El poeta de la chaya

Riojano, poeta, chayero, Ramiro González es parte de una camada de músicos que en su provincia hace 20 años musicalizan no solo el carnaval, sino todo un año de peñas y encuentros motivadores. Aunque radicado en Córdoba, adonde llegó para impulsar su carrera, el compositor siempre vuelve y siempre tiene la cabeza en su provincia natal.

Acaba de editar un sorpresivo y sorprendente disco que se llama “El ojo de la tormenta (Para qué tanto)”. Sorpresivo porque retoma un hilo conceptual que el autor inició hace 15 años con “El ojo de la tormenta (Dele retumbar)” y sorprendente porque se anima a ritmos poco frecuentados en su notable carrera, como el rap y la milonga.

En una extensa charla con Cooltura, el músico repasa su relación con San Luis, cuenta qué lo llevó a retomar un disco de hace una década y media y explica la relación entre la chaya riojana y los ritmos urbanos. 

-¿Cómo fue retomar un trabajo conceptual 15 años después? ¿Nota que como músico y compositor cambió en algo?

-Si bien pasaron 15 años, el concepto sigue siendo el mismo, las canciones son las mismas que se crearon en ese momento. Algunas quedaron afuera de la primera selección y otras tantas se agregaron, pero la mayor parte fueron escritas en 2010. Se actualizó alguna cosa, algún nombre, alguna frase como para que tenga más actualidad, pero en general el disco es básicamente lo mismo, la misma idea. 

-¿Cuáles son las diferencias que nota?

-Por un lado, el disco que se editó en 2013, que era la parte más tradicional, tiene un abordaje musical del Ramiro González que se cría en los patios de chaya y aprende la música así. Y por otro lado, esta otra parte que salió ahora, que era un poco más la mirada de un chavo que se va del pueblo, que era La Rioja en ese momento. Cuando yo me fui a vivir en una gran ciudad como Córdoba y me encuentro con un montón de cuestiones sociales que en La Rioja no se veían. Como los chicos en la calle mendigando y ese tipo de cosas. También quise mostrar la influencia de esa música urbana en mi música

-Asumió el riesgo de grabar en vivo un disco con canciones nuevas ¿Cómo fue el resultado ahora que el álbum ya está editado?

-El disco iba a ser arreglado por Tití Rivarola, gran guitarrista y músico de Córdoba que falleció en el medio de la producción. Eso también me hizo parar la pelota y decidir no sacar el disco porque encontrar a alguien que lo reemplazara era muy difícil; de hecho nunca lo encontré. Muchos años después me encontré con una  banda de La Rioja y decidimos abordar el disco de una forma un poco más improvisada, dejando que saliera lo que nos parecía en algún momento. Por ahí un poco guiado por mi idea de lo que quería hacer. Son todos ritmos folclóricos argentinos en los que se nota la urbanidad. Por ejemplo “La semilla” es una milonga que tiene un rap, pero es una milonga. Están camuflados los ritmos pero son ritmos tradicionales. La idea de grabarlo en vivo era porque no había otra forma, era la posibilidad que teníamos de hacerlo. 

-¿Qué siente al escuchar hoy la primera parte de “El ojo de la tormenta”?

-Me siento súper representado y orgulloso de un trabajo hecho con mucho cariño, apoyado plenamente por Luis Chazarreta y rodeado de una selección de músicos riojanos que me abrazaron y me dieron su apoyo a la hora de elaborarlo. Recuerdo, tengo por ahí algunas fotos, de estar en la salita de controles del estudio de Luis con la Naty Barrionuevo, “El Pica” Juárez, el Juancito Arabel, toda gente muy querida y apreciada por mí. Tener la participación de “La Bruja” Salguero, del Víctorito Carrión, para mí ha sido siempre una de esas cosas hermosas que me dio la vida. Me siento orgulloso porque es un disco que se ha escuchado mucho, que se ha grabado mucho, las canciones de ese disco se han grabado por muchos artistas, se interpretan por muchos artistas. 

-¿Se reconoce en aquel compositor?

-Me reconozco en el compromiso, en la forma de trabajar la letrística, sobre todo las canciones, en el compromiso social y el compromiso con la poesía, con la palabra. Tratar de poner lo más alto que se pueda en el proceso creativo, los recursos y todo con la vara bien alta. Tratar de hacer algo de excelencia desde un lugar respetuoso y de compromiso emocional sobre todo. A la hora de escribir yo trato de que el artista salga a florecer, más allá de los recursos técnicos, literarios y demás que he ido adquiriendo en todo este tiempo. Evidentemente pasan los años y uno se va poniendo un poco más exquisito, exigente si se quiere, con algunas cosas. 

-¿Hay alguna diferencia en la poesía de aquella época y la actual?

-En esa época escribía textos muy largos y ahora estoy un poco más sintético, pero sigo siendo el mismo tipo que piensa las mismas cosas respecto de la vida. En algunas cosas he cambiado porque uno vino al mundo para aprender y me parece que esa es la razón de ser humano. 

El disco tiene una notable participación de la flauta traversa ¿A qué se debe esa decisión? 

-Es el único instrumento melódico que hay dentro de la formación. También la idea era hacer un disco así con un formato de power trio. Los chicos venían tocando en un montón de proyectos juntos, de hecho tienen un trío al que yo me acoplé. Tienen una jam de música los jueves de jazz, de rock, de todo, de improvisación. Estaban muy afilados y me parecía bueno también poner a los músicos de La Rioja en un lugar que para mí es importante. Y además son mis amigos, los quiero un montón. 

-¿Cómo es su relación con la música de San Luis? 

-He ido un par de veces pero no tengo mucha relación con la música de la provincia, más que algunos amigos como “El Puchi” García, un gran poeta y músico que tenía ese lugar, El Tono, tan emblemático para la música de Merlo. En el momento en el que estaba Marita Londra, que es una querida amiga, he tenido un poco de vínculo con ella pero no con los músicos de la provincia. Por ahí el sanluiseño que tengo más presente es el otro integrante del Palo Santo, Oscarcito Huelmo, que ha vivido mucho tiempo en La Rioja. 

-Otra de las cosas que se notan en el disco es la variedad de ritmos y matices. Hasta al rap se anima. 

-Tiene que ver con mi inquietud de abordar diferentes ritmos de diferentes regiones del país, todos son ritmos folclóricos, capaz que está bien clara también la idea conceptual de que esta segunda parte fuera un poco más urbana y esté más atravesada por la música de la ciudad, el rock, el jazz, el funk, ese tipo de géneros que es música que a mí me gusta y que escucho mucho. Pero todas las canciones son de raíz folclórica, mucha vidala, mucha chaya, que también es la música tradicional de la Rioja. 

-¿Fue una decisión consciente o salió naturalmente? 

-Yo siempre estuve un vínculo a la oralidad en las canciones, a los recitados, y el rap es el ritmo y la poesía, o sea que es lo mismo que nosotros hacemos cuando en la chaya dicen “eche coplas, compadre” y salimos con un verso de Atahualpa Yupanqui. Lo que pasa es que en el rap está más marcado el ritmo, pero es lo mismo que hacemos los riojanos desde tiempos inmemoriales. Entonces desde ese lugar es mi abordaje de la poesía, de hecho no en vano “El ojo de la tormenta” es una chaya y tiene ese rapeo que va en el medio entre copla y copla. Yo soy nacido en la Rioja, la tierra del carnaval, y desde ese tipo de versos abordé la música urbana con mucho respeto. 

-¿Qué opina de los llamados ritmos urbanos?

-Yo no soy un músico urbano, no soy rapero, me encanta la música, me encantan los pibes que han surgido de Argentina que son maravillosos, he tenido la dicha de tener la colaboración de Trueno en una canción que hicimos con Martin Neri. Así que la verdad que yo admiro mucho a las nuevas generaciones, me encanta Wos. No puedo más que sentir admiración de un género que ha surgido de la espontaneidad, de los pibes en las plazas, en esos duelos, en esas batallas de gallos y me parece maravilloso que la improvisación de la poesía esté en boca de los adolescentes, sea la forma en la que sea. Para mí la música es música, el arte es arte, la poesía va siendo poesía siempre, más allá de los géneros, así que celebro eso.

-Lo deja bastante claro en el disco pero ¿Cuál es su reflexión sobre la situación actual del país?

-Es una casualidad que quede de manifiesto en el disco, tiene que ver con la elección de temáticas universales relacionadas con la humanidad desde tiempos seculares: la desigualdad, la pobreza, cosas que atraviesan a toda la humanidad en distintas ciudades, en cualquier parte del mundo, en cualquier época en que nos plantemos. Todas estas cosas me parecen injusticias y no voy a dejar de decirlas nunca. 

-O sea que son problemas que vienen desde hace mucho tiempo

-Pasa que algunas canciones fueron escritas hace 15 años y tienen la vigencia que tienen. Me parece que eso es lo que más me preocupa, que tengan vigencia y que no cambiemos, porque al margen de que yo las he escrito hace 15 años, las podría haber escrito hace 200 o hace 4 mil y hubiera pasado lo mismo. La humanidad no tiene la conciencia suficiente ni es capaz de guardar en la memoria colectiva los sucesos tristes para cambiar para bien y para que seamos todos iguales, para que tengamos mejores condiciones. A mí me parece que mientras alguien tenga hambre y nosotros estemos cómodos, hay algo que no está funcionando bien. 

-¿Hay algo que le preocupe más?

-Me preocupan estos tiempos en los que se trata de incentivar el odio, donde un presidente tiene formas que no son las correctas para la investidura que tiene, rayando lo burdo, obsceno, haciendo apologías de los abusos sexuales cuando habla de los opositores. Me parece una cosa desagradable, de mal gusto, penosa para nuestro país y ojalá que la podamos cambiar y que no elijamos más gente de este tipo, que además vienen a destruir todo lo que se ha hecho con tantos sacrificios durante mucho tiempo, sea el partido político que sea. 

-La música folclórica riojana tiene una camada de compositores brillantes de que la usted es parte. ¿A qué atribuye que tantos talentos coincidieran en el mismo lugar en el mismo tiempo? 

-No puedo hablar de mí desde un lugar de talento porque no creo en el talento, creo en el trabajo. Me parece que lo que sucede con La Rioja tiene que ver mucho con la cultura, que le sucede a los pueblos que son musicales. Cuando en San Luis, en Mendoza o en San Juan se plantea tocar la guitarra de una forma que es tan evidente, que es tan particular y tan única y tan maravillosa; la interpretación de los guitarristas de Cuyo, de los puntanos, me parece que pasa por ahí. Lo mismo como Santiago del Estero tocando chacarera o viviendo el folclore desde un lugar. Me parece que hay una excelencia que se da por contagio, que tiene que ver con cómo se hacen las cosas en un lugar.

-¿Cómo es la situación en La Rioja particularmente?

-En La Rioja hubo siempre una cuestión con la poesía, por un lado, y la oralidad que está en la poesía, de poner a la poesía y la palabra en un lugar preponderante, más allá de la poesía musicalizada, de las canciones. Por eso tenemos exponentes como “Chito” Ceballos, como Ramón Navarro, como Carlos Herrera, que recitan poemas además de cantar. Hay algo ahí que hace que las letras sean de excelencia. Después, la otra parte, la musical, también tiene que ver con esto de que es un pueblo musical, que durante todo febrero vivimos La Chaya desde los inicios de los tiempos.

-¿Continúa con su trabajo en la confección de las cajas chayeras? 

-Sigo, aunque la producción está un poco acotado a mi trabajo como músico y mi reciente vinculación a la vitivinicultura porque el año pasado con mi compañera adquirimos una pequeña finca con una bodeguita y estamos empezando a meternos en el mundo de la producción artesanal de vinos. Estamos restaurando un poco el espacio entonces entre eso y la música me queda muy poco tiempo para las cajas, pero las sigo haciendo.