La vida, el piano y el triunfo de un puntano en Europa
Egresado de la Escuela de Bellas Artes, de la que nunca se olvida y donde dará el viernes un recital solidario, el artista recorre su vida y su carrera, que comenzó con un piano cartuchera.
Un piano cartuchera en el que esbozó sus primeras melodías fue el inicio de una historia musical que Martín Flores mantiene a sus 45 años, ahora radicado en Madrid, donde llegó en 2007 en búsqueda del crecimiento profesional y artístico. “De no ser por ese simple juguete probablemente mi historia musical nunca habría comenzado”, dice el artista, sentado en un bar del centro de San Luis, donde está de visita hasta el 27 de octubre.
Cada cuatro o cinco años, el pianista viene a la provincia para ver a su familia y mostrar algo de su talento. El viernes 24 de octubre a las 19, Martín dará un concierto solidario en la Escuela Secundaria de Arte, donde egresó hace muchos años, y donará la recaudación para el área Música del establecimiento. “Me llena de orgullo ver cómo la provincia crece y cómo apuesta por el arte. Ojalá muchos jóvenes puedan desarrollarse aquí, sin tener que buscar su futuro lejos”, dijo.
De padre sanjuanino y madre entrerriana que pasaron por la provincia y decidieron quedarse a formar su familia, Martín tiene cuatro hermanos con los que se crio en el Barrio Jardín San Luis. Otro punto de partida de su historia musical pudo haber llegado un día en la casa de su abuela, donde encontró una caja con discos de vinilo antiguos de Raphael, Julio Iglesias, Rocío Durcal, The Beatles, Cacho Castaña y Polaco Goyeneche y se pasaba las tardes con ellos, mientras sus amigos jugaban en la calle.
A los nueve años, Martín ya sacaba canciones de oído y a los diez recibió su primer órgano con el que tocó en un programa de radio que se convirtió en su primera experiencia en público.
Flores fue el ganador del concurso por los 400 años de San Luis y de inmediato comenzó a tocar en La Fontana, “un lugar emblemático”, y tiempo más tarde fue contratado como pianista en el Hotel Internacional Potrero de los Funes. Todavía iba a la Escuela Nº 7 Constancio C. Vigil de su barrio y se preparaba para la secundaria en la Escuela de Bellas Artes. “En paralelo, estudié en el Conservatorio Frédéric Chopin, donde me recibí de Profesor de Piano y de Teoría y Solfeo”.
Un recuerdo especial que tiene Martín fue cuando conoció a Ariel Ramírez, el eximio pianista que vino a San Luis y él fue a buscarlo al hotel para pedirle un autógrafo. “Me preguntó si sabía quién era y le respondí con toda la inocencia: “Sí, sos Ariel Ramírez… y quiero ser como vos cuando sea grande”, recordó.
De su paso por Córdoba, Flores recuerda su beca para estudiar Composición Musical y Dirección Orquestal y su trabajo como pianista en Patio Olmos y en el Jockey Club, como acompañante de cantantes populares. Su próximo paso fue Buenos Aires y de allí a España.
“Buscaba sentirme útil a través de la música. Al llegar, sentí que mi música encontraba otro aire, otro espacio. Pude llegar a más culturas, compartir escenarios con públicos diversos y mostrar la riqueza de la música argentina. Para mí, la música no es solo entretenimiento: es una herramienta que une, transmite raíces e historias”, dijo.
En España, el puntano tuvo dos caminos en paralelo: por un lado impulsó su carrera solista gracias a la que recorrió toda España y parte de Francia; y por otro creó junto al actor y director Sergio Sanz, “El Teatro del tango”, un proyecto cultural itinerante que busca llevar el tango a distintos rincones europeos. “No es solo un espectáculo –agregó el músico-, es una experiencia que une música en vivo, poesía y dramaturgia para transmitir la esencia profunda del tango argentino”. La próxima presentación es el 14 de noviembre en el Espacio Mistral.
Otra de las actividades que tiene Martín en España es la participación todos los años en las jornadas de piano organizadas por la Fundación María Callas y la Fundación Jesús Serra, dos instituciones muy reconocidas por su labor cultural y filantrópica. La primera promueve la difusión de la música clásica y del piano en espacios públicos, y la otra —ligada al Grupo Catalana Occidente— apoya a jóvenes talentos y eventos culturales en todo el país.
“En esas jornadas se instalan pianos en espacios icónicos de España para que cualquier persona pueda sentarse a tocar. Tengo el honor de inaugurar estos eventos con mi música y de colaborar activamente en su organización”, concluyó el puntano que además es parte de la fundación Arte que Alimenta, una organización cultural con base en España que promueve y difunde el arte en todas sus formas.
“Todo lo que he vivido fuera –sostuvo- no me hace sentir más que nadie. Al contrario: me recuerda de dónde vengo y por qué amo esta tierra. Cada vez que toco, hay un pedacito de San Luis conmigo.”


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