Con menos respaldo, la coalición oficialista logra sostener el control político
En las legislativas de 2025, el oficialismo se impuso, pero con 105.066 votos, muy lejos de los 161.951 que Claudio Poggi obtuvo en 2023. Con aliados reciclados del albertismo y una campaña sostenida con recursos públicos, no logró ampliar su base electoral.
Ahora San Luis cosechó mayorías en Diputados y Senadores. Pero la victoria llegó con sabor amargo: en dos años, el poggismo, perdió más de 55 mil votos. En las elecciones provinciales de 2023 había alcanzado el 53% con 161.951 sufragios, lo que catapultó al espacio a la Gobernación. Ahora, en las legislativas de 2025, su espacio apenas alcanzó 105.066 votos y además no superó el 48 por ciento de los votos.
El retroceso es significativo: representa una caída de casi el 34% de su caudal electoral. Y ocurrió a pesar de haber contado con todo el aparato del Estado a su favor, una campaña bien financiada —aunque discreta e "invisible"— y figuras que supieron ser parte del albertismo, como su candidato número 1 a diputado o su aliado principal en el departamento Pedernera.
Ni siquiera con el cruce de dirigentes peronistas al oficialismo, Poggi logró ampliar su base. Al contrario: perdió volumen electoral en relación con su debut como gobernador, lo que plantea un escenario de alerta interna. La participación electoral, además, fue bajísima: apenas rozó el 60%, marcando uno de los niveles más bajos de los últimos comicios provinciales.
Pese a todo, el oficialismo logró quedarse con distritos clave, sosteniendo el control territorial. Pero el resultado mostró un fenómeno difícil de ignorar: la calle se enfría, la gente se aleja y el apoyo del electorado empieza a erosionarse.
La oposición, mientras tanto, se fragmenta: el peronismo orgánico quedó en segundo lugar con 57.812 votos, y emergieron nuevas fuerzas como el Partido Tercera Posición y ¡Viva la Libertad! ¡Carajo!, que empezaron a captar el voto desencantado.
Un vecino del barrio Jardín del Sur lo resumió con ironía: “Con los mismos de antes, el cambio no llegó. Solo cambiaron de camiseta”.
El mensaje es claro: Poggi ganó, pero su hegemonía no es incuestionable. Ganó con menos votos, menos entusiasmo y menos gente votando. La lapicera la tiene, pero el respaldo empieza a mostrar grietas.


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