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Dique Luján: el espejo en el que se miran los sanluiseños

Luego de la crecida de 2015, el Gobierno, a través de San Luis Agua, pondrá a funcionar a pleno en los próximos 30 días el embalse, que abastecerá de agua potable al pueblo.

Por Magdalena Strongoli
| 03 de septiembre de 2017
Dará agua a las zonas aledañas a través del arroyo Las Higueritas.

Después de las inundaciones de 2015 que sufrió la zona de Luján, Quines y Leandro L. Alem, se han tomado todas las precauciones para que esas localidades no vuelvan a sufrir una catástrofe natural que las ponga en jaque. Por eso en estos momentos San Luis Agua trabaja en la reparación del dique Luján, para que vuelva a funcionar al ciento por ciento. En su momento no se hicieron las tareas de mantenimiento de los obstructores que previenen el ingreso de material sólido, por eso el embalse está a la mitad de su capacidad. El presidente de la entidad, Claudio Lucero Pomiro, anticipó que en alrededor de 30 días esa tendencia se revertirá por completo.

 

En esta nueva etapa la tarea comenzará en el arroyo Las Higueritas. Lucero Pomiro dijo que allí harán un azud para que la localidad deje de depender de la lluvia para tener agua potable. Será de manera provisoria y hasta que se hagan las reparaciones del dique. “El arroyo va paralelo al embalse y pasa por detrás de las sierras. De esa manera le daremos agua casi potabilizada a los vecinos. Al agua del arroyo ya le hicimos los estudios y nos dio que no tiene escherichia colli ni contaminantes”, aseguró, y explicó que los trabajos en el arroyo servirán para que los técnicos puedan concentrarse en el dique. Además dijo que era un trabajo que los vecinos reclamaban y hoy ya es un hecho.

 

“Lo que tendremos que hacer en el dique será el desobstruido del cargador de fondo, cambio de las rejas y de dos llaves. Para hacer el trabajo tuvimos que contratar una empresa de afuera. En San Luis no tenemos gente que hagan ese tipo de tareas, ya que se requiere de buzos que trabajen con herramientas, sumergidos a varios metros”, aseguró Pomiro, quien agregó que al empezar a remover rejas y otras piezas saldrá barro. De no hacer la obra en Las Higueritas, llegaría la turbidez a los domicilios que se abastecen del dique Luján.

 

“Los trabajos nos llevarán alrededor de 30 días. El tiempo estimado se basa en que tendremos que rectificar las llaves viejas, que aclaro no significa que sean obsoletas sino por el contrario son de un material muy fiel, solo que como todas las piezas que tienen un movimiento se desgastan y necesitan un mantenimiento. Lo que hacemos es rellenar con otro tipo de aleación metálica en donde está el cierre ciego y de esa manera la reforzamos. Cambiarla no es una opción ya que eso implicaría hacer otros tantos cambios cuando, en realidad, no es necesario ya que la durabilidad de los materiales lo permite”.

 

A 125 kilómetros de la ciudad de San Luis está el dique Luján, que fue construido en 1958 sobre el río que lleva el mismo nombre de la localidad que en 2015 fue arrasada por el agua. En la ruta nacional Nº 146 está el acceso a este imponente embalse, que se encuentra 4 kilómetros atravesando Luján.

 

Nadie que haya pasado por la zona puede negar su encantadora apariencia, que deslumbra con sus costas escarpadas, que pueden usarse para disfrutar sus playas a partir de estrechas bajadas, o como acceso al río.

 

Tiene una  superficie total de 27 hectáreas, que en su mayoría están rodeadas de cerros sobre los que se puede apreciar el vuelo de cóndores, con un paisaje natural que muestra las especies nativas más importantes: molles, talas, algarrobos y chañares.

 

Las aguas acumuladas en el dique son destinadas principalmente para consumo humano, para la cría de animales y también para el riego de cultivos. La pesca deportiva es otra de las actividades que se desarrollan en las aguas, que también persiguen fines turísticos

 

Los niveles del dique están bajos, pero el presidente de San Luis Agua no se mostró preocupado por esta contingencia: “En estos momentos el dique está drenando, por eso los  niveles son bajos y así queremos mantenerlos. En lo que va del año hemos parado cuatro crecidas. Una que llegó a los 12 metros, la otra a 11 y las otras dos fueron de similares características. De no haber hecho esos trabajos podrían haber terminado en algo similar a las inundaciones de marzo de 2015”, dijo Pomiro, quien destacó que la represa funcionará para detener las crecidas que pudieran surgir.

 

“El descargador de riego fue lo que primero destapamos y en la actualidad está totalmente operativo. También arreglamos las llaves que manejan el nivel de agua. Otros arreglos los concentramos en el caño madre o matriz, que es el encargado de sacar el agua del dique con una presión de entre 20 y 25 kilos”, contó el presidente de San Luis Agua, quien trabaja en la entidad desde 2008 y fue encargado del área de acueductos antes de llegar al cargo máximo.

 

La recuperación

 

Hace aproximadamente un año y medio, con la llegada del gobernador Alberto Rodríguez Saá al poder, comenzaron a trabajar en las obras de mantenimiento y refacción del dique, que fue azotado por un fuerte temporal hace más de dos años, cuando cayeron cerca de 200 milímetros en pocas horas. El saldo fue la evacuación de 150 personas, que en su mayoría perdieron sus casas. La nueva gestión las reparó a nuevas, en un plan de acción que se encuadró en un paquete de ayuda para toda la zona.

 

En el caso del dique hubo roturas externas que se repararon.  Entre las tareas de aquel momento se destapó la válvula de riego, arreglaron un sifón y varias tomas de acceso al dique y del recorrido a la cámara de carga. Además pavimentaron la playa de estacionamiento, que la crecida se había llevado en su totalidad. Hubo otros arreglos de embellecimiento en los alrededores del embalse, para la continuidad del desarrollo turístico. Hace pocos días se colocaron carteles informativos para el reconocimiento de los lugares permitidos para las embarcaciones y de acceso peatonal, para cuidar la seguridad de los visitantes.

 

 

En aquel momento esas tareas permitieron restablecer el funcionamiento al 50 por ciento del embalse, hasta la fecha en donde la reparación alcanzará el total de la provisión de agua para los vecinos.

 

 

Una política que avanza

 

El plan de manejo hídrico de la provincia responde a una planificación estratégica que viene desde el año 1983 y que persigue tareas para el corto, mediano y largo plazo para gestionar el uso del recurso que es vital para la existencia de la vida en el planeta y para el crecimiento económico de los pueblos, así como para el cuidado de la salud pública.

 

El gobierno provincial durante más de treinta años ha implementado acciones tendientes a fortalecer el modelo con la mirada puesta en el futuro y en la provisión y conservación del agua. "Es sabido que las guerras, en un tiempo más, se darán por la escasez de agua, que en algunos lugares del mundo ya se hace sentir. Es un recurso limitado que debemos cuidar", destacó Pomiro Lucero, quien recordó que San Luis Agua realiza tareas de concientización con niños y jóvenes para el cuidado de este importante recurso natural.

 

En cuanto a las tareas que llevan adelante para el cuidado del recurso hídrico, el funcionario explicó: "Trabajamos con los más chicos, quienes llevan los conocimientos a sus hogares. En cada encuentro, en el que ahora hemos incorporado la visita a los diques provinciales, explicamos qué cantidad de agua es necesaria para producir alimentos o cuáles son las maneras para economizar agua en los hogares. Además les hablamos de lo importante de cuidar el recurso, que no es ilimitado como parece cuando sale de la canilla". 

 

De alguna u otra manera el desarrollo y fortalecimiento del plan ha impactado directamente en el progreso social y económico de los sanluiseños. A los que también se han sumado otros proyectos como es Agua para mi Tierra, que persigue junto al Ministerio de Medio Ambiente, Campo y Producción, el objetivo de llevar agua a pequeños latifundios ubicados en zonas rurales marginales.

 

En San Luis existen 20 diques que conforman un complejo sistema que además incluye acueductos, canales y pozos públicos. Todos esas obras están administradas y gestionadas por San Luis Agua, que es el órgano provincial para gestionar el recurso.

 

Esta gran cantidad de diques ha permitido incrementar en más de 50 por ciento la capacidad de almacenar agua. Los embalses se encuentran distribuidos estratégicamente por todo el mapa provincial. El último que se sumó fue el dique de Villa Mercedes.

 

Los embalses cumplen la función almacenar el agua, lo que resulta muy útil, sobre todo en épocas de sequías. Pero sin acueductos y canales sería imposible trasladar el fluido para los distintos usos para los que fue pensado. De esas obras San Luis Agua contabiliza, al día de la fecha, cerca de 4.000 kilómetros de acueductos y 731 kilómetros por los que se transporta agua cruda a través del sistema de canales.

 

Entre las ventajas que destaca el organismo provincial se encuentran, sobre la presencia del fluido, la inclusión y la posibilidad de generar nuevas fuentes de trabajo. La obra en torno a los diques es una de las fortalezas que tiene San Luis y que poco puede verse en otros puntos del país. Además potencia las zonas rurales olvidadas al permitir que llegue allí el crecimiento a través de la mejora o generación de proyectos productivos.

 

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