El negocio perfecto de una clínica que cobra los tratamientos hechos en la salud pública
El Centro de Oncología Radiante tiene un equipo roto. Entonces deriva a los pacientes al Centro de Radioterapia provincial, donde hay un equipo de alta tecnología. La clínica privada cobra el tratamiento.
El negocio es perfectamente redondo para un centro asistencial privado de San Luis que desde hace más de un mes envía a sus pacientes al sistema de salud pública para que se realicen las pruebas oncológicas y deja en las flacas arcas estatales apenas un porcentaje mínimo de lo que cobra por el tratamiento.
La desazón se dibuja en la cara de cada empleado del Hospital Pediátrico ante un hecho que consideran injusto e injustificado en la salud pública. Por orden de las autoridades del Ministerio de Salud, los trabajadores tienen que atender a pacientes derivados del Centro de Oncología Radiante (CENOR) y observar el negociado impune que se trasluce detrás de cada atención.
El Cenor cobra el tratamiento al paciente sin hacer nada ya que tiene los equipamientos necesarios para la prueba rotos y en desusuo. Entonces, la clínica envía a los pacientes al sistema público y deja solo una parte mínima de la ganacia en el hospital. Las fuentes más generosas hablan de un 40 por ciento.
La situación lleva más de un mes en el Centro de Radioterapia de San Luis, donde tienen que atender a los derivados de la clínica para someterse a los análisis en un acelerador lineal de última generación que está en el establecimiento público ubicado en calle Héroes de Malvinas. Desde que tiene el suyo roto, el centro privado tomó la decisión de derivar a los pacientes a la Hospital Pediátrico, donde hay un aparato de características mucho más modernas del que posee la clínica.
Los tratamientos que Centro de Oncología Radiante cobra como si se hicieran en su clínica pero se realizan en el sistema público se hacen en un complejo equipo de primera generación para cuya utilización se capacitó al personal. Todas las fuentes consultadas valoraron la calidad técnica del equipo que está en la salud pública, instalado en 2019, y la capacitación del personal que trabaja en el acelerador. “Es una maquinaria muy compleja que requiere mucho conocimiento”, dijeron.
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