Alejo Sosa: el formador de actores

Una tarde mientras caminaba por la calle Vélez Sarsfield en Córdoba, en su época de estudiante, Alejo Sosa vio un cartel que invitaba a clases de teatro. Convertido en alumno avanzado de Ingeniería Civil, el joven llegó al lugar, habló con una maestra y a partir de ese momento nunca más se despegó de su pasión.

Con 72 años recién cumplidos, Sosa es uno -sino el máximo- referente del teatro provincial. Respetado por sus colegas, amado por su alumnos y reconocido por el espectador, el director tiene otro motivo de festejo: hoy después de cinco años de silencio,  reinaugurá la remodelada sala del TEA, el Teatro Estudio Arte, su máxima creación.

"Somos un grupo que hemos tenidos muchos reconocimientos en la provincia y en el país", se presentó Alejo como si hiciera falta. Casi como un síntoma de conducta, el teatrero antepuso el grupo, el elenco, la compañía, a su figura primordial. 

Sin embargo, es imposible describir la historia del TEA sin mencionar a la de su fundador. Alejo inauguró el grupo a finales de 1979 y durante 37 años fue y es la máxima voz en la compañía.

De espíritu itinerante y bohemio (en caso de que no sean sinónimos), tanto Alejo como el TEA se encargaron de acrecentar la historia teatrera. Hicieron base en salas pequeñas, algunas más grandes, tuvieron que reciclar espacios venidos abajo, pero hoy llegó el momento del que parece su instancia definitiva. "Siempre quisimos tener nuestro propio espacio, es un viejo sueño", aclaró.

La sala de 9 de julio 1431 fue remozada por los mismos integrantes del grupo, que trabajaron durante casi cinco años para conseguir el nuevo lugar. El TEA ahora tiene una sala a estrenar, que se llama Atalaya en honor al primer grupo teatral de la provincia, una muestra permanente de fotos y un espíritu de centro cultural a los márgenes que formó la vida artística de Alejo. A eso se suma la sala Carlos Mora que hace años es la base de operaciones del grupo.

"Desde el primer momento produjimos obras de diversos autores nacionales y provinciales que nos formaron como agrupación", sostuvo el director, quien en sus comienzos compartió ideas con Gerardo Pennisi y Luis Rezzano, otros pioneros del teatro en San Luis.

Fueron tiempos difíciles aquellos por la dureza con la que la dictadura militar miraba y trataba a quienes tenían -como Alejo- cosas importantes para decir. 

En ese punto, Sosa armó un aura de clandestinidad que lo acompañó hasta el inicio de la democracia. "Tenía algo que se llamaba libertad vigilada que me permitó salir de la cárcel, pero siempre bajo el ojo atento de las autoridades", recordó el actor, quien mencionó a la inolvidable escritora Esther Guevara como parte fundamental de ayuda. 

Alejo nació en el sanatorio Rivadavia y vivió en el centro, en Hipólito Yrigoyen entre Las Heras y Bolívar, durante su feliz infancia. Luego de terminar la secundaria en la Escuela Normal se fue a Córdoba.

"En principio tuve un poco de culpa por dejar la carrera universitaria por el teatro, pero no me arrepiento", dijo el puntano, quien reconoció que el primer impulso para inscribirse en las clases teatreras fue tener un acceso al comedor universitario. 

El verano de 1972, ya con su esposa, Alejo vino de visitas a San Luis y empezó a trabajar en su tesis. En ese momento las intenciones de regresar comenzaron a hacerse más fuertes, pero se vieron suspendidas por su detención a manos de los militares, en 1976. Cuando lo liberaron en 1979 volvió a su provincia de origen y fundó el TEA. 

Con eso, Alejo escribió la página más persistente del teatro provincial y puso en la órbita artística de la provincia y el país a varios actores como Roberto Vallejo, María Laura Cali, Gabriel Flores, Oscar Di Sisto, Facundo Giménez, Carolina Vincenti y Romina Reta, entre otros cientos. 

Todas las artes en el estudio

La celebración de la reapertura de la sala del TEA será un acontecimiento artístico para la provincia. Habrá teatro, música, literatura y todas las artes en general.  

"En realidad buscamos que el nuevo espacio sea un sitio no sólo para nosotros, sino para todas las expresiones artísticas que quieran estar allí", dijo Alejo Sosa, el director.

Con más de cien invitados, el encuentro tendrá como acto final la presentación de "Sabina y Lucrecia", la clásica obra de Alberto Adellach, que tiene las actuaciones de Valeria Bruna y Mónica Moragas, más la dirección de Gabriel Flores, todos miembros del TEA. 

"Es una obra muy significativa porque debutó en el Teatro del Pueblo, en Buenos Aires, que ahora están por desalojar, justo cuando nosotros inauguramos una sala", reconoció Alejo.
También el encuentro de hoy constará de la presentación del libro "El planeta inmóvil", de Celeste Domínguez, la participación de la bailarina Laura Mora y una exposición de pinturas y fotos.