SAN LUIS - Domingo 19 de Mayo de 2024

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Alarmas encendidas por el mal momento de la salud pública

Despidos de personal, paros y atención deficiente, el balance de los primeros 5 meses de la gestión Poggi. Abrumado por los problemas, el Gobierno no reacciona. Y la gente, a la espera de una atención digna, sufre. 

Por redacción
| 06 de mayo de 2024
En triste protesta. En vez de atender a sus pacientes, los médicos del "Ramón Carrillo" protestan por despidos. Foto: El Diario.

Faltan médicos, enfermeros, especialistas en diversas patologías, se le acumulan los pacientes en espera para cirugías, pretende recortar presupuestos como sea y por eso despide gente de uno u otro hospital, no tiene idea (o no quiere) de cómo comprar y distribuir medicamentos a personas con discapacidades o con cáncer y el “Ramón Carrillo” terminó siendo un centro médico de vanguardia que le quedó grandísimo. Todo eso y más aspectos negativos acumuló solo en 5 meses la gestión de Claudio Poggi al frente de la Provincia, en materia de salud pública.

 

Sin dudas es el área más sensible de cualquier gobierno. Administrarla con inteligencia, generosidad y sensibilidad es fundamental. Pero el actual jefe de Estado no puede, no quiere o no sabe hacerlo. Cualquiera de esas opciones pueden ser válidas. Y en cualquiera de las opciones reflejan su inutilidad. Y falta de cintura. Por eso, el balance es nocivo y ese resultado encendió las luces de alarmas.

 

Nunca San Luis, en las últimas décadas, había ostentado una salud pública tan vapuleada. Y mientras Poggi aburre con la cantinela de la “pesada herencia”, la gente padece.

 

Con una desubicada tijera y como buen contador público que de lo único que sabe es de números. “Deber y Haber”. Cortó presupuestos de forma alevosa y se llevó puesto cientos de puestos de trabajo de médicos, enfermeros, técnicos en distintas especialidades, administrativos, personal de maestranza y hasta los menús que le sirven hoy a los enfermos.

 

Profesionales excelsos en sus labores como cirujanos de tórax, diabetólogos y cardiólogos que prestaban servicio en el Hospital Central, se fueron hartos del manoseo y las revanchas de los médicos “poggistas” que eran compañeros y al asumir el nuevo gobernador tomaron puestos de mando y optaron por la “vendetta” contra aquellos que eran apolíticos.

 

Así empezaron las renuncias en el gran hospital. Y luego la carnicería de los despidos, más la payasada de prohibirles la entrada a quienes se han quedado en la calle.

 

En el Hospital de Salud Mental ya no hay medicamentos para los pacientes que en ningún momento pueden dejar de tomar sus remedios porque están en medio de tratamientos importantísimos para su bienestar. También se fueron psiquiatras y conseguir un turno con los pocos que quedan es una odisea.

 

En la Maternidad “Dra. Teresita Baigorria”, las persecuciones están a la orden del día. A aquellos que protestaron contra la falta de pago de compromisos ya adquiridos en paritarias, Poggi y sus “soldados” optaron por perseguirlos. Son obstetras, médicos clínicos, enfermeros y especialistas que reciben a las mujeres que darán a luz a niños puntanos. El conflicto sigue porque las huelgas continuarán.

 

 

Con los chicos, no

 

Entre todos los yerros, dimes, diretes, recortes fallidos y operaciones de prensa para intentar tapar la ineptitud, uno de los peores errores fue aplicar recortes al Hospital Pediátrico, que aún siguen. La semana pasada se alejaron el reconocido médico Gabriel Pujales y el doctor Cardetti dejó el Hospital “Madre Catalina Rodríguez”, de Villa de Merlo. Otro profesional que dejó la salud pública es Orlando Flores, médico de la UTI del Pediátrico. No le renovaron el contrato.

 

Y en Villa Mercedes lo mismo ocurre en el “Juan Domingo Perón”. Allí la desprolijidad es total. A un médico especializado en nariz, garganta y oídos lo echaron a través de un mensaje de texto vía celular.

 

“No hay plata” fue la excusa. Todos —Poggi a la cabeza— juegan a ser Milei y adoptan su frase. Tal vez estén convencidos de que ajustar de manera brutal en materia de salud los convierte en “estadistas”. Tal vez no reparen en que, del otro lado de ese lápiz rojo, hay gente. En los últimos boletines oficiales, el Gobierno publicó la contratación de tres o cuatro médicos, pero no alcanzan para suplir los 40 tercerizados menos que tiene la salud pública provincial. Parece un chiste, pero no lo es. Se trata de un político que está perdido, no sabe, no puede. Está aturdido y sin ideas para capear la crisis y sacar el barco adelante.

 

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