SAN LUIS - Domingo 29 de Junio de 2025

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Pettinato y fuertes experiencias pasadas por una batidora impiadosa

Por redacción
| 25 de mayo de 2014
Pettinato habló también de la división de clases

Para llegar a ser el porteño conflictuado, divorciado y desaprensivo que es hoy, Roberto Pettinato conjugó a lo largo de su vida un padre penitenciario, un despertar en una banda de rock de culto y un reverdecer en la España posfranquista. Sumado a las altas dosis de exposición televisiva, el resultado es un hombre que pisa los 60, que habla de sexo como si tuviera 20 y que añora los años de reviente.
Cuando no está tocando el saxo, ni conduciendo programas de TV, ni madrugando para hacer programas de radio, Roberto hace stand up vestido con un saco brillante, unas rodilleras por encima del pantalón y dos anillos enormes en sus meñiques. Si viviera, Luca escupiría de costado y diría que no entendió nada.
Pero no sólo Pettinato cambió. En todo caso, el gran mérito de Roberto en toda su vida fue acomodarse a los tiempos y a las situaciones. Por eso habla de emoticones y de las calcomanías familiares en la parte posterior de los autos como signos de una modernidad de la que dice renegar, pero que termina aceptando.
Luego de más de una década, Roberto volvió a San Luis, en este caso para presentar su show de stand up (otro signos de los tiempos) “Me quiero portar bien”, un título que –según dijo en el espectáculo- le regaló su hijo de cinco años en medio de una penitencia.
“Estos lugares son para dormir, no para trabajar”, dijo el actor a los pocos minutos de entrar al escenario. En ese momento, Pettinato todavía estaba sorprendido por la reacción del público sanjuanino la noche anterior, cuando –en una confusión típica de él- les dijo “puntanos”.
Los temas tratados en el monólogo van de sus relaciones con chicas de 18 a 24 años a lo parecido que puede ser a Silvio Soldán con los anteojos indicados. El de la edad es un tema que parece preocuparle mucho al rockero.
Con sabiduría de hombre que ha vivido, Pettinato dijo que una mujer de 42 años es lo peor que le puede pasar a un maduro regresado a la soltería. En realidad, a esa edad, una mujer es lo peor que le puede pasar a cualquiera.
Pero no es sólo su edad el motivo de las risas en el stand up. La de Nacha Guevara (“¿está toda operada o yo estoy loco?”) y la de Mirtha Legrand (“encontraron dinosaurios en Chubut y ella no fue a buscar a sus hijos”) también ocupan su espacio malicioso.
Entre abundantes chistes sobre drogas y sexo (duro, blando, anal, oral, homosexual), Pettinato habló también de la división de clases y denunció que el reemplazo de Mimi Pons por su hermana Norma en el programa de Marcelo Tinelli no fue un acto de homenaje: “Eso y decir ‘me cago en tu tumba’ es lo mismo".
Puesto a buscar las denominaciones de la vagina, Roberto se sorprendió con algunos regionalismos, lo que en realidad fue una muestra de conexión directa con el público. El intercambio llegó a su mejor momento una mujer del público se puso a recitar los diez mandamientos y otra la corrigió como una maestra de catequesis.
Como no podía ser de otra manera, el hecho de hablar de música también inspiró al conductor, quien dijo que hasta el día de hoy escucha a Queen “para comprobar que son la mierda que siempre creí” y descargó su ira en cantantes del tipo de Ricardo Montaner o Ricardo Arjona, a quien directamente le deseó la muerte.
Petti se fue cantando "Hombres con buenas intenciones sobran", un tema suyo compuesto especialmente para el show, y tocando el saxo, el verdadero origen de una carrera que se disparó hacia cualquier lado.

 


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