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Una familia de Unión produce 150 mil kilos de miel para exportar

La familia Parra se radicó en el Departamento Pedernera en 1997 con mil unidades productivas. Crecieron con el servicio de polinización en plantaciones de frutales de Mendoza y tienen una moderna sala de extracción.

Por Roberto Vinuesa
| 04 de febrero de 2024
Equipos propios. Los Parra tiene dos camiones que les permiten trasladar a los mejores lugares y en el momento oportuno sus colmenas. Fotos: Gentileza

José Reinaldo Parra comenzó a producir miel con mil colmenas en 1997 en la provincia de Buenos Aires, lo hizo junto a su familia. Pocos meses después las trasladaron a Unión en busca de mejores floraciones. Hasta 2002 viajaban al sur de San Luis para atender la producción. Pero al estar en un lugar fijo, la zafra era despareja, por eso decidieron en 2013, cuando tomó el mando del proyecto su hijo Juan José, adoptar la modalidad de trashumancia.

 

El primer año llevaron, con dos camiones propios, las colmenas a plantaciones de frutales de Mendoza para asegurar polinización.

 

Hoy producen 150 mil kilos por campaña: “Todo viene de muchos años atrás porque el que empezó con las colmenas fue mi viejo en un pueblo que pertenece al Partido Olímpico, en Buenos Aires; empezó a agarrar enjambres y de esa manera fue creciendo con la apicultura, él la tenía como segunda actividad, ya que era empleado de un contratista para siembra y cosecha”, contó Juan José Parra.

 

Cuando alcanzaron las mil colmenas decidieron dedicarse de lleno a la apicultura y ahí es donde tomaron la decisión de mudarse a Unión, debido a que en la zona en la que estaban se sembraba mucha soja, un cultivo al que la abeja no le saca provecho.

 

“Del 97 hasta el 2002, viajaba al sur de San Luis para atender las colmenas y se volvía para el pueblo. Pero después de una temporada de muy bajo rendimiento, mi padre tomó la decisión de venirse a vivir con todo el grupo familiar y ya quedarnos definitivamente acá”, recordó.

 

 Galpón propio. Juan Reinaldo Parra supervisa personalmente el acopio de miel en tambores reglamentarios.

 

 

Los rindes no eran muy buenos porque las abejas estaban fijas en un solo lugar y fue entonces que en 2013 tomaron la decisión de que Juan José se hiciera cargo del negocio: “Desde ese momento hasta hoy es como que comienza otra historia con la apicultura porque vimos otra forma de producir basada en la trashumancia, con temporadas en frutales y montes de algarrobo en Mendoza y en el sur de San Luis, donde empezamos a tener muy buenos rindes, así empezamos a crecer”.

 

 

Uno de los problemas graves que sigue afrontando esta actividad son las fumigaciones aéreas. Recientemente los Parra perdieron 150 colmenas por ese motivo en la zona de Unión.

 

También le pusieron fichas a la calidad de las colmenas y con todas las mejoras hoy cuentan con 5.200.

 

Don Parra, que tiene 73 años, es el encargado del galpón donde cada temporada hacen la extracción de miel y las tareas de mantenimiento durante el invierno.

 

“Nora Cardoso es mi mamá y su apoyo fue clave para sostener la actividad en años malos, donde no lográbamos buenos rindes. Ella proporcionaba los ingresos necesarios para mantener las colmenas y la familia”, valoró Juan José.

 

Quien actualmente cumple otro rol importante en la organización es Alejandra, su pareja, que lleva adelante la parte administrativa.

 

La estrategia fue buscar diferentes zonas para alternar hasta que estuvieran las floraciones en el sur de San Luis, que “por suerte es una de las zonas más ganaderas del país y por eso funciona bien con la apicultura, porque se siembran muchas pasturas y alfalfas, que es donde la abeja extrae mucho néctar.

 

 

5.200: Son las colmenas que la familia Parra posee actualmente en Unión y que a través de un método de trashumancia distribuyen entre campos de San Luis, Mendoza y Córdoba para brindar el servicio de polinizacion.

 

“Hemos ido probando diferentes zonas con floración de algarrobos. Empezamos con Mendoza, después hicimos mucho en el norte de San Luis, Candelaria. Hasta hoy que encontramos el lugar justo que es Cruz del Eje, Córdoba, porque nos ha dado una estabilidad en cuanto a los porcentajes de miel, ya que tiene mucho algarrobo y mistol que nos entrega un piso de 20 kilos de miel por colmena”, describió el apicultor.

 

La temporada de los Parra arranca cada año en agosto con el traslado de colmenas a Mendoza para la polinización de los frutales, que les ayuda a crecer y a desarrollar colmenas.

 

“De ahí hacemos una selección de colmenas. Elegimos las mejores con reinas nuevas y buena población, que son las que llevamos al norte de Córdoba. Y después volvemos a Unión a las alfalfas. Y hace un par de años que arrancamos a hacer polinizaciones a semilleras de girasol, donde nos pagan para realizar ese servicio”, indicó.

 

 Sin miedo. Juan José Parra tiene una relación amigable con las abejas a partir de sus buenas prácticas.

 

 

Hace dos años que construyen la sala de extracción en un galpón, donde albergan las máquinas de acero inoxidable. La terminación se demoró por la gran sequía del año pasado, una de las más duras  de los últimos años.

 

Las máquinas de extracción permiten sacar un promedio de 15 mil kilos de miel en el día.

 

La producción varía mucho según los años: “Hemos tenido promedios de hasta 100 kilos por colmena; el año pasado fue cuando menos miel logramos, con 20 kilos; ahora estamos en plena temporada y llevamos más o menos en producción 150 mil kilos y si  todavía el clima nos acompaña, con buenas condiciones de lluvia, más temperaturas cálidas, sin heladas en los primeros días de marzo, podemos llegar a sacar el doble y un poco más también, de la producción que tenemos actualmente”.

 

A la miel la comercializan con la firma Nesco, una exportadora a la que llegan a través de Fernando y Hernán Botaro, la cara visible de la empresa en la zona de La Pampa y fue quien nos “ayudó un montón en nuestro crecimiento”.

 

“En cuanto empezamos con está actividad, ellos apostaron a nuestro laburo, porque sin ellos capaz que la historia hubiese sido otra”, destacó Juan José.

 

Uno de los problemas graves que sigue afrontando esta actividad son las fumigaciones. “Desde la época de mi viejo hasta acá venimos sufriendo pérdidas de colmenas en buena cantidad. En los comienzos supimos perder hasta 400. No hace más de una semana tuvimos un colmenar de 150 que sufrió la fumigación de un lote que estaba cercano a las colmenas. Lo perdimos todo porque las aplicaciones son aéreas y dejan un desastre ya que directamente las mata”.

 

 Parra también criticó la falta de políticas para el sector, ya que la apicultura es una actividad regional y carecen de las herramientas necesarias para el crecimiento.

 

“Todo lo que logra el apicultor es con sacrificio, es de la única manera que se logran cosas, esto es muy a pulmón”, se lamentó. Es triste que esto ocurra ya que la apicultura es una actividad que le deja un ingreso interesante al país, exporta más del 90% de la miel que se produce en Argentina y la calidad está entre las mejores a nivel mundial.

 

Aparte del rédito económico que deja tanto para el apicultor y para todo el resto de la cadena, la abeja es declarada el ser más importante del planeta por todo el trabajo que hace en cuanto a la polinización. “Esta actividad necesita reconocimiento para que los apicultores puedan seguir trabajando y dándole la importancia que amerita este noble oficio”, reflexionó el productor, que tiene once empleados trabajando actualmente.

 

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