No solamente la lluvia inundó a San Luis ayer a la mañana sino también los bocinazos de los vehículos que circulaban por avenida Illia y Junín en la intersección con Chacabuco. Imprudencia y enojo de los conductores, peatones esperando que alguien les ceda el paso, interminables filas de autos, motos y colectivos, y una sola policía tratando de controlar. El tránsito en el centro de San Luis se volvió un verdadero caos desde que la Municipalidad decidió comenzar el 6 de enero con las obras de ampliación de las veredas en plena temporada turística. La oficial aseguró que el desorden se da en la mañana y que ella sola no puede manejarlo.
La obra total llamada Rambla de los Jacarandaes se divide en dos partes. La primera es la refuncionalización de la avenida Illia, de San Martín a Caseros. La segunda es la construcción de un colector pluvial.
Alrededor del mediodía, la Illia y el cruce con Chacabuco fue un verdadero descontrol. Las personas que caminaban por la zona estaban sorprendidos al ver la situación.
La impaciencia de los conductores se hizo notar cuando los bocinazos comenzaron a reproducirse en todos los autos que esperaban para poder avanzar en algún momento. La oficial ya sin saber qué hacer porque la situación la había sobrepasado, se subió a la vereda.
“Es mucho tráfico y hay una cola tremenda, los autos se quedaban a la mitad de la calle. Como está cortada la avenida el caudal de autos desemboca acá y genera un embotellamiento”, explicó Johana, policía. Aseguró que el mayor lío se genera porque los que van a cobrar al banco ubicado a mitad de calle estacionan en doble fila y dificultan el paso vehicular.
“Empezaron a tocar bocina, me agarró el apuro y tuve que pedir auxilio a un oficial de tránsito”, expresó. La joven oficial recibió la ayuda de un inspector municipal que se acercó y colocó la moto cortando el paso de Junín y obligó a todos los autos a que doblaran o siguieran por Chacabuco.
Paciencia de los peatones
Los conductores no fueron los únicos que tuvieron que armarse de paciencia. Los peatones tenían que estar atentos a que los vehículos frenaran, porque no podían avanzar, para poder cruzar la calle. “O encarás o no pasás nunca, no te van a ceder el paso”, indicó la agente. Las personas se metían entre los autos porque se cansaban de esperar y los autos no respetaban la senda peatonal.
La primera etapa de la obra bautizada Rambla de los Jacarandáes es para reestructurar la avenida Illia.
El Municipio comenzó a trabajar en uno de los tres tramos que comprende San Martín y Chacabuco. Será el más extenso y durará de dos a tres meses.
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