"Siempre estuvieron ahí": reflexión tras la muerte de Fabio Mendoza
En un testimonio crudo. Alan Sosa Tello apuntó que el dolor no puede seguir siendo "noticia pasajera". Recordó el trabajo que se hizo con personas en situaciones vulnerables a instancias del Parador Social San Roque.
Todo lo que ocurrió con Fabio Mendoza, el hombre en situación de calle que murió de frío en las instalaciones del Correo Argentino, generó múltiples opiniones sobre la situación social. Cada nota periodística alusiva ha provocado reflexiones intensas, una suerte de "mea culpa" colectivo, con la mirada anclada en una sociedad cada vez más egoísta, donde la dignidad parece ahogarse en la estrechez de los que buscan el beneficio propio. En ese sentido, entre los pensamientos publicados en las redes sociales, se destacó la palabra del exsacerdote Alan Sosa Tello, que compartió un testimonio crudo, que invita a pensar y pensarse, a despojarse del mundo para encontrarse con el otro, para mirarse en el prójimo.
"Este texto no busca protagonismos personales. Solo quiere dejar memoria. Porque el dolor no puede seguir siendo noticia pasajera. Porque ya demostramos que se puede. Que cuando se organiza el amor, se transforma la realidad. Que no hace falta una estructura estatal inmensa para actuar. Que el miedo puede dejarse a un lado cuando lo que guía es la convicción", apuntó en las primeras líneas.
Un trabajo clave como respuesta a una realidad que duele
Sosa Tello recordó que en el invierno del 2018, un hombre murió en un cajero automático de la Universidad Nacional de San Luis. Mencionó que ese fallecimiento se convirtió en un "punto de quiebre" y esa misma noche, un grupo de personas decidió salir a buscar a quienes dormían en la calle. Los llevaron a los salones de la Parroquia San Roque, sin saber si estaban autorizados, sin conocer si había implicancias legales. Solo tenían en el corazón la necesidad de no mirar para otro lado.
Así nació el Parador Social San Roque, como una respuesta urgente, humana y colectiva. Desde entonces, voluntarios de diferentes disciplinas, vecinos, donantes anónimos, organizaciones -como Prójimo- y el Ministerio de Desarrollo Social (por entonces liderado por Sergio Tamayo) se comprometieron en una ayuda clave. Todo sin campañas políticas.
"Nunca se preguntó a nadie en qué creía para poder tenderle la mano. Nunca se exigió conversión ni se utilizó el parador como excusa evangelizadora. La fe de quienes ayudaban se manifestaba en los gestos, en el servicio, en el respeto, en la entrega. Pero también participaron personas que no eran católicas, que se acercaron desde su propio compromiso ético, desde su sentido de justicia, desde su búsqueda de un bien mayor. Fue una experiencia plural, horizontal, profundamente humana", relató Sosa Tello.
"Durante aquellos meses, logramos algo que no debería olvidarse: en la ciudad de San Luis no había personas durmiendo en la calle. Todos estaban contenidos. Muchos recibieron atención médica por primera vez en décadas. Se lograron derivaciones psiquiátricas y psicológicas, se facilitó el acceso a pensiones o jubilaciones, y en muchos casos se alquilaron habitaciones para que volvieran a tener un techo digno. Se construyeron lazos. Se acompañaron duelos. Se restituyó dignidad", agregó.
Sin embargo, en 2019, la obra no continuó. El parador dejó de funcionar. Y la gente, volvió a quedar sola.
La muerte de Fabio, un signo crucial
Sosa Tello opinó que con la reciente muerte de Fabio, la sociedad vuelve a escandalizarse. Remarcó que las redes "arden", pero más allá de eso, subrayó que Fabio -como tantos otros- "siempre estuvo ahí". La diferencia es que ahora resuena el caso porque ya es tarde.
"Este texto no busca protagonismos personales. Solo quiere dejar memoria. Porque el dolor no puede seguir siendo noticia pasajera. Porque ya demostramos que se puede. Que cuando se organiza el amor, se transforma la realidad. Que no hace falta una estructura estatal inmensa para actuar. Que el miedo puede dejarse a un lado cuando lo que guía es la convicción", manifestó.
"Lo hicimos una vez. Con frío, sin recursos, sin certezas. Lo hicimos por humanidad. Que no haga falta otra muerte para volver a abrir los ojos", concluyó.


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