Por los robos reiterados, cerraron una despensa de más de 60 años

A pesar de que sus vecinos del barrio San Cayetano les insistieron para que no lo hicieran y que, incluso, se ofrecieron a “darles una mano”, Perla de Pascuales y su marido tomaron la decisión de bajar las persianas definitivamente del histórico almacén ubicado en Yapeyú y Soldado Puntano Desconocido, que ella heredó de su padre. “Es muy doloroso terminar una historia de más de 60 años por esto”, mencionó Perla. Es que nunca imaginaron que la historia del tradicional Don Paulino cerraría sus puertas definitivamente por la seguidilla de robos que sufrieron.

En el último, ocurrido el lunes 3 de junio, un delincuente forzó la puerta principal de acceso, rompió un vidrio y, desde afuera, hizo saltar un barral de seguridad allanándose así la entrada al local. Mientras estaba dentro, un vecino llamó a la Policía, que logró detenerlo en el interior del comercio. “Nosotros no vivimos aquí en esta propiedad y un vecino nos avisó que había Policía en la despensa. Cuando llegamos, no nos dejaban entrar porque lo tenían adentro. Se lo llevaron y yo cargué una balanza y una cafetera, porque la puerta había quedado medio rota y había que repararla”, relató Perla.

Vacío. Así quedó la despensa tras el robo sufrido hace diez días.

Pero eso no fue todo: luego de ser liberado unas horas más tarde, debido a que “no pudieron formularle cargos porque el robo no fue consumado”, el delincuente regresó con un cómplice y, aprovechando que la puerta ya estaba falseada, entraron nuevamente y se llevaron todo lo que pudieron. El resultado que lograron fue que el almacén quedara completamente vacío y sus propietarios, al borde de la desesperación.

Ya sin nada de mercadería en el salón y solo con los muebles relucientes de vacío, Perla y su marido se tomaron unos días para pensar. Hace una semana comenzaron a deslizar entre sus vecinos la decisión que tomarían. “Fue una pena cuando me dijeron que pensaban en cerrar. Yo traté de convencerlos. Sé que no tienen necesidad, que el negocio es más que todo para mantenerse activos, pero es totalmente injusto que un delincuente se cargue así una historia de décadas, de un comercio familiar, que ha sido ejemplo para los vecinos”, indicó Mucaco, un vecino que ayer acompañaba a los propietarios del comercio que heredaron de Paulino de Pascuales.

Ahora, Don Paulino ya forma parte de los recuerdos de los vecinos. En su cartel añejado por la intemperie se escribió una nueva línea: el día que Perla tuvo que cerrarlo por la inseguridad. Los dueños tomaron esa decisión porque hoy eligen “estar tranquilos”, a pesar de la tristeza que se visibiliza en sus ojos y se oye en su voz. “Mi padre nos crió a nosotras, mis nietos aprendieron a sumar y a restar en este mostrador. Son muchas cosas que se cruzan por la cabeza, pero no podemos seguir así. Tomamos la decisión de cerrar para estar tranquilos”, reflexionó Perla.

Ahora el barrio perdió dos vecinos ejemplares y un negocio que siempre estaba dispuesto a fiarles. "Se pierde todo. Es una lástima. Los delincuentes, libres y gente honesta teniendo que darse por vencida porque no hay respuestas de las autoridades. Esto antes no pasaba, ahora estamos a merced de gente que está esperando la mínima oportunidad para robarse todo", dijo Ayelén, otra vecina que ayer estaba en la esquina de Yapeyú y Soldado Puntano Desconocido, mostrando su apoyo a la familia De Pascuales.

Una nota que aún no tuvo respuesta

Los vecinos del barrio San Cayetano viven con gran preocupación la ola de robos y ataques que sufren desde principio de año.

Cansados de la situación, decidieron confeccionar una nota dirigida a la ministra de Seguridad, Nancy Sosa. 

"Desde enero a la fecha, han ocurrido más de 30 hechos delictivos con invasión a la propiedad y en la vía pública", reza la misiva firmada por más de 150 vecinos. Pero aún no hubo respuestas y los vecinos acumulan enojo.