Vecinos de los barrios del noreste piden que limpien los bulevares

En la mayoría de las ciudades los bulevares son  vértebras que en medio de avenidas separan pintorescamente calles y manzanas. No así en los barrios del noreste de la provincia. Aquí cumplen la función de basureros a cielo abierto. Todas las vías que se desprenden de la Avenida del Peregrino desbordan mugre de todo tipo, tamaño y color. Los vecinos dicen haber hecho reclamos a la Comuna, sin embargo el camión municipal no pasa hace más de un mes. 
“Fuera del área céntrica la ciudad parece estar abandonada. Todos los bulevares están a la miseria. Espacios Verdes brilla por su ausencia. Necesitamos urgente, que el Municipio implemente una política de limpieza”, comentó Pablo Miranda vecino y prosecretario del Concejo Deliberante. Miranda, junto al concejal Gustavo Zavala, mostraron a El Diario de la República el lamentable estado de los espacios verdes que rodean a las tres rotondas. 
Víctor Agüero vive en la avenida Juan Pekol. Su vivienda queda enfrente de una especie de monte de basura, a seis manzanas de la primera rotonda. El hombre explicó que diariamente vienen personas de otros barrios a aumentar el número de residuos. “El otro día un señor se bajó de una camioneta nueva y descargó muebles rotos y el tronco de un árbol. Un cara dura”. Agüero dijo que el otro problema reside en cartoneros y cirujas. “Cuando buscan entre las bolsas, las dejan abiertas y la mugre vuela al jardín de mi casa. Tengo que tener las ventanas cerradas por eso y por el olor”. 
En la esquina de la residencia de Agüero la cosa es más complicada. Una pérdida cloacal  cubre dos cuadras y se acumula en la intersección destilando un nauseabundo olor. “También llamamos a SerBa, pero nada. Por lo menos tendrían que venir a hacer un control una vez por semana”, dijo el hombre. 
En dirección al norte y con las sierras de fondo, todo el panorama sigue siendo escombros, partes de muebles, desperdicios y bolsas que expulsan líquido. 
“Hace cinco meses que vivo acá. Tengo dos nenes y por la mugre sólo pueden jugar adentro de la casa. Los vecinos saben tirar pasto y nada más, la mugre verdadera viene de gente que no es de la zona. Aparecen en autos y tiran desde grasa hasta animales muertos. No tienen respeto por nadie. Yo a mi basura no la saco hasta que pasa el recolector”, señaló Yessica Barroso. 
El bulevar de la segunda rotonda que alguna vez tuvo bancos de ladrillo visto en excelentes condiciones, ahora tiene colchones rotos, bolsas con pañales y desperdicios de verdulerías. Alejandra Sosa cuya casa está enfrente, dijo que “eso no es nada”. La mujer comentó que no todo proviene de visitantes de otras zonas, la mugre también es generada por sus propios colindantes. 
“Ya que no hay cultura de limpieza, la Municipalidad tendría que poner contenedores. El otro día le grite a una vecina que vino con una carretilla a tirar mugre y me ligué los mil insultos. No me quiero meter en problemas, así que sigo llamando a la muni respuesta. Hasta ahora no pasó nada”. 
Todos los espacios verdes que rodean la periferia y conducen al bulevar de la tercera rotonda continúan con la misma imagen. Materiales en desuso, mugre y olor. Acompañan a semejante descripción el pasto sin cortar y las luminarias rotas.