 

 

Línea 144 - Atención a víctimas de violencia de género

 

Es gratuita, anónima, nacional y disponible las 24 horas del día, los 365 días del año.

 

LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo