Entre platos y pantallas
Redes sociales y la televisión con un foco, el peso. No se habla de cuerpos ajenos, pero sí de cómo alimentar el propio.
Abrir Tik Tok y encontrarse a una nutricionista que simula una reunión con una amiga en la que lleva facturas, sirve solo una, la parte a la mitad y le dice a su compañera “comamos media cada una y si nos quedamos con hambre, traemos más”. Cerrar la app, prender la televisión para encontrar una nueva temporada de “Cuestión de peso” con el clásico graft “Camila es adicta a la manteca”; charlar con un conocido y que diga “empecé a hacer ayuno intermitente”. Aunque el lema “no se opina de cuerpos ajenos” está cada vez más presente, versiones de cómo cuidarlos, alimentarlos y, sobre todo, saciarlos están por todos lados.
En una sociedad consumista los límites se borran también en el plano de la alimentación; grupos que consumen en exceso y otros que, inmiscuidos en el término fit, llegan a vetar alimentos que en su justa medida son buenos y hasta necesarios. La clave, según los especialistas, es saber aplicar el disfrute a la ecuación.
“Si yo llevo una alimentación que la disfrute, aparte de que sea saludable, hace que esta relación se vuelva más llevadera. Que haya variedad de alimentos y de platos evita caer en esto de pensar que comer sano es la ensaladita de lechuga y tomate. Tampoco hay que demonizar comidas si yo tengo un evento y va a haber pizza, empanadas o asado, lo voy a poder comer y disfrutar y no verlo como que está prohibido. El equilibrio está en no depender, por ejemplo, de diariamente comer un chocolate para gratificarme al final del día. Si bien el alimento va a estar en un momento de placer, como una reunión de amigos, no hay que asociarlo como la única forma de obtener esta sensación agradable”, detalló la nutricionista Nadia Hrycyk, fundadora de “Servicios saludables“ e influencer.
Otra de las consecuencias de la sobreinformación es una avalancha de consultas nutricionales por el SIBO, la mal llamada enfermedad de los influencers. Se hicieron virales mujeres que difundieron imágenes del antes y después de ser medicadas para esta condición y cómo sus estómagos se desinflamaron. Pero, ¿de qué se trata?
SIBO o sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado, refiere a un exceso de bacterias que provoca inflamación y síntomas digestivos como hinchazón y gases. El tratamiento implica antibióticos y una dieta estricta bajo supervisión de un gastroenterólogo y un nutricionista especializado. Esta dieta excluye alimentos que fermentan en el intestino, como trigo, cebada, centeno, lactosa, fructosa, pera, manzana, ajo y cebolla. Después del tratamiento con antibióticos, se introducen probióticos para restaurar el equilibrio bacteriano.
“Se repite mucho en las redes sociales la preocupación sobre tener SIBO. Los principales síntomas incluyen inflamación, hinchazón, gas, dolor abdominal y problemas para asimilar nutrientes, vitaminas y minerales. A menudo, estos síntomas se confunden con los del síndrome del intestino irritable u otras enfermedades que generan efectos similares. Es importante realizar pruebas específicas, como la prueba de aliento, para obtener un diagnóstico preciso y poder iniciar el tratamiento adecuado”, explicó la especialista.
Otro de los mitos que se va desterrando es el que sostiene al desayuno como la comida más importante del día. De la tostada de pan integral con mermelada light y el café con leche, descremada por supuesto, al ayuno intermitente. Aunque muchos lo hacen con la creencia de que sirve para bajar de peso su mayor objetivo es el reposo digestivo.
“El ayuno intermitente no está relacionado directamente con el descenso de peso, pero sí influye en el caso del ayuno de las doce horas, que es el que más recomendamos. Uno lo hace durmiendo y el objetivo es cenar más temprano, pero no hacer esos tirones, como en caso de quienes lo hacen por 16 horas, que comen recién a la una o dos de la tarde, porque no es para todo el mundo. El de doce horas es ideal para implementarlo, no es que nos va a ayudar a bajar de peso, porque eso depende de lo que comamos en las horas que no estamos en ayunas, pero sí al cenar temprano nos vamos a ir a dormir mejor y en ese período no va a haber picos de azúcar en sangre, lo que aumenta la glucemia y eso hace que se active la insulina que es la que genera depósitos de grasa”, desarrolló.
Cuestión de cambiar
Con una versión que prometía ser renovada, y no enfocarse en el peso de los participantes sino en fomentar hábitos saludables, este mes comenzó la nueva temporada de “Cuestión de peso”. Sin embargo, pocos minutos tardaron en subir a los participantes a una balanza, para que luego el doctor Alberto Cormillot y su equipo, integrado por su familia, les dijeran a los participantes su primer objetivo: bajar cierta cantidad de kilos.
El segundo programa ofreció un panorama de “el último permitido”, una imagen llena de desborde y que mostraba a los participantes junto a platos abundantes y comiendo de forma desmedida. El concepto del permitido es algo que se instaló con el reality y que los nutricionistas actualmente luchan por desterrar, no hay nada prohibido y por ende, nada aprobado, para comer.
“Se puede disfrutar de un alimento que no está en el día a día y no verlo como prohibido. No pasa por tomarlo como permitido sino por no necesitar un alimento que me dé felicidad o que me gratifique. No hay que hacer dietas tampoco sino tratar de llevar una rutina de comidas saludables y si tengo ganas o voy a un evento social poder servirme lo que haya con libertad”, resumió la nutricionista.


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