En los barrios Padre Mugica y Néstor Kirchner, construidos bajo el auspicio de la Comuna, la falencia de los servicios municipales es paradógicamente un reclamo recurrente de los vecinos. Aseguran que en las calles abundan las aguas servidas, que hay un gran basural a la entrada de ambos, que en los espacios verdes los pastos y malezas tienen más de un metro de altura y que el transporte público no da abasto para atender la demanda.
“La Municipalidad no viene a juntar la basura que tiran los vecinos de otras partes de la ciudad, que llegan acá en autos para arrojar sus bolsas”, señaló Leopoldo, vecino del barrio Mugica. “Estas personas pensarán como el Intendente, que somos un descarte y que merecemos que nos tiren la basura en la puerta”, afirmó.
El basural que está a la entrada ya fue denunciado varias veces por los vecinos, pero el paisaje no se modifica. “Mirá toda la basura que hay, y no sólo en la entrada. El camión recolector pasa una sola vez a la semana”, se quejó Sebastián, vecino del Néstor Kirchner.
Además de la basura, hay barro acumulado que se forma por las aguas cloacales que brotan de las tuberías rotas. Los vecinos denunciaron que el Municipio nunca hizo nada para repararlas. “Hay olor a pozo ciego en los baños de todas las casas”, afirmó Gabriela.
“Estamos tirados en el fondo de la nada. Habrán dicho 'a estos los dejamos acá y que se las arreglen'” señaló Leopoldo con indignación, mientras que Gabriela agregó: “Hace más de un año que entregaron las casas y fumigaron una sola vez. Además, el agua muchas veces está sucia".
Uno de los problemas que más perjudica a los vecinos es la calidad del servicio que brinda Transpuntano. “Si llamás a la línea de reclamos que tiene el colectivo hay un tipo se te ríe en la cara. Juntaron la línea O con la K, pero es lo mismo. Si te parás cinco minutos vas a ver que el colectivo viene lleno, la gente si puede sube. Se va colmado hasta las 500 Viviendas y así sale hacia el centro. Dicen en los papeles que hay varios colectivos que atienden esos barrios, cuando en realidad pasa uno solo”, aseguró Leopoldo.
Todos los días los niños que van a la escuela tienen que esperan durante horas para poder subir a un micro que los lleve a la escuela. "Entramos a la 1:30, pero a las 12 ya estamos esperando el cole porque viene muy lleno y nos deja. A veces pasan cinco antes de que podamos viajar”, señaló uno de los chicos con resignación.
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