Como un hada madrina contemporánea y lookeada al estilo flow 2000, Lucas Mata es el encargado de stylear a las it girls del momento. Julieta Poggio, María Becerra y Sofi "La Reini" Gonet son algunas de las famosas que pasaron por sus manos y tacto para las telas, accesorios e ideas creativas.
De acompañar a su madre a comprar zapatos en Tucumán, hasta asistir a las mejores red carpets de Argentina, el sueño del creativo tuvo varias eras, como las que intenta recrear con los outfits de sus artistas. De modelo, pasando por productor de moda hasta el estilista más solicitado por la generación de influencers. Además, convencido de que hay lugar para todos, suma sus master class: hoy tiene la tercera, junto con aspirantes y estudiantes de moda.
―Sos de Tucumán. Tengo entendido que tu mamá era modista. ¿Cómo se vincula con tu elección profesional?
―Nací en Tucumán y me mudé a Buenos Aires hace cinco años. Vine a estudiar y con ganas de trabajar en el rubro de modelaje gráfico, pero se me complicaba por el tema de la altura. Siempre la moda estuvo presente en mi vida porque mi mamá es modista y desde muy chiquito, básicamente, como que me entrenó. Yo tenía diez años, ahorraba plata y ella me llevaba, me enseñaba a comprar y siempre me decía que mantenga la seguridad cuando elija las prendas, y que nunca dude. Cuando se iba a comprar zapatos yo lo amaba, iba y se los elegía. Todo empezó como un juego. Cuando me mudé, era de lookear a mis amigas, me armaba con mis amigos producciones exprés y todas las ideas las plasmaba en mí, yo era el modelo porque no conocía a nadie más. Después empecé a estudiar Producción de Moda y me recibí. Hoy por hoy, el estilismo es mi vocación, pero cada tanto produzco una campaña, me doy esos lujos.
―¿Cómo era el vínculo con tu mamá?
―Soy capricorniano, así que siempre estaba de chiquito en los detalles, me encaprichaba y era un fanático de lo monocromático y los conjuntos. Me gustaba verme de un mismo color siempre. Entonces, le pedía a mi mamá lo que quería y ella me lo cosía. Me acuerdo que cuando iba a los cumpleaños, iba absolutamente impecable, peinadito y estrenando ropa. No jugaba, claro, porque no quería ensuciarme. Entonces me quedaba ahí parado. Me divertía con los chicos, pero no iba a tirarme al piso, prefería quedarme derechito. Después, hasta hace como cinco años, antes de mudarme, ella me seguía haciendo cosas que le pedía.
―¿Notaste un cambio cultural referido a la moda entre las provincias?
―Sí, totalmente. Buenos Aires me dio una libertad de expresión completamente, partiendo desde la sexualidad hasta mi visión artística. Vine con una visión sobre el arte y no pasó ni un año y mi vida había cambiado completamente, porque la ciudad te brinda eso. Creo que el cambio cultural se nota extremadamente en la calle, en la cabeza de las personas, en la forma de ver las cosas y de respetar al otro también. En la moda, no sé si la diferencia está en la moda, porque Buenos Aires es el epicentro de la moda del país: están todas las fábricas textiles y salen al interior del país. No sé si es como diferencial en moda, pero sí en la expresión de la moda. Es sumamente distinto, más abarcativo y libre. A mí muchas veces me inspira la gente que veo en la calle; voy caminando y pasa alguien con un lookazo. Eso no me pasa mucho en Tucumán. Creo que el cambio radical es la expresión de la gente en la moda, hay mucho más juego.
―Tu idea era incursionar en el modelaje y después eso fue cambiando. ¿Es común esta versatilidad en un rubro que se ve bastante inaccesible?
―No sé si sea inaccesible, creo que es como todo rubro laboral: requiere perseverancia, disciplina, vocación y un poco también de tocar puertas. Está en cada persona hasta dónde quiere llegar, qué es lo que quiere hacer y cuánto está dispuesto a esforzarse día a día. Mis primeros pasos fueron en el programa "Corte y confección", y trabajaba de modelo gráfico. Es un rubro difícil porque está, todavía, muy estereotipado. No tenía mucha posibilidad de crecimiento, me rebotaban por la altura. Tiene esas cosas el rubro moda todavía y yo evito trasladarlo actualmente a mi trabajo, para hacerlo de una manera mucho más libre. Siempre digo que voy al contrario de todos, no sigo mucho las reglas, no soy un chabón old school, sino que mi misión y mi laburo en moda es un proceso de libertad, de cambios. Trato de romper un poco los estereotipos y de que eso se refleje también en mi laburo.
―¿Qué opinás de la fast fashion y que prendas de la alta costura, como los corsets, se hagan en serie?
―La persona a quien le gusta la moda y que tiene un paladar fino, hablando mal y pronto, se da cuenta de la diferencia. Claramente, hoy las cosas están mucho más industrializadas, podés conseguir corsets en todos lados. Soy muy fan y amante de las piezas de diseño, y las busco para mis clientas, en lo que se pueda. Banco la versatilidad de las personas que puedan encontrar algo más comercial y accesible económicamente, pero siento amor por las prendas de diseño, puede expresar mucho más que una que vas a comprar a un local. Tiene una cuota de amor y de dedicación también. Vero de la Canal es una gran referente de la corsetería, es una de mis diseñadoras favoritas, trabajo con mis clientas con ella y ahora estamos diseñando un vestido para una figura que va a estar en los Premios Gardel. En el primer desfile que tuve en "Corte y confección", ella me dijo que era muy histriónico y para mí eso fue increíble. El día de hoy, estar con ella, laburar y que confíen en mi visión es increíble. Así que respeto mucho esta convicción de ella de mantener prendas de diseño por más difícil que sea hoy por hoy.
―¿Cuál es tu mirada de reutilizar prendas o incluso reversionar?
―Banco y recurro mucho al upcycling. Hasta que no esté la última gota de esta vuelta dosmilera, no voy a dejar de usar prendas tuneadas y upcycling. También es muy importante a nivel ecológico poder seguir utilizando prendas vintage y que circule esa cuestión textil. Hay todo un detrás que quizás en lo masivo y comercial no se ve, pero hay un montón de emprendedores y diseñadores emergentes que se dedican a esto exclusivamente. Así como les pongo a mis artistas un Vero de la Canal auténtico, también uso un pantalón de un diseñador del interior. Trato de abarcar la moda desde todos los aspectos.
―¿Se mira a los diseñadores del interior?
―Sí, pero es bastante limitado porque a veces es difícil entrar. Incluso, es muy difícil porque desde el interior mismo hay mucha mirada literal de lo que se hace en Buenos Aires. A mí me toca en lo personal, claramente porque soy del interior, entonces siempre trato de incluir diseñadores de todo el país. Muchas cosas de Córdoba, de Rosario e intento también irme para el interior de la misma provincia de Buenos Aires. Hay un montón de diseñadores emergentes que hacen cosas muy buenas y trato de darles esa posibilidad. Es muy importante abrir un poco la visión. Hay muchos talentos dando vueltas.
―¿Hay un desafío de vestir a it girls del momento, como Julieta Poggio, y no subirse a las tendencias, sino crear nuevas?
―El desafío es la creatividad constante no solo con Juli, sino con cada persona que confía en mí. Como estilistas, tenemos que poder no subirnos a una tendencia muy colectiva. Intento en cada look, por más que sea un evento sencillo o algo muy masivo, mantener una historia en los looks de los artistas. En mi cabeza, cada uno tiene una era, entonces trato de construir creativamente la estética con base en eso. Por ejemplo, Juli ahora está muy inspirada en los 2000, en Britney Spears y Christina Aguilera; el desafío está en la dirección creativa, mantener un posicionamiento y alentar al artista a que se anime más. Es importante como estilista buscar level up y potenciar su estética.
―Vestir a artistas musicales como María Becerra ¿tiene un plus de teatralidad?
―Lo que más me gusta y a lo que apunto en lo profesional es a dedicarme a los artistas musicales. Es lo que más me apasiona, me inspira artísticamente y me permite jugar, porque tiene esto teatral y están más marcadas las eras vinculadas a sus lanzamientos musicales. Siempre que voy a armar un videoclip o lo que sea referido a un músico necesito escuchar la canción. Me tiene que transmitir algo al igual que el artista y fusionar ambas cosas. Si bien siempre en un cantante más pegado hay todo un equipo, una bajada de línea y un trabajo integral, pero te permite jugar ampliamente. Me gusta mucho hacer red carpets musicales porque siento que vale todo y que puedo jugar más.
―Sofi "La Reini" Gonet, a quien vestiste en algunas oportunidades, contó que una marca le mandó un vestido que la hacía sentir mal con su cuerpo y cómo esto la frustró. ¿Cómo es la parte humana y de contención en tu trabajo?
―Este caso de Sofi fue con una marca muy importante. Basado en mi visión profesional y personal, siempre digo que yo propongo, nunca impongo. Me siento muy responsable no solamente de potenciar la estética de un artista, entender su expresión y qué es lo que quiere exponer al mundo con la moda, sino con que hay esta parte de psicología muy importante de que se sienta cómodo. Que no solamente se vea lindo para la opinión ajena, sino que también se sienta lindo. Me ha pasado que por ahí hay decisiones mías que no los favorecen e intento, con toda la empatía del mundo, buscar la comunicación para poder expresarlo y que el artista entienda que quizás yo me equivoqué y que ahora vamos a ir por otro lado. O viceversa: quizás hay decisiones del artista, porque esto es un feedback, que técnicamente no le van a favorecer. Intento buscar las herramientas que estén basadas en la empatía y la comunicación para poder llegar a un punto en que ellos se sientan bien. Nunca impondría un vestido que quede mal. Si se hizo un gasto extremo y no hay otra prenda, se puede solucionar después, stylear de alguna manera que la persona se sienta cómoda. Hay que ser resolutivos y eso también implica buscar constantemente la comodidad de nuestra figura. Lo que le pasó a Sofi fue un caso un poco lamentable, la verdad, pero desde mi lado es nunca imponer, siempre proponer y con base en eso, establecer un vínculo comunicacional con el artista que ya después es productivo y da un resultado óptimo para todos.
―Moda masculina: se vio hace poco en la Met Gala, aún no hay una naturalización de vestuarios que salgan de lo clásico, como el traje.
―Mi pasión está en la moda femenina, pero hay un desafío profesional que es buscar la versatilidad, que en este momento está puesta en vestir hombres y mujeres. En una visión muy general, el hombre todavía no se atreve. En la Met Gala, me parecieron aburridísimos la mayoría de los hombres. Hay excepciones como Bad Bunny, quien siempre se la juega, pero de ahí en más siempre se lleva lo mismo. En un plano profesional, cuando trabajo con hombres trato de investigar y de ver que sea alguien que se anime. Les propongo y a veces todo lo que es nuevo te desafía, y lo que sale del confort da un poco de miedo, pero se terminan animando o entramos en una negociación y al final se liberan de esa estructuración. Hay que buscar este mensaje de que el hombre no se contiene más y, a su vez, mostrar la esencia de cada uno. Si no, es aburrido recaer siempre en lo mismo; se puede ser clásico y fashionista.
―¿Hay algo generacional en tus elecciones de a quién vestir?
―Es una búsqueda y una atracción inconsciente que se hace por, primero, mi edad y, segundo, es lo que yo busco también. Me satisface artísticamente trabajar con artistas emergentes o que quizás ya vienen con una trayectoria musical, pero que no están inmersos en el mundo del estilismo. Empezar de cero el acompañamiento de crear una identidad me apasiona mucho, por eso también es que me baso y me despliego en este plano más de mi edad y joven. He pasado por otras generaciones, pero mi diversión está en que sean de mi generación. Veo un desarrollo profesional de que la gente me identifique por ser estilista de personajes del momento, it girls, y de ir a la intendencia de artistas.
―Estás dando clases, me imagino que te llegan muchos porfolios de chicos jóvenes.
―Sí. Hay lugar para todos en la industria, no hay límite de edad y está bueno contar e inspirar a la gente, puntualmente del interior, que realmente pueden meterse en el ambiente, entre comillas, a trabajar de la moda. Me mandan muchos mensajes estudiantes, más que nada. Trato de leerlos, contestarles y motivarlos. Estoy haciendo varias master class y voy a incorporar ayudantes universitarios también, como para dar un poco de lugar a la integración.


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