Deuda ignorada: docentes ahogados por salarios bajísimos, ajuste y exigencias sin límites
En medio de un escenario económico brutal, maestros, preceptores y profesores resisten como pueden los embates de una realidad inaceptable. Mientras los bolsillos cada vez están más vacíos, las obligaciones laborales no paran de crecer. Todo lo que hay que saber de un presente que duele.
Está tan normalizado que pocos lo perciben. Pero el rol de los docentes es fundamental para la construcción de la sociedad. Son los encargados de formar el presente y el futuro, educando a niños y jóvenes que luego generarán “el mañana”. Y ese trabajo incansable, de pura vocación, está absolutamente pisoteado, “ninguneado” por las autoridades provinciales que mantienen una deuda inaceptable. Salarios licuados, ajuste y exigencias que no paran de crecer, conforman el escenario trágico de un sector que clama un poco de piedad.
El economista, ya fallecido, Tomás Bulat, supo decir que "cuando se nace pobre, estudiar es el mayor acto de rebeldía contra el sistema. El saber rompe las cadenas de la esclavitud". Pero ¿Cómo se hace para educar cuando falta el pan en la mesa? ¿Cómo hacen los maestros, preceptores y profesores para resistir ante una realidad que los golpea de lleno?
Trabajo, trabajo y más trabajo, pero con bolsillos “flacos”
La actualidad, hay coincidencia en decirlo, es una absoluta hipocresía. El Ministerio de Educación se centra en alcanzar estadísticas utópicas, en lograr los máximos estándares, mientras olvida lo esencial de la enseñanza en las aulas. Por un lado se busca que los chicos estén cada vez más sobrecargados de información, pero la realidad en los pasillos de las escuelas es lamentable: adolescentes que "no saben firmar", otros tantos a los que les cuesta leer, algunos que no saben matemáticas, profesores y maestros que tienen que aguantar la prepotencia de estudiantes rebeldes (y la terquedad de sus tutores), “malos ratos” en las clases, dolores de cabeza con los directivos, un presente donde se "tiene que contemplar todo" para que los chicos pasen de grado y tantas otras cosas que significan una verdadera piedra en el camino.
Nadie dice que los alumnos no deban focalizar su trayecto escolar para potenciar sus cualidades en las respectivas materias, pero lo cierto es que las autoridades se olvidan del pilar más importante en la cadena educativa: los maestros, profesores y preceptores. Sin docentes bien pagos, no se puede pretender una educación de calidad.
En este sentido, hay una creencia que hay que desmentir. En el imaginario popular se suele decir que “los maestros trabajan 4 horas y se van a la casa“, pero es una irrealidad absoluta. Muchos tienen que tener más de un trabajo para poder sustentar sus vidas, pagar un alquiler. Y aún aquellos que tienen un solo trabajo, luego pasan horas interminables de actividades "extra" en sus hogares. Todos se llevan a la casa una sobrecarga laboral que muy pocos tolerarían. Planificaciones, cursos obligatorios (cuyos referentes se deben llevar unos cuantos miles de pesos por cada clase), obligaciones “impuestas” (por ejemplo las iniciativas “Queremos aprender” y “Queremos resolver”), abordajes administrativos que no les corresponde. Todo ello suma trabajo en casa, que se extiende por múltiples horas, ocupando miles de veces los fines de semana (lo cual provoca la pérdida irreparable de tiempo con la familia). Muchos ven crecer a sus hijos con cierta tristeza, por no poder compartir el tiempo que merecen con ellos.
El Estado, lejos de por lo menos aliviarle la vida a los docentes (ya que no les aumentan el sueldo), se empecina en incrementar las obligaciones.
Ni hablar de la situación de las instituciones autogestionadas, generativas y digitales, donde el abordaje es aún más exigente para los profesores frente a un salario que va en desfasaje con el de sus pares de las escuelas estatales tradicionales.
Pobres docentes, hundidos en el olvido de un Gobierno de ajuste.
La situación de haberes
De acuerdo a la información de gremios de la Mesa Intersindical, los salarios de los docentes (estatales) registran una pérdida del 82% de su poder adquisitivo desde diciembre del 2023, muy por debajo de la inflación acumulada, que supera el 209%.
Como si fuera poco, los aumentos otorgados por el Gobierno provincial fueron plenamente insuficientes: un 50% en 2023 y apenas un 25% en lo que va del 2025. Todo ello impacta no solo en la economía diaria de los maestros y profesores, sino que tiene consecuencias irreparables de cara al futuro: una docente de nivel inicial que se jubiló tras 25 años de servicio cobra apenas $409.000.
Por otro lado, y para continuar graficando el golpe al bolsillo, una maestra con 19 años de antigüedad recibirá $285.000 de aguinaldo a fin de mes, lo que representa menos del 50% del sueldo.
Así, todo indica que el panorama al futuro es desalentador. Por ahora, la gestión se ha olvidado de los docentes. Por mal asesoramiento, por impericia o por propia intención, la gestión provincial ignora una deuda urgente.


Más Noticias