Les robaron un millón de pesos y les rompieron cinco televisores
"Me quiero ir. Ya no quiero vivir acá porque tengo miedo", dijo la dueña de la casa a la que entraron a saquear en el barrio Jardín del Sur.
Verónica construyó gran parte de su vida en su casa del barrio Jardín del Sur de Villa Mercedes. Ella y su familia invirtieron mucho allí y seguramente es un lugar en el que atesoran muchos recuerdos: es su hogar. Pero hoy, el miedo que le produce permanecer ahí es mucho más grande y le ha quitado hasta el sueño. Está presa del temor desde el martes, cuando uno o más delincuentes violentaron algunas aberturas de su vivienda, les revolvieron cada rincón, les rompieron cinco televisores y les robaron, entre otras pertenencias, un millón de pesos.
"No quiero estar más acá", es lo primero que le expresó la mujer a la periodista de El Diario, apenas la vio. Su familia tiene un quincho y ha pensado seriamente en tomar dos colchones y algunos muebles o artefactos que le hagan falta, y mudarse cuanto antes hacia allá, dijo.
"Tengo miedo y no me quiero quedar acá porque sé que (los ladrones) pueden volver", manifestó. Verónica lo decía porque hay "muchas cosas que se podrían haber llevado y no lo hicieron", como algunas bicicletas marca Venzo, una moto, pequeños electrodomésticos, un equipo de música y hasta un televisor que no estaba amurado y al que prefirieron romperle la pantalla.
El robo fue el martes, entre las 11 y las 13:30, en la vivienda ubicada en la manzana 6052. Un rato antes de las 11, Verónica se preparaba para ir a una reunión en la escuela a la que va una de sus hijas. "Yo me estaba por ir, pero, como no me arrancaba la camioneta por falta de batería, lo llamé a mi marido", relató.
Jorge llegó y, mientras cargaba la batería del vehículo, su esposa esperaba en la vereda, a la salida del garaje. En eso que aguardaba en la calle, pasó un hombre, quien tiene la costumbre de pedirles a los vecinos un cigarrillo todas las mañanas. "Muchachos, ¿tienen un cigarro?", les preguntó y le respondieron que no porque no fuman.
Después, con la camioneta lista, Verónica partió a la escuela y su esposo se quedó unos minutos más, hasta las 11:30. El hombre cerró todas las puertas de la vivienda y volvió a su trabajo.
A las 13:30, la mujer regresó a su domicilio. Apenas abrió la puerta de la cochera, vio abierta la puerta que conecta el garaje con el resto de la casa. Lo primero que pensó fue que su marido había olvidado cerrarla con llave, pero no fue así.
Apenas puso un pie en la habitación siguiente, notó el desorden y supo que habían entrado intrusos. La ropa de todos sus placares estaba en el suelo, el contenido de los otros muebles también estaba allí y las pantallas de sus cinco televisores tenían un agujero justo en su centro. Esos aparatos ya no sirven, solo les funciona el sonido. También hicieron lo mismo con el monitor de una computadora.
"Se llevaron unos ahorros que ponía en una mochila; también, la compu del gobierno, de las chicas; la netbook de mi nena más grande, y una tablet mía", repasó.
La víctima calcula que el o los delincuentes usaron las rejas que tiene un vecino para llegar hasta el techo de su casa por el frente. Luego, caminaron hacia el fondo, donde tienen un patio trasero, violentaron las rejas negras del dormitorio matrimonial y forzaron la puerta balcón, que es de aluminio y de vidrio repartido, como todas las otras de la vivienda. "Nunca pensé que fueran a entrar por acá, por la pared que tenemos en el patio, que es altísima", comentó. Esa pared mide alrededor de dos metros y medio.
"Vivimos acá desde que entregaron las casas del barrio, prácticamente, más de veinte años, y nunca nos habían robado. Es la primera vez y tengo esa sensación fea. Siento bulla y me pongo mal. Anoche no dormí. Las chicas durmieron las dos juntas y hoy se quedó mi marido toda la mañana, no fue a trabajar. Me quiero ir, aunque me lleve dos colchones porque tengo miedo", recalcó.


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